Es noticia
El último baile de Tyson Fury: el boxeador con lorzas que ganó al ring y también a la depresión
  1. Deportes
  2. Boxeo y Artes Marciales
El excampeón mundial anuncia su retiro

El último baile de Tyson Fury: el boxeador con lorzas que ganó al ring y también a la depresión

La leyenda del boxeo anuncia que cuelga los guantes de manera definitiva tras su última derrota frente a Usyk. Su historia es una mezcla de guion de Frank Capra y la saga 'Rocky'

Foto: Tyson Fury, en su último combate contra Oleksandr Usyk. (Reuters/Andrew Couldridge)
Tyson Fury, en su último combate contra Oleksandr Usyk. (Reuters/Andrew Couldridge)

Tyson Fury rozó el suicidio tras tocar la gloria con los dedos. Fue al poco de ganar a Wladimir Klitschko y convertirse en campeón mundial de los pesos pesados. Como muchos antes y después de él, descubrió que después de la pantalla de la victoria solo había vacío. Una falta de sentido que el cinturón de campeón no pudo aliviar. Empezó a consumir cocaína diariamente, alcohol y las noches de fiesta se multiplicaron en el calendario.

Un día, conduciendo su Ferrari, aceleró cuando se aproximaba a un puente con la intención de suicidarse. Un pensamiento fugaz hizo que pisara el pedal del freno: "Hazlo por tus hijos". A Fury le salvó la campana de una muerte segura. Su salvación parece fruto de un guion de Frank Capra, del envío de un ángel que para conseguir sus alas tenía que salvar al boxeador gigante de Morecambe Bay (Reino Unido).

Aunque su regreso a la palestra bien puede valer para un número más de la saga Rocky. Desde aquel episodio, empezó un tratamiento para su trastorno bipolar, comenzó a cuidarse de nuevo (había alcanzado los 180 kilos de peso) y regresó al ring de manera triunfal, revalidando su título de campeón mundial en sendos combates con Deontay Wilder, uno de los noqueadores más poderosos de los últimos años.

placeholder Tyson Fury en uno de sus combates contra Deontay Wilder. (EFE/Franck Bachini)
Tyson Fury en uno de sus combates contra Deontay Wilder. (EFE/Franck Bachini)

Tyson Fury acaba de anunciar que cuelga los guantes y se retira del ring tras su segunda derrota consecutiva contra Oleksandr Usyk, el ucraniano imbatido. Es la tercera vez que Fury anuncia su marcha del ring, pero sus 36 años y el mal sabor de boca de sus últimas peleas hacen que esta vez parezca más real que nunca. El Rey Gitano (como se apoda) se marchó furioso del cuadrilátero tras conocer la decisión unánime de los jueces de otorgar la victoria a Usyk (15 centímetros y 20 kilos por debajo del británico).

Dos combates históricos

Aquel baile entre los dos fue lo más parecido a David contra Goliat que se ha visto en un ring de boxeo. Tyson Fury se antojaba una masa sobrenatural, un prodigio de la naturaleza de dimensiones XXL, el dragón a punto de zamparse a su presa. Usyk a su lado parecía un liliputiense, un peso medio, una pelea entre el abusón de sexto y el chaval de cuarto. La magia en los guantes del ucraniano le dieron la victoria también en el segundo encuentro tras un primer combate en el que casi noqueó a Fury.

Usyk ya ha manifestado que fueron los combates más duros de su vida y eso que Fury no está en su mejor nivel. Hubo un tiempo en que este púgil movía sus más de dos metros de estatura con una agilidad digna de Muhammad Ali. Capaz de esquivar golpes y sacar de quicio a sus contrincantes con sus bravatas y bravuconería. Sus lorzas, marca de la casa (Usyk lo bautizó como el barrigón codicioso), no han impedido que baile por el ring con rapidez y que en sus buenos tiempos encajase cualquier golpe con la resistencia de una pirámide egipcia.

placeholder Fury, levantándose tras un duro golpe de Wilder. (Reuters/Joe Camporeale)
Fury, levantándose tras un duro golpe de Wilder. (Reuters/Joe Camporeale)

Artista del jab y de aprovechar sus brazos largos como un día sin pan, Fury ha vencido a lo largo de su carrera a nombres como Wilder (KO), Klitschko (decisión unánime), Steve Cunningham (KO), Dillian White (KO) o Derek Chisora (KO). Su retirada, que esta vez parece definitiva, nos roba para siempre la oportunidad de verlo luchar contra Anthony Joshua, en el que sería un combate icónico para el Reino Unido.

Una vida única en el boxeo

Fury es "un loco", como él mismo admite. De hecho, en el reality de Netflix sobre su vida se muestra encantado de tener siete hijos "igual de locos". En este programa se puede ver perfectamente el carácter bipolar de la estrella del boxeo. Pasa de una euforia incontenible (Come on!) a la apatía y la depresión en cuestión de minutos. Detesta los eventos multitudinarios y cuando se le ve realmente feliz es acampando con sus hijos, lejos de todo. Su padre, John Fury, es un auténtico personaje de novela dickensiana. Malhablado, malencarado, eufórico y con bajo autocontrol. Puso Tyson a su hijo en honor a Mike Tyson, su boxeador favorito.

Foto: Perico Fernández, en una imagen de archivo. (EFE/Manuel Hernández de León)

Tyson Fury es una rara avis en el boxeo por muchos motivos. Por sus michelines, su forma de boxear "extraña" (según el propio Mike Tyson) y su instinto para la supervivencia en el ring y en la vida, que es el cuadrilátero más complicado. Ni se crio en un barrio chungo, ni recibió palizas, ni entra en el ring con música hip hop intimidatoria. Al contrario, él es más de villancicos de Mariah Carey o Roy Orbison.

Perdemos a un showman, a un hombre valiente que ha aprendido a levantarse en el último momento, cuando todo da vueltas y dan ganas de tirar la toalla: "Me solía preocupar por un montón de cosas en mi vida. Me preocupaba por lo que la gente pensaría, por hacer feliz a los demás... Ahora ya no. Me preocupo por ser feliz hoy y mañana. Y no miró más allá. Mi tío fue a cenar un domingo. En el camino tuvo un infarto y murió. El mañana no nos lo han prometido, así que vivo hoy. Porque sé que no está garantizado que mañana me levante. Así que voy a estar feliz ahora y así es como vivo".

Tyson Fury rozó el suicidio tras tocar la gloria con los dedos. Fue al poco de ganar a Wladimir Klitschko y convertirse en campeón mundial de los pesos pesados. Como muchos antes y después de él, descubrió que después de la pantalla de la victoria solo había vacío. Una falta de sentido que el cinturón de campeón no pudo aliviar. Empezó a consumir cocaína diariamente, alcohol y las noches de fiesta se multiplicaron en el calendario.

Boxeo Tyson Fury
El redactor recomienda