Tyson y Jake Paul le sacan 40 millones de dólares a Netflix por un paseo por el parque
El joven influencer pudo humillar a un Tyson oxidado e incapaz de golpear a su rival, pero prefirió apurar los ocho asaltos sin apenas molestar a la leyenda de Brooklyn
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Los que temían que el combate entre Mike Tyson, de 58 años, y el influencer Jake Paul, de 27, iba a ser un circo, tenían razón. Ni siquiera los comentaristas de Netflix se atrevieron a defender el espectáculo: "Ha sido una noche gris". "Creo que la gente esperaba más". "El guante izquierdo de Tyson lleva más castigo que Jake Paul". "Mike da lástima". "Siento alivio porque todo ha terminado".
La primera incursión de Netflix en el mundo del boxeo fue un absoluto fiasco. El combate entre Tyson y Paul, calentado y publicitado durante meses, nunca tuvo lugar. Solo existió en nuestra imaginación. Ganó Jake Paul por decisión unánime de los jueces, básicamente porque fue el único púgil que lanzó golpes. Todo el mundo sabía que Iron Mike no estaba para grandes alegrías, pero albergaban la esperanza de tener un último momento de Mike bombardeando a su rival contra las cuerdas, al menos de un peek-a-boo fugaz.
No pudo ser. De hecho, difícilmente encontrarán una imagen de Tyson golpeando a Jake Paul.
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Como era de esperar, Tyson ocupó el centro del ring desde el arranque, manteniendo a Paul a distancia con el jab. Fue el youtuber el encargado de hacer el gasto energético, danzando alrededor de Iron Mike en busca de un gancho de izquierda que encarrilase el combate. Sin embargo, la estrategia de Tyson sorprendió a todos por conservadora: en los primeros tres asaltos el neoyorquino solo aterrizó doce golpes, en un claro intento por guardar fuerzas para los últimos asaltos.
"UNA VERGA"
— Tendencias en Deportes (@TendenciaDepor) November 16, 2024
Por la pelea que protagonizaron Mike Tyson y Jake Paul en Texas. Fue todo una poronga, la pelea de Palito contra Torres Erwerle fue más digna, no sé qué mierda acabo de ver, la concha de mi hermana.
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En realidad no había fuerzas que guardar. Tyson permaneció toda la pelea impávido, escondido en su defensa, evidenciando la tensión por medio de un tic que le llevaba a morderse el guante izquierdo de forma constante. Las pocas veces que se lanzó al ataque, sus golpes se perdieron lejos del cuerpo de Paul, que estaba tan lejos que ni levantaba las manos para defenderse.
El resultado fue un espectáculo anticlimático que enervó al respetable y arrancó en abucheos en varios momentos. A partir del cuarto asalto, se instaló la sensación entre el público de que Tyson podía irse al suelo en cualquier movimiento lateral, sin necesidad de ser agredido. Cada paso adelante con el jab venía sucedido de un traspié, hasta el punto de que Paul hizo por ser impactado en un par de ocasiones para evitar un resbalón engorroso del Baddest Man on Earth.
De haber querido, Paul habría noqueado a Tyson en los primeros 30 segundos
Parecía que Tyson lo fiaba todo a un golpe de suerte que ni siquiera lanzó. Sus cifras lo delatan: conectó 97 puños en todo el combate, con una ridícula efectividad del 18%. Así, Paul tuvo que tragarse el sapo de intentar que aquello pareciese una pelea, soltando combinaciones básicas que, no obstante, a menudo rompían la defensa de Tyson. Las pocas veces que intentó subir la intensidad del combate, Tyson respondió con síntomas de colapso inminente. De haber querido, Paul habría noqueado a Tyson en los primeros 30 segundos.
Pero ese no es el final que merecía una leyenda como Tyson y Paul era consciente. Intentó no incomodarle en los primeros asaltos, después se arrimó para que Mike hiciera su espectáculo y finalmente dedicó los últimos segundos de combate a hacerle reverencias en pleno ring. Un bochorno que no por esperado sienta mejor y que marca la séptima derrota de Tyson en su carrera. ¿Será la última? Mike cree que no. Al menos, el de Brooklyn se lleva a casa un nuevo récord: el del único boxeador al que los comentaristas, en directo, han pedido que se retire en tres décadas diferentes. Sucedió con Holyfield en el 97, con McBride en 2005 y con Paul hoy.
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A Jake este circo le sirve para seguir montando su carpa en fechas por venir. Arriesgó peleando contra Tyson, en tanto que una derrota contra un hombre de 58 años habría acabado con su carrera boxística, y no se puede negar que ha conseguido demostrar superioridad y respeto a partes iguales. De la evolución de su boxeo poco pudimos ver: parece que sigue teniendo una zurda eficaz y que no ha pulido demasiado su técnica de golpeo, pero son intuiciones basadas en el ejercicio de sombra contra Tyson. El influencer aprovechó el micrófono tras el combate para retar al mexicano Canelo Álvarez, campeón mundial del supermediano, un desafío de otro nivel que, de tener lugar, podría terminar con el cráneo de Paul separado del torso.
Taylor retiene su título
El combate estelar vino precedido por la polémica. La irlandesa Katie Taylor retuvo el título de los superligeros del CMB, AMB, FIB y OMB al derrotar por decisión unánime en la revancha a la boricua Amanda Serrano. Como sucedió en el primer combate en el Madison, Serrano llevó el peso de la ofensiva durante toda la pelea, aterrizando nada menos que 324 golpes, por 217 de la irlandesa, más centrada en puntuar (y en golpear indebidamente) que en noquear a su rival.
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La decisión de los jueces provocó los abucheos del estadio, que desde el primer momento se alineó con la puertorriqueña. Serrano peleó los últimos asaltos con un corte profundo sobre su ceja derecha, producido por un cabezazo de Taylor, que debería haber servido para parar el combate. "Nunca vimos un robo igual", clamó en las redes sociales el equipo de Serrano.
Tras su primera velada, ahora Netflix ya sabe cómo se las gastan en el mundo del boxeo. En la retransmisión se escucharon pitos y abucheos del público que no fueron acallados por los comentaristas, incapaces de levantar un espectáculo que nunca arrancó, primero por un tongo y después por un no combate. Para colmo, las redes sociales se llenaron de usuarios de la plataforma con problemas para seguir el directo, ya que los servidores de Netflix se desbordaron y no fueron capaces de hacer frente a la demanda. En definitiva, un desastre de más de 50 millones de dólares que marca un arranque fatídico en la apuesta de Netflix por el deporte en directo.
Los que temían que el combate entre Mike Tyson, de 58 años, y el influencer Jake Paul, de 27, iba a ser un circo, tenían razón. Ni siquiera los comentaristas de Netflix se atrevieron a defender el espectáculo: "Ha sido una noche gris". "Creo que la gente esperaba más". "El guante izquierdo de Tyson lleva más castigo que Jake Paul". "Mike da lástima". "Siento alivio porque todo ha terminado".