Bouhanni goza tras su operación de miopía y ahora sí ve el momento clave en los esprints

La octava etapa, la más larga de esta edición con 207 kilómetros, estaba marcada en rojo en el libro de ruta de los esprinters. Se trataba de una de las pocas oportunidades que van a tener los hombres rápidos del pelotón en la Vuelta y no podían desaprovecharla. Los abanicos en el tramo final del recorrido añadieron una toque de picante a la maratoniana etapa pero al final, sin diferencia entre los principales favoritos, la lógica se impuso y los velocistas se jugaron el triunfo en la meta de Albacete. El KO fue para el esprinter boxeador Nacer Bouhanni, quien tras una pequeña reunión de los jueces -la queja de Orica por una maniobra del francés en los metros finales provocó el conclave de los comisarios- se adjudicó su segundo entorchado en la ronda española.

Bouhanni, que lleva un año de ensueño con 11 victorias -las mismas que en toda la temporada pasada-, empieza a ver los esprints con claridad. Su madurez es un motivo de esta mejoría, pero también su operación de miopía del pasado invierno, como revelaba -entre otras muchas confidencias- la bala francesa del FDJ a Ainara Hernando en el número de junio de Ciclismo a Fondo. "Tenía un 7/10 en cada ojo y me he tenido que operar a finales de 2013. Mi vista se había convertido en un problema y me estaba haciendo cometer errores en los esprints. A menudo saltaba demasiado pronto porque no distinguía bien la línea de meta, no veía bien de lejos y era incapaz de llevar lentillas o gafas, necesitaba la intervención quirúrgica. Ahora me siento mucho más tranquilo en las llegadas al esprint". Los números hablan por sí solos.

El velocista galo se ha ganado a pulso ser una de las referencias del pelotón en las llegadas masivas, aunque para ello haya tenido que ganarse su hueco con unas formas, llamémoslas, un poco abruptas. En el Tour de Turquía de 2011, cuando apenas contaba con 21 años, fue desplazado mediante un manotazo en un esprint por el mismísimo Alessandro Petacchi. Bouhanni no pudo disputar esa victoria y eso le enfureció. "Cuando llegamos al hotel, fui a su habitación y llame a la puerta. Cuando abrió le pedí que no volviera a hacer eso nunca más. O si no, le mataría", confesó el actual ciclista de la Francaise des Jeux, aunque la próxima temporada defenderá los intereses del Cofidis tras dirimir una intensa batalla interna con Arnaud Demare, el otro llegador del equipo de Madiot, y que ha desencadenado la huida de Nacer.

El ganador de este sábadoen Albacete es de origen argelino y musulmán, con la peculiaridad que eso conlleva. No come carne y en los habituallamientos su bolsa es diferente porque sus bocadillos suelen ser de atún y nunca de jamón. "No rezo cinco veces al día, pero soy musulmán e intento respetar las tradiciones", se leía en las páginbas de CAF. Sin embargo, una tradición que sí rompió Bouhanni fue su casamiento. "Estaba todo acordado. Los musulmanes debemos casarnos a una edad temprana, pero a pocos días del enlace me di cuenta que eso no es lo que yo quería".

Nacer ha sido desde siempre un joven con las ideas claras, aunque para llegar al ciclismo haya pasado por el boxeo, deporte que aún practica en invierno, y el ciclocross. De hecho, cuando trabajaba como gendarme no dudó en abandonar su trabajo para centrarse en la bicicleta. Una decisión que le ha llevado hasta el día de hoy, donde ha negociado un suculento contrato con su nuevo equipo y presume de ser uno de los mejores velocistas del presente y del futuro. Ahora, con dos etapas en el zurrón, llegan días tranquilos para el francés, ya que en la llegada en alto a Valdelinares, la crono de Borja y el final en el alto de san Miguel de Aralar no se espera que Nacer aparezca mucho en la retransmisión televisiva.