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Michael Rogers se reencuentra con el cielo tras meses en el infierno del clembuterol
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GANÓ LA ETAPA Y SE OLVIDÓ DE SU POSITIVO

Michael Rogers se reencuentra con el cielo tras meses en el infierno del clembuterol

Rogers cruzaba la meta liberando el sufrimiento de los últimos seis meses. La UCI le suspendió y el Saxo le apartó después de un positivo por clembuterol

Foto: Michael Rogers celebra en el podio la victoria conseguida en la undécima etapa (Efe).
Michael Rogers celebra en el podio la victoria conseguida en la undécima etapa (Efe).

Estallido de felicidad en la llegada a Savona. El australiano Michael Rogers cruzaba la meta de la undécima etapa liberando consigo el sufrimiento de los últimos seis meses. No es la primera vez y, probablemente, no será la última que el australiano logre un triunfo parcial. Sin embargo, pocos como él saben lo que es regresar a las alturas tras meses en el infierno.

Michael Rogers cerró la campaña 2013 realizando una gira asiática con el Tour de Pekín y la Japan Cup como destinos. Se llevó la victoria en esta última y comenzó su pesadilla: positivo por clembuterol. La UCI lo suspendía cautelarmente y su equipo, el Saxon-Tinkoff, le apartaba de la disciplina hasta que se comprobasen los hechos del resultado anómalo.

El ciclista australiano denunció una contaminación alimenticia por haber consumido carne -la misma teoría que no sirvió para exculpar a su compañero de equipo Alberto Contador años antes- durante su estancia en China. De su defensa dependía el continuar o no en el mundo del ciclismo porque a sus 34 años una sanción le hubiera hecho colgar la bici. Al igual que hiciera Contador, Rogers lo fio todo a sus abogados y siguió entrenando como si fuera a competir durante el arranque de temporada, algo que no sucedió.

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Sin embargo, a principios de abril la AMA y la UCI aceptaron las alegaciones de Rogers, que pudo volver a colgarse un dorsal. “Han sido unos meses muy duros para mí y mi familia, pero por fin todo se ha resuelto y puedo seguir practicando el deporte que amo”, apuntaba el ‘aussie’ minutos después de conocer la noticia. Tantas ganas tenía de regresar a la competición que en la primera carrera que pudo, la Lieja-Bastoña-Lieja, fue de la partida. No acabó la prueba, pero su mente ya estaba puesta en este Giro de Italia, donde ha partido sin más responsabilidad que servir de apoyo y guía al polaco Majka -actual líder de la clasificación de jóvenes-. Sin embargo, en una jornada donde el pelotón se dio prisa en cubrir los 250 kilómetros de etapa, el australiano volvía a sonreír como pocas veces antes lo había hecho. El infierno del clembuterol queda atrás, ahora es tiempo de volver a disfrutar de su gran pasión.

Michael Rogers es otro de los muchos productos que el Instituto Australiano del Deporte forjó a finales del siglo XX. Su buena proyección en la pista le abrió las puertas de la fábrica de talentos del Mapei, donde corroboró todas las expectativas con triunfos importantes. Sus mayores logros, sin duda, fueron los tres Campeonatos del Mundo contrarreloj que consiguió en 2003, 2004 y 2005. El primero de ellos lo ganó sobre la carretera David Millar, que tras su confesión de dopaje tuvo que ceder ese privilegio a Rogers.

Estallido de felicidad en la llegada a Savona. El australiano Michael Rogers cruzaba la meta de la undécima etapa liberando consigo el sufrimiento de los últimos seis meses. No es la primera vez y, probablemente, no será la última que el australiano logre un triunfo parcial. Sin embargo, pocos como él saben lo que es regresar a las alturas tras meses en el infierno.

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