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Días de amanecer rosa en Cómbita, capital del ciclismo en honor a Nairo Quintana
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La localidad del líder del Giro es una fiesta

Días de amanecer rosa en Cómbita, capital del ciclismo en honor a Nairo Quintana

Un pueblo de poco más de 12.000 habitantes vive enfervorecido por las gestas de un vecino vestido de rosa que está a punto de llevar el Giro a Colombia

Foto: Pantalla gigante instalada en Cómbita durante el Tour de Francia 2013. (ElTiempo.com).
Pantalla gigante instalada en Cómbita durante el Tour de Francia 2013. (ElTiempo.com).

En el centro del departamento de Boyacá, al norte de Colombia y a más de 3.000 metros de altura, se sitúa Cómbita, una pequeña de poco más de 12.000 habitantes que estos días se alimenta de las hazañas sobre la bicicleta de Nairo Quintana, su vecino más ilustre. El pasado martes, cuando el héroe local ganaba la etapa en Val Martello y se vestía con la ‘maglia’ rosa de líder, el pueblo entero y sus alrededores se inundaron de algarabía y una felicidad contagiosa.

Desde entonces en Cómbita se vive en una fiesta permanente y desde entonces los amaneceres –existen siete horas menos de diferencia entre Colombia e Italia- se tiñen de rosa, del mismo color que de pies a cabeza viste Nairo a más de 9.000 kilómetros de distancia. La euforia desatada de ver a su paisano como el primer colombiano en ganar el Giro de Italia es tal que hasta el párroco de Tunja –la capital de Boyaca y ciudad que dista ocho kilómetros de Cómbita- dedica unas palabras a Nairo en la misa diaria.

El alcalde del municipio ha querido que sus paisanos no se pierdan ni un solo segundo de las gestas de Quintana y con la ayuda de Movistar ha instalado dos pantallas gigantes en el pueblo para seguir la retransmisión de las etapas. Una de ellas junto a la tienda de alimentación que regentan Eloisa y Luis, los padres del héroe local. Allí, en una explanada donde apenas caben unos cientos de personas, se llegan a agolpar miles de seguidores enfervorizados que vestidos de rosa alientan desde la distancia a su ídolo. La misma explanada donde durante estos días paran muchos autobuses que hacen viajes de ida y vuelta entre Tunja y Bucaramanga –una de las principales capitales del norte del país- y que se avituallan en la tienda de la familia Quintana Rojas para poder saludar a los padres del ídolo local y nacional.

Una situación parecida a la que vivieron el pasado año en el mes de julio cuando el menudo ‘escarabajo’ del equipo Movistar fue segundo en el Tour de Francia tras Chris Froome, pero esta vez multiplicado por más y teñido de rosa. Porque Nairo ha puesto de moda el rosa en Cómbita y sus alrededores. Hasta las ruanas de lana, la prenda típica de la zona que se utiliza para abrigarse del frío que suele asomar a esos 3.000 metros de altitud, se tiñen del mismo color que la ‘maglia’ que porta Quintana. Sin embargo, muchos visitantes se llevan la sorpresa de que en Cómbita no están ni Eloisa ni Luis porque desde hace unos días han viajado a Europa para acompañar a su hijo en esta especial aventura.

Cuando Nairo cruza la línea de meta y la actividad en Cómbita recobra su pulso, los pequeños que sueñan con ser los Quintanas del futuro se suben a sus bicicletas –la mayoría modestas y pesadas- e intentan emular a su héroe camino de la escuela. La ‘nairomanía’ entre los más pequeños es de tal magnitud, que cuando no tienen que ir al colegio no dudan en arañar las montañas con sus ‘hierros’ como hacía el actual líder del Giro cuando decidió ser ciclista. Ever y Pedro, dos vecinos de la familia Quintana, son el perfecto ejemplo del efecto Nairo en el pueblo. El primero de 13 años y el segundo de 14, ambos menudos, de ojos negros, piel cobriza y pelo áspero, tienen las ideas muy claras y les dicen a sus padres un día sí y otro también: “Papá, de mayor quiero ser como Nairo”.

Vestidos de azul y verde –los colores del Movistar-, con los guantes que les regaló el propio Quintana antes de partir a Europa para seguir conquistando el planeta bici, se echan a la carretera y copian en lo que pueden los entrenamientos de su ídolo. Porque Pedro se sabe de memoria los recorridos que hace Quintana cuando entrena por la zona. Cada subida, cada pueblo por que pasa, hasta los metros de desnivel que hace a diario su ídolo. En ellos, Eloisa Rojas, la madre de Nairo, ve la misma obstinación por cumplir sus sueños que tenía su hijo y por eso les apoya en todo lo que puede. Hasta le consiguió una bici nueva a Ever cuando a éste se le rompió la suya y ya no tenía en que montar.

Así vive Cómbita su semana de pasión: contando las horas para ver a su Nairo en lo más alto del podio de Trieste como el primer colombiano ganador del Giro de Italia, todos ataviados con sus ruanas o sus prendas del mismo color que el líder de la ‘corsa’ rosa y disfrutando de una amanecer de fiesta y algarabía por ser la capital del ciclismo del presente y del futuro, ya que en Cómbita, un municipio ganadero y agrícola, los ‘nairitos’ crecen silvestres.

En el centro del departamento de Boyacá, al norte de Colombia y a más de 3.000 metros de altura, se sitúa Cómbita, una pequeña de poco más de 12.000 habitantes que estos días se alimenta de las hazañas sobre la bicicleta de Nairo Quintana, su vecino más ilustre. El pasado martes, cuando el héroe local ganaba la etapa en Val Martello y se vestía con la ‘maglia’ rosa de líder, el pueblo entero y sus alrededores se inundaron de algarabía y una felicidad contagiosa.

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