Mayweather baña en dinero a McGregor, el irlandés que es "negro de cintura para abajo"

Esta madrugada tuvo lugar el tercer asalto entre Connor McGregor y Floyd Mayweather. La 'pelea de los 1.000 millones', que tendrá lugar el próximo 26 de agosto en Las Vegas, continúa con su promoción a lo largo y ancho del planeta, en la que los dos púgiles volvieron a ofrecer el característico espectáculo de bravuconadas, cruces de declaraciones, gestos obscenos y amenazas que acabaron entre lluvias de billetes y bromas sexuales.

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Samuel Ruiz

El Barclays Center de Nueva York se llenó hasta los topes para revivir el tercer cara a cara consecutivo de los dos púgiles, donde ambos luchadores continuaron con la socarronería habitual que se ha visto en los dos careos anteriores. Y, en esta ocasión el primero en 'golpear' fue 'The Notorious', quien ya sorprendió con su poco habitual vestimenta: apareció con el torso descubierto y con un abrigo de pieles decorado con una hidra en su espalda.

Mayweather, con el habitual chándal de su propia marca, no dudó en hacerse un 'selfie' por la vestimenta de su rival, quien hizo el conato de morderle la oreja, momento en el que 'Money' sacó su mejor sonrisa para capturar el momento. Visto que la intimidación no le funcionó al irlandés, decidió sacar su lado más sarcástico: "Tranquilo Floyd, no eres el único negro. Yo también lo soy de cintura para abajo", dijo McGregor, provocando la locura entre el público.

El norteamericano volvió a hacer uso de la misma táctica que llevó a cabo este jueves: salir al escenario con una bandera de Irlanda -nacionalidad de McGregor- que lanzó al suelo para después pisotearla. 'The Notorious', impasible, aguantó el gesto, que posteriormente se completo con uno de las mayores aficiones de Mayweather: el dinero. 'Money', haciendo uso de su sobrenombre, no dudó en sacar un fajo de billetes y lanzárselos a su rival.

Cuando ambos luchadores se pusieron cara a cara, la tensión se podía cortar igual que un cuchillo entra en mantequilla: cuerpo con cuerpo, con las caras a escasos tres centímetros de distancia, ambos mantuvieron la pose desafiante sin mediar palabra. Pasó más de un minuto con ambos luchadores en la misma posición, mirándose a los ojos y mascullando palabras, ante la verdadera locura en las gradas, que disfrutaba del espectáculo como si ya se tratara de la pelea.

Para acabar, el último momento especial del tercer 'show' consecutivo entre ambos tuvo lugar entre los equipos de ambos púgiles: la provocación llegó entre los miembros de ambos luchadores, hasta el punto en el que la seguridad del evento tuvo que intervenir para evitar males mayores. Lo que parecía parte del espectáculo se convirtió en un 'rifi-rafe' en toda regla que, por fortuna, no pasó a mayores: eso sí, esto no ha hecho nada más que empezar.