Bill Russell, campeón en todos los terrenos: el parqué de la NBA y la lucha contra el racismo

Bill Russell, una leyenda del baloncesto, falleció a los 88 años. Un tipo que no pasó desapercibido en la NBA y que aupó a los Bolton Celtics a la etapa de mayor esplendor de su historia. El mismo que quedará siempre para el recuerdo después de entrar en el Basketball Hall of Fame como jugador y como entrenador.

La infancia de Russell estuvo ligada al baloncesto, deporte por el que siempre sintió predilección. No obstante, también tuvo dificultades, porque los negros apenas tenían derechos en aquella época. El racismo imperaba en aquellos Estados Unidos. De hecho, su abuelo fue perseguido a tiros por el Ku Klux Klan.

Su idilio con los Bolton Celtics comenzó en 1956, cuando fue elegido en el draft de la NBA. Ese mismo año, ganó la medalla de oro en los Juegos Olímpicos de Melbourne. Los éxitos empezaron pronto, pero Russell todavía no era consciente de lo que estaba por venir. Unos logros que nadie iba a ser capaz de repetir.

Un palmarés irrepetible

Russell jugó 13 temporadas en los Celtics. Si en Boston presumen de tener al equipo más laureado de la NBA (junto a los Lakers), es gracias a Bill. En su etapa como jugador, ganó 11 anillos: dos como jugador-entrenador y ocho de manera consecutiva. De esta manera, se convirtió en el primer técnico negro en ganar en una de las grandes ligas de deportes en Estados Unidos.

Sus logros no se reducen en exclusiva a la faceta colectiva. Russell fue cinco veces MVP de la liga regular y segundo máximo reboteador histórico (solo por detrás de Wilt Chamberlain, que jugó cinco años más que él). Además, desde 1975 integró el Basket Hall of Fame. En ese mismo club, de gente respetada y laureada, ingresó por segunda vez el año pasado, aunque como entrenador. Solo hay cinco que lo hayan conseguido: John Wouden, Lenny Wilkens, Bill Sharman y Tom Heinsohn.

Hay campeones cuyo legado solo se aprecia en el deporte, mientras que otros prefieren dejar huella también en lo social. Es el caso de Russell, que luchó por la mejora de los derechos de los negros. Él ansiaba esa equidad y alguno de sus gestos contribuyeron a lograrla. En 1961, boicoteó un partido junto a algunos compañeros. Tenía que jugar en Lexington (Kentucky), pero como les negaron servicio en uno de los bares de la ciudad, nunca se disputó. Su huella quedará para la historia.