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UFC Utica: Moraes acaba con Rivera en 33 segundos con uno de los nocauts del año
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pide luchar por el título de bantam

UFC Utica: Moraes acaba con Rivera en 33 segundos con uno de los nocauts del año

El brasileño Moraes se impuso al estadounidense Rivera en el combate de Utica que fue todo un espectáculo de finalizaciones

Foto: Morais patea a Rivera (Twitter @UFC)
Morais patea a Rivera (Twitter @UFC)

A veces los nocauts son como la lluvia, caprichosos, imprevisibles, traicioneros. Después de unas semanas de sequía, de grandes peleas pero escasas finalizaciones, llegó UFC Utica con todo un temporal cargado de agua y más de un trueno. Así que, quien estuviera sediento de KOs, en la noche del viernes pudo quedar satisfecho, porque los hubo de todos los colores y sabores: patadas a la cabeza, sumisiones y alguna rodilla demoledora. Las MMA tienen este componente meteorológico, incontrolable. Son casi como las ordalías, aquellas pruebas medievales en las que uno dejaba su credibilidad y valía en manos de la suerte (y la resistencia al dolor).

Jimmie Rivera llevaba imbatido desde 2009, acumulando veinte victorias consecutivas, cinco de ellas en UFC. Es un tipo muy duro y explosivo, capaz de aguantar varios rounds dando y recibiendo golpes, pero en Nueva York no duró sobre sus pies ni un minuto, porque el brasileño Marlon Moraes le colocó un “high kick” a los 33 segundos que lo mandó a la lona y ahí lo finalizó. Nadie se lo esperaba, nadie lo vio venir. Ni el propio Rivera, que se comió el amago de Moraes, su mirada abajo, el cambio de guardia y finalmente la tibia arriba. El trueno, y después la tormenta:

Lo cierto es que fue la pelea soñada para cualquier luchador, con ningún tipo de desgaste para Moraes. Con esta finalización el brasileño consiguió la admiración de algunos de los mejores luchadores de la UFC. Dos grandes ex campeones, Eddie Álvarez y Cody Garbrandt, no dudaron en pedir para él la oportunidad de luchar por el cinturón del peso bantam después del combate: “se lo merece”, coincidieron los dos. Y lo mismo dijo Moraes sobre el ring, que reclamó a Dana White su oportunidad de luchar por el título. El brasileño, de todas formas, tendrá que esperar hasta el año que viene, ya que el campeón, Dillashaw, todavía tiene que medirse con Garbrandt el próximo mes de agosto.

Pero la noche en Utica no nos dejó sólo este gran nocaut. Los norteamericanos Ben Saunders y Jake Ellenberger enseñaron todas sus habilidades con las rodillas en el “clinch” y dejaron un KO que, aunque no es muy común, es igual de efectivo. La rodilla a la costilla, un pinchazo, y se acabó:

Y, para rematar la noche, Walt Harris acabó con Daniel Spitz con esta demoledora mano izquierda:

UFC 225

Lo dicho, lluvia de nocauts en UFC Utica. Ahora toca esperar, con ansia, lo que está por venir. El próximo fin de semana vuelve Robert Whittaker de su lesión para defender su título del peso medio frente Joel Romero, el soldado de Dios. Quien quiera ver potencia de fuego, esa es la pelea. Ambos se enfrentaron hace casi exactamente un año y la pelea se la llevó Whittaker por decisión. Pero Romero no ha hecho más que crecer desde entonces, sabe que tiene 41 años y que esta es su oportunidad. Será un “ahora o nunca” para el ex luchador olímpico cubano.

Pero UFC 225 nos dejará también un Dos Anjos frente a Covington de lo más interesante y, sobre todo, la llegada de Megan Anderson, la luchadora australiana que está llamada a revolucionar las MMA femeninas. Se enfrentará nada más y nada menos que a Holly Holm, en un combate que promete ser épico porque son dos luchadoras tremendamente tenaces y agresivas. Si gana Anderson, su siguiente rival debería ser Cris Cyborg, porque se supone que si la australiana ha llegado a UFC ha sido para desafiar a la invicta luchadora brasileña.

A veces los nocauts son como la lluvia, caprichosos, imprevisibles, traicioneros. Después de unas semanas de sequía, de grandes peleas pero escasas finalizaciones, llegó UFC Utica con todo un temporal cargado de agua y más de un trueno. Así que, quien estuviera sediento de KOs, en la noche del viernes pudo quedar satisfecho, porque los hubo de todos los colores y sabores: patadas a la cabeza, sumisiones y alguna rodilla demoledora. Las MMA tienen este componente meteorológico, incontrolable. Son casi como las ordalías, aquellas pruebas medievales en las que uno dejaba su credibilidad y valía en manos de la suerte (y la resistencia al dolor).

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