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Adrien Niyonshuti, el superviviente 'tutsi' que hizo historia en el ciclismo negro
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Adrien Niyonshuti, el superviviente 'tutsi' que hizo historia en el ciclismo negro

Este ciclista de Ruanda sobrevivió a la matanza de los 'hutus' de los años 90 y fue el primer ciclista negro en correr en torneos en ciclismo de montaña

Foto: Adrien Niyonshuti, saliendo en una contrarreloj (Cordon Press).
Adrien Niyonshuti, saliendo en una contrarreloj (Cordon Press).

Cuando hablamos de genocidio, es imposible que lo primero que se nos venga a la mente no sea la matanza de judíos por parte de la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Aquello parece lejano, algo que sólo podía suceder en una época de guerras y destrucción que precisamente aquel conflicto planetario pareció poner fin. Nunca un siglo supuso tantas muertes humanas como el XX, pero no sólo por lo sucedido en campos de concentración como el de Auschwitz. Miles de personas, millones más bien, fueron asesinadas por sus propios compatriotas pormotivos de racismo. Y una de las matanzas más terribles de la historia ocurrió en el pequeño país de Ruanda.

Pero un niño muy afortunado fue uno de aquellos que escapó a los machetes de los ‘hutus’, la teórica ‘raza’ que masacró a los ‘tutsis’ en 1994. Ese niño se llama Adrien Niyonshuti, que tenía apenas 7 años cuando los hutus tomaron el poder e intentaron exterminar de manera indiscriminada a sus ‘hermanos’ tutsis. Pocas personas como Niyonshuti pueden contar cómo se vive en las carnes propias de uno mismo una masacre como aquella que sufrió su gente, su país… su familia. Y cuando decimos que Adrien tuvo suerte, no lo decimos por decir: seis de sus hermanos fueron asesinados.

Veinte años han pasado de aquellos días en los que la tierra húmeda y fértil de Ruanda se tiñó de rojo sangre, y desde entonces, Adrien Niyonshuti encontró en la bicicleta su vía de escape, la forma de olvidar lo que tuvo que sufrir cuando apenas era consciente de lo que sucedía a su alrededor. Mucho tiempo transcurrió hasta que un día, un estadounidense llegó a Ruanda a regañadientes para ver si era factible crear en aquel país un equipo de ciclismo. No había ni la más mínima infraestructura para ello, ni siquiera bicis de buen nivel. Fue entonces cuando la bicicleta de madera de una sola velocidad que movía Adrien con sus pedaladas llamó la atención de Jock Boyer.

Jock llegó a Ruanda por ‘culpa’ del promotor Tom Ritchey, quien le dijo de promover el ciclismo en aquel lugar tan masacrado. La respuesta de Jock fue: “como soy el único que no tiene vida propia, lo haré”. Claro, su idea era crear las estructuras y poner las bases para crear el Team Ruanda y según su idea principal, estaría en Ruanda apenas dos meses. Eso sucedió en 2006 y todavía hoy, Jock Boyer sigue en Ruanda. Sólo hay cuatro personas que dirijan ese equipo, pero funciona, y funciona bien. Tan bien, que uno de sus corredores, aquel que impresionó a Jock, defenderá los colores azul, dorado y verde de la bandera de Ruanda en los Juegos de la Commonwealth.

Según Kimberly Coats, una de los cuatro miembros que dirigen la institución ciclista de Ruanda, su éxito es “ser capaz de mantener la estructura en el lugar mucho tiempo después de que nos hayamos ido. Ahora Ruanda organiza sus propios eventos y carreras y el ciclismo se ha convertido en el principal deporte del país, sobre todo después de que Adrien vaya a los Juegos”. Pero quieren ir más allá, Kimberly, Jock, Tom y Adrien esperan que dejen de conocerlos por los del “genocidio”. “Adrien quiere dejar de hablar del pasado. Está harto de las preguntas tipo ¿cuántos de tus familiares murieron? ¿Cómo fue vivir la época del genocidio? Lo único que quiere es que le hablen de lo que ha hecho el ciclismo por su país”.

La idea es que el trabajo conseguido por este grupo de personas no se quede sólo en Ruanda. El país centroafricano fue sólo el inicio de una expansión del ciclismo por toda África, del crecimiento de los valores deportivos en el continente negro. “Estamos trabajando en Eritrea y estamos luchando por pasar más tiempo también en Etiopía, que tiene una estructura mucho más avanzada de la que tenía Ruanda cuando llegamos, así que tenemos ilusión con llevar a dos ciclistas de montaña a los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro”. El éxito de esta organización está casi garantizado: la demostración es el propio Niyonshuti, primer ciclista negro en participar en competiciones internacionales en ciclismo de montaña y el primer ruandés que participó en una carrera de ciclismo en ruta europea.

Su próximo objetivo, el 3 de agosto, la carrera de ciclismo en ruta de los Juegos de la Commonwealth… donde se encontrará con Mark Cavendish, entre otros. Tan impresionante es su historia, que un documental llamado Rising from ashes (‘Alzarse de las cenizas’) sobre su vida y su carrera fue seleccionado por siete festivales internacionales y lanzado en todo el mundo en 2012.

Cuando hablamos de genocidio, es imposible que lo primero que se nos venga a la mente no sea la matanza de judíos por parte de la Alemania nazi durante la Segunda Guerra Mundial. Aquello parece lejano, algo que sólo podía suceder en una época de guerras y destrucción que precisamente aquel conflicto planetario pareció poner fin. Nunca un siglo supuso tantas muertes humanas como el XX, pero no sólo por lo sucedido en campos de concentración como el de Auschwitz. Miles de personas, millones más bien, fueron asesinadas por sus propios compatriotas pormotivos de racismo. Y una de las matanzas más terribles de la historia ocurrió en el pequeño país de Ruanda.

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