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Los cinco hombres más peligrosos del mundo según la UFC
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capacidad de trabajo hasta los límites humanos

Los cinco hombres más peligrosos del mundo según la UFC

Daniel Cormier, Khabib Nurmagomedov, Max Holloway, Tyron Woodley y Jon Jones conocen la manera para resultar un peligro máximo en el octógono de la UFC

Foto: Jon Jones golpea a Daniel Cormier en una pelea. (UFC)
Jon Jones golpea a Daniel Cormier en una pelea. (UFC)

En las MMA, dos sujetos se introducen en una jaula y miden sus fuerzas recurriendo a una combinación de diferentes artes marciales. Se usa el judo, la lucha olímpica, el karate, el jiu jitsu brasileño, el sambo, el muay thai o el boxeo. Cada luchador toma aquellas técnicas que mejor se adaptan a su fisionomía y elabora una receta particular que le permite sobrevivir (o no) dentro del octógono.

En cierto sentido, los luchadores de MMA son al deporte lo que la cocina fusión es la restauración. Son artesanos de la lucha en tiempos de globalización: un ingrediente de aquí y otro de allá, hilados de la mejor manera posible. El resultado es un nuevo arte marcial que resulta tan incontestable como duro. Llegar a la cima, es decir, llegar a UFC, exige unas habilidades y una capacidad de trabajo (además de una cierta dosis de suerte) que rozan los límites de la capacidad humana. En un combate cuerpo a cuerpo, son los hombres más peligrosos del mundo.

Daniel Cormier

Daniel Cormier es un tipo licenciado en sociología, más bien bajo, algo entrado en carnes, de carácter afable y con la cabeza muy bien amueblada. Por su apariencia, DC, como se le conoce popularmente, nadie diría que, a día de hoy, es el mejor luchador sobre la faz de la tierra. Es el campeón de los pesos pesados y semipesados, algo que nunca antes nadie había conseguido. Cormier viene de la lucha olímpica, deporte en el que llegó a quedar cuarto en los Juegos Olímpicos de Atenas, al que suma un boxeo sucio demoledor. Es un maestro en el manejo de la distancia, tiene un cardio inagotable y sobre todo le pesa la mano como si fuera de cemento. Así acabó con Stipe Miocic.

Khabib Nurmagomedov

Este luchador de la etnia avar, habitante las montañas de Daguestán, una de las repúblicas de la Federación Rusa, debió aprender a luchar antes que a andar. Es el campeón del peso ligero y proviene del sambo, deporte de contacto desarrollado en la la antigua URSS. La forma de pelear de Khabib Nurmagomedov es una pesadilla para sus rivales dentro de un octógono. Este ruso derriba a sus oponentes y les somete a una presión física que les asfixia. Pero es que, además, mientras los tiene en el suelo, los golpea una y mil veces. Khabib está invicto en UFC y se dice que nunca ha perdido, ni en los entrenamientos. 'The Eagle', como se le conoce, es sin duda el rival a batir durante los próximos años. Así atormentó a Conor McGregor.

Max Holloway

Si Cormier y Nurmagomedov son especialistas del derribo y de la lucha, Max Holloway lo es de los golpeos. Este hawaiano de ascendencia samoana es el campeón del peso pluma y es una ametralladora con puños y piernas. Es muy alto para su peso, algo que le permite alcanzar a sus rivales con facilidad, pero además tiene una resistencia física propia de un corredor de fondo. Max Holloway pega igual de rápido y fuerte en el minuto uno que en el 25, y además pega fuerte. A sus 26 años lleva 13 victorias consecutivas: cuatro años invicto (desde que perdiera con Conor McGregor). Es el protagonista de uno de los momentos más épicos de UFC, cuando retó a Ricardo Lamas a intercambiar golpes sin moverse.

Tyron Woodley

Este luchador de Misuri es el campeón del peso welter de UFC. Comparte con Nurmagomedov y Cormier su gusto por el 'wrestling', pero si algo le diferencia de ellos, es su explosividad. Y es que Woodley pasa de cero a cien en décimas de segundo, cuando nadie se lo espera. De todos los grandes luchadores es el menos mediático, quizás por sus desavenencias con la dirección del campeonato, pero a su 36 años le dio toda una lección a la gran promesa de UFC, Darren Till.

Jon Jones

Es imposible hablar de grandes luchadores sin hablar de Jon Jones porque es el luchador de MMA por excelencia. Es bueno con los puños, con los codos, con las rodillas, con las patadas, en la lucha y en el suelo. Es alto, atlético y tiene un mentón hecho a prueba de bombas. Lo demostró tanto con Cormier como con Gustafsson. Es un prodigio. Ahora bien, todo lo que tiene de bueno dentro de la jaula lo tiene de caótico fuera de ella. Ha tenido líos con accidentes de tráfico de los que se ha dado a la fuga y con distintas sustancias, desde la cocaína hasta los esteroides. De hecho, esto último le llevó a perder el título de los semipesados en favor de Daniel Cormier. Pese noquear a su rival, dio positivo en el control antidopaje.

Como en toda selección, siempre hay gente que se queda fuera que podría estar dentro. Faltarían TJ Dillashaw o Robert Whittaker, pero también faltaría una selección de mujeres donde Amanda Nunes, la gran bicampeona del peso gallo y pluma después de UFC 232, se llevaría la palma.

En las MMA, dos sujetos se introducen en una jaula y miden sus fuerzas recurriendo a una combinación de diferentes artes marciales. Se usa el judo, la lucha olímpica, el karate, el jiu jitsu brasileño, el sambo, el muay thai o el boxeo. Cada luchador toma aquellas técnicas que mejor se adaptan a su fisionomía y elabora una receta particular que le permite sobrevivir (o no) dentro del octógono.

Khabib Nurmagomedov
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