El protector bucal que pretende revolucionar el boxeo (y a sus detractores)

“Desde un punto de vista personal, me gustaría involucrar a Anthony Joshua en su uso. El producto es lo que hemos estado buscando, de verdad. Hemos estado buscando algo donde podamos medir el impacto real en la cabeza. Esto podría cambiar la dinámica de la forma en que se miden las peleas porque podrías saber si alguien está sufriendo muchos impactos fuertes o si ha tenido un impacto muy fuerte”. El profesor Mike Loosemore, jefe médico del GB Boxing (organismo que rige el deporte en Gran Bretaña) pretende dar el mayor de los altavoces -los de la 'pelea del siglo'- a un protector bucal que tecnológicamente permite saber cómo está sufriendo la cabeza de un boxeador y si es necesario para un combate. Puede revolucionar el boxeo y su concepción, aunque el invento no es nuevo.

En 2013, una empresa norteamericana, X2 Impact, se introdujo en el fútbol americano con un bucal que facilitaba información a entrenadores y equipo médico -en tiempo real- sobre la intensidad de los golpes en la cabeza sufridos por los jugadores. Además, 'traduce' esos impactos para sugerir y evaluar si el jugador necesita sentarse en el banquillo, puede continuar en el campo o requiere reposo. En este mismo deporte también se ha desarrollado un gorro para cuantificar dichos golpes con la misma finalidad.

Anthony Joshua ante Andy Jr

Ahora, desde Inglaterra y aprovechando el tirón de Anthony Joshua en su combate revancha frente a Andy Ruiz Jr de los pesos pesados, el 7 de diciembre en Arabia Saudí, se quiere relanzar este sistema. Además de las consecuencias económicas de la empresa que tenga el honor (si finalmente se hace) de cubrir la dentadura de Joshua, significaría un paso más en la profesionalización de este deporte y una mejora en su imagen. Aunque todo este sistema llegue de una manera lenta a los amateurs o a combates como en los que perdieron recientemente la vida Maxim Dadashev (julio) o Patrick Day (este mismo mes).

Las lesiones cerebrales es una preocupación que afecta, más allá de la salud de los propios deportistas (lo importante), a la propia imagen del deporte. El campeón español Maravilla Martínez, siempre que tiene ocasión acentúa la diferencia entre boxear y pelear. El gran público sólo ve puñetazos, y no valora la técnica o las horas de entrenamiento que hay detrás de cada golpe, y tampoco que un boxeador está entrenado para recibir dichos impactos. Y que todo esto lo hace bajo su propia voluntad y responsabilidad, como un alpinista o como el minero que baja cada día a la mina. Sabe lo que hay. Las desgracias en boxeo son contadas con los dedos de una mano al cabo de un año, pero son mediáticas y un argumento para quien no le gusta ni comprende este deporte.