La lección que se lleva Jonfer tras perder por primera vez en su carrera

Alguna vez tenía que pasar. Y sucedió en la madrugada del jueves al viernes en el Firelake Arena de Shawnee (Estados Unidos). El española Jon Fernández cedió su condición de invicto al perder por decisión unánime frente al estadounidense O'Shaquie Foster en el combate estelar, pactado a diez asaltos en el límite de los superpluma, de la velada que tuvo lugar en la ciudad del estado de Oklahoma.

Los tres jueces de la pelea reflejaron en sus tarjetas una puntuación idéntica de 98-92 a favor del norteamericano, que puso fin a la racha de 16 victorias consecutivas, las 14 últimas por KO, que sumaba Fernández desde su paso a profesionales. Si de las derrotas se aprende, de esta Jonfer debe sacar una valiosa lección para su todavía corta carrera.

La derrota ante Foster acarrea además al boxeador vasco, de 23 años, la pérdida del cinturón Silver WBC de la división que conquistó hace un año en Bilbao ante Alexander Podolsky.

El combate de este jueves era su regreso a Estados Unidos tras el viaje fallido en febrero a Nueva York para enfrentarse a Fatiou Fassinou, a quien detectaron un herpes en la revisión médica que obligó a suspender la pelea. Esta vez sí se puso los guantes en el ring, pero Foster fue mejor.

El boxeador estadounidense se mostró muy escurridizo y móvil y Jonfer muy impreciso. El español llevó la iniciativa durante varios asaltos, pero conectó menos golpes que su rival. "Me dicen que tenemos que meter ritmo", le dijo su entrenador Tinín Rodríguez tras el séptimo asalto. Y Jonfer apretó, pero no conectó ese golpe que buscaba. "Esto es el boxeo", dijo Rodríguez. Lo sabe Jonfer, que ya piensa en el futuro, que en su caso apunta a ser esplendoroso.