La noche inolvidable de Doncic en Los Ángeles: los tres homenajes al niño maravilla de la NBA

Luka Doncic ya ha escrito una nueva página de su particular historia en el baloncesto. La madrugada del lunes al martes era un día importante para el esloveno, después de confirmarse su traspaso a Los Angeles Lakers desde Dallas Mavericks. O, dicho de otra manera, el inicio de la gran esperanza de la franquicia dorada de pelear por un nuevo anillo al juntar a uno de los grandes jugadores del mundo con su gran estrella, LeBron James. Y su debut no defraudó lo más mínimo.

El Crypto.com Arena se engalanó para recibir a Doncic, donde el propio jugador fue capaz de observar cómo llegaba a Los Ángeles: como la mayor estrella del equipo en mucho tiempo, con un recibimiento único en la historia. Y es que el club decidió regalar una camiseta de Doncic a cada espectador que entró al estadio, dejando la zamarra en cada uno de los asientos con el número 77 a la espalda. Era un día para recordar y el esloveno no lo quería desaprovechar.

Cuando Doncic saltó al parqué a calentar, quedó entusiasmado con una imagen que no esperaba, algo que llegó de forma muy profunda: ver a la mayor parte de la grada con su camiseta fue algo único. Pero solo era el primer gran mensaje que se iba a entregar. El segundo, quizá no tan poderoso pero sí cargado de fuerza y de simbolismo, llegó de la mano de LeBron James... saltando para hacer los ejercicios previos al partido con la propia camiseta del 77 de Doncic.

El propio LeBron bromeaba con esa circunstancia en un vídeo publicado por la NBA: "77 más 23 son 100", en referencia a la suma de los dorsales de ambos jugadores. Llegaba el momento de concentrarse, meterse en el partido y saltar a la pista para tratar de sumar la primera victoria como jugador angelino. Era su primer día y no podía fallar, pero también era importante ver qué papel le daba el técnico J.J. Redick, que llegó a jugar 13 partidos con el esloveno en los Mavs.

Las dudas se disiparon con la breve charla antes del partido que ofreció el propio James. Con el equipo reunido, dando las últimas indicaciones, el de Akron tuvo un mensaje claro y directo para el último fichaje: "Luka, sé tú mismo, maldita sea. No te adaptes, encárgate de todo", lo que provocó la sonrisa del esloveno. Era el tercer homenaje para un Doncic al que le quedó claro todo lo que esperan los Lakers de él y por qué está llamado a ser un jugador capital.

Ya en la pista, los nervios se dejaban notar. No en vano, Doncic llevaba lesionado desde los últimos días de diciembre, lo que provocaba que su debut con Los Ángeles también coincidiera con su vuelta a las pistas. ¿Saben qué es lo primero que hizo? Dar una asistencia maravillosa para desatar la locura entre el público y, a continuación, tirarse un triple que metió para inaugurar su cuenta anotadora con la franquicia angelina.

"Fue muy especial cómo me han recibido todos, desde mis compañeros, hasta el público. Mi presentación fue muy ruidosa, estoy encantado", decía Doncic al término de un partido en el que firmó 14 puntos, cogió 5 rebotes y dio 4 asistencias en 23 minutos de juego, para llevar a los Lakers a la victoria ante los Utah Jazz por 132 a 113. Es el comienzo del sueño dorado de Doncic, que quiere convertirse en una pieza capital de los Lakers esta temporada.

Ahora mismo, la franquicia angelina es cuarta de la Conferencia Oeste y Doncic fue capaz de dar las primeras pinceladas de lo que es capaz de ofrecer con los Lakers. La sociedad entre el esloveno y LeBron puede ser una de las más productivas de la historia de la entidad y los aficionados ya empiezan a soñar en grande. Por ello, no es de extrañar que el esloveno recibiera tres homenajes de calado el primer día que piso su nueva casa. Puede ser el comienzo de una hermosa amistad.