El lamento de Yohanna Alonso: "El muay thai me ha dado más tristezas que alegrías"
Campeona del mundo, en la categoría de menos de 60 kilos, por la AITMA (Association Institute of Thai Martial Arts), la guardia civil habla de su vida laboral y deportiva
Vive a la carrera. Los días son muy cortos. Entre viajes, entrenamientos y su vida en la Guardia Civil, Yohanna Alonso apenas dispone de tiempo para hacer otras cosas. Hace unos días su nombre apareció de forma masiva en los medios tras proclamarse, en Bangkok, campeona del mundo de muay thai, en la categoría de menos de 60 kilos, en una competición organizada por la AITMA (Association Institute of Thai Martial Arts). Vivió un momento único, inolvidable, pero en conversación con El Confidencial, mientras inicia su rutinaria patrulla, sorprende con una afirmación tajante al mismo tiempo que insólita: "El muay thai me ha dado mas tristezas que alegrías". Lleva años practicando esta especialidad, como antes lo hizo con otras artes marciales. Y ahora que ha alcanzado la cima, un halo de pesar la rodea.
El mundo del muay thai no es sencillo, todo lo contrario. Son muchas las asociaciones internacionales en funcionamiento, sin una clara y contundente unificación. Similar escenario al que se vive en España, donde esta especialidad está incluida en la Federación Española de Kickboxing (FEK), pero son organismos privados los que funcionan sin transitar por el mismo camino. Ese panorama no ayuda a la luchadora nacida en Gijón (1-6-1983), que reconoce que "mientras hay muchas personas que se sienten orgullosas de lo que he conseguido, otras muchas no me han dado la enhorabuena. En fin, no contaba con ello en muchos casos". "El sentimiento más antiguo en la historia del hombre es la envidia", enfatiza.
Resalta que "hay mucha gente que critica mi proceso, pero quiere mi corona. Gente que quiere llegar hasta donde yo lo he hecho sin esfuerzo"
"He recibido más apoyo de gente anónima que de otra que parece no tiene vida privada y se dedica a ensuciar mi momento", dispara en un primer momento. Sorprende el mensaje, pero como subraya, "hay de todo en la viña del Señor". De ambos ámbitos, Guardia y Civil y muay thai, muchos se han olvidado de enviarle un mensaje de felicitación, de hacer una llamada afectuosa. Resalta que "hay gente que critica mi proceso, pero quiere mi corona". "Gente que quiere llegar hasta donde yo lo he hecho, pero sin esfuerzo", añade. Recuerda que "sacrifiqué mi vida personal, estar más tiempo con mi familia y con mis amigos, por la deportiva", y en muchos casos no siente el aliento de gente de sus dos mundos, profesional y deportivo.
Ayudar y ayudar
"Es un horror que haya tantas asociaciones, se acuchillan a diario", relata. Ella prefiere quedar al margen, "me entreno, peleo y punto. Y me da igual que algunos se metan conmigo". Sí considera, como muchos, que "todas las organizaciones deberían luchar juntas y de la mano, pues de esta manera sería más sencillo que algún día el muay thai pueda estar incluido en el programa olímpico". "Se trata de un problema global, mundial", no sólo a nivel nacional hay un claro conflicto abierto, recuerda. Y pone un ejemplo que vivió en la final que la coronó: "En la ceremonia, una persona perteneciente a otra asociación discutió con mi maestro (Lek) por esta situación. La verdad es que dio vergüenza y pena".
Su maestro ya tiene 67 años y cuando se retire de la primera línea, en dos años aproximadamente, tal vez Yohanna siga el mismo camino. Insiste en que "el muay thai me ha traído más disgustos que felicidad. Al final se te quitan las ganas de competir y sientes tristeza por muchas cosas que suceden". Valora que la mujer haya impulsado el deporte español en los últimos tiempos, pero si idolatra a alguien es a Eva Naranjo, otra luchadora de muay thai. "Y eso que ella está en otra asociación (World Professional Muay Thai Federation), pero para mí es todo un referente, una mujer increíble, todo un ejemplo", realza de su compañera de pasión.
Es un horror que haya tantas asociaciones, se acuchillan a diario. Yo me entreno, peleo y punto. Y me da igual que se metan conmigo"
A pesar de su profundo pesar, que no oculta, reconoce que "me ha sorprendido muchísimo recibir tantas muestras de cariño. No esperaba que tuviera tanta repercusión el éxito obtenido hace unos días". "No era consciente de que haya tantas personas apoyándome de manera anónima", subraya. Tal vez porque siempre tuvo claro que daría a su carrera un enfoque claramente solidario y social. Su madre falleció de cáncer y algún familiar más se ha visto afectado por esta enfermedad. No dudó en protagonizar el calendario del 2017 de la Asociación Española Contra el Cáncer (AECC). "Todo lo que sea, lo haré. Cada uno vive a su manera y a mí me gusta ayudar a los demás", explica.
La insistencia de los padres
Sus padres no querían que entrara en el mundo de las artes marciales. Pero un hermano que practicaba jiu jitsu le metió en el cuerpo la afición que desde hace años es el epicentro de su vida. Titulada en otras 7 especialidades, le costó convencer a sus progenitores, que la querían proyectar hacia la gimnasia rítmica como fuera. "No querían que me pegaran", resume Yohanna recordando aquellos tiempos en los que decidió ingresar en el camino que ahora recorre. La dura preparación física que ha ido moldeando su físico desde hace ya muchos años también la ha convertido en una guardia civil "más completa". Tras años en el Ejército de Tierra, ingresó en la Benemérita en 2005 "por vocación".
"Es una locura, no tengo rutina de trabajo", desvela mientras inicia una jornada más, desde el coche en el que patrulla en Cistierna, donde está destinada, aunque reside y se entrena en León. Regresó de Tailandia el pasado sábado y su vida cotidiana ya está en marcha. Un día cualquiera depende del turno laboral que tenga —mañana, tarde o noche—, y a partir de ahí ya se organiza para entrenarse, sin olvidar sus clases de inglés, tanto en el aula como a nivel particular con un profesor. "Es muy necesario saberlo. Todos los años, durante un mes me entreno en el extranjero y es ahí donde te das cuenta de la importancia que tiene. Es fundamental".
"¿Qué hará esta mujer aquí?"
"No les convencería con la palabra para que practiquen un arte marcial, son más importantes los hechos", dice pensando en potenciales y futuros luchadores. Recuerda que "el muay thai reporta grandes beneficios físicos y, por encima de todo, es un gran refuerzo a nivel mental, sobre todo en las mujeres que han sufrido violencia de género". Esta lucha es otra de las patas que sostiene su existencia, pues una parte de su trabajo en la Guardia Civil está enfocado a combatir esta lacra social, también ayudar a las víctimas. La otra, dar clases de defensa personal a sus compañeros. "¿Qué hará esta mujer aquí?", asegura que al principio se preguntaron sus alumnos, cuando se enteraron de quién iba a ser su maestra. "Luego todo ha ido muy bien, sobre todo al saber a lo que me he dedicado desde hace muchos años", apunta.
El muay thai no es un deporte de macarras o gente barriobajera. Siempre hay alguien que viene a mancharlo, pero esa no es la realidad"
"En España hay cada vez más practicantes, quizá no tantas mujeres como me gustaría", reconoce Yohanna, que tiene claro que "desterrar la palabra 'violencia' de nuestro deporte, igual que del resto de artes marciales, es muy complicado. La gente se piensa que te pegan, pero no es así". "La verdad es que la mujer es bastante reacia a practicar especialidades de contacto", explica. También lucha Alonso para que no se considere al mundo del muay thai como "un espacio para 'chanclis', macarras, gente barriobajera... Los que lo practican no lo son. Siempre hay alguien que viene a manchar el deporte, pero en este caso hablo con conocimiento y esa no es la realidad".
"La vida en la Guardia Civil no es fácil. Vivir y trabajar en un mundo de hombres no lo es", comenta Yohanna, que con el paso del tiempo, a medida que sumaba éxitos en el ring, ha ido encontrando su espacio. Fue el año pasado cuando los triunfos comenzaron a colocarla en un plano superior. Entonces se proclamó subcampeona del mundo e incluida en el Hall of Fame de las Artes Marciales en Italia, donde además fue nombrada Caballero del Deporte por la Orden Nacional. Aunque ya se plantea la retirada de la alta competición, su pasión por el muay thai continuará intacta. Porque transmite valores como "el respeto y la disciplina. ¿Compañerismo? Eso no lo vamos a poner", dice con pesar para acabar una atleta que espera que el deporte para el que ha dedicado, y dedica, una gran parte de su vida, dé pronto un giro hacia un lugar de encuentro y no de constante disputa.
Vive a la carrera. Los días son muy cortos. Entre viajes, entrenamientos y su vida en la Guardia Civil, Yohanna Alonso apenas dispone de tiempo para hacer otras cosas. Hace unos días su nombre apareció de forma masiva en los medios tras proclamarse, en Bangkok, campeona del mundo de muay thai, en la categoría de menos de 60 kilos, en una competición organizada por la AITMA (Association Institute of Thai Martial Arts). Vivió un momento único, inolvidable, pero en conversación con El Confidencial, mientras inicia su rutinaria patrulla, sorprende con una afirmación tajante al mismo tiempo que insólita: "El muay thai me ha dado mas tristezas que alegrías". Lleva años practicando esta especialidad, como antes lo hizo con otras artes marciales. Y ahora que ha alcanzado la cima, un halo de pesar la rodea.