El primer gran fracaso de LeBron James: la desastrosa temporada de los Lakers
El primer año de LeBron James ha acabado muy mal. El mejor jugador de su generación no luchará por el anillo. De 2011 a 2018, el 'Rey' jugó todas las finales de la NBA
El verano pasado, LeBron James llegó a Los Angeles Lakers con una sola misión: devolver a la elite a una franquicia ausente en los 'playoffs' las cinco temporadas anteriores. No por esperado el movimiento recibió menos atención: el mejor jugador de su generación, uno de los mejores de la historia, llegaba a una franquicia mítica, la segunda más laureada de la NBA y en uno de los dos grandes mercados de Estados Unidos. ¿Qué podía salir mal? Casi todo.
¿En qué momento se jodieron los Lakers? Es inusual, pero en este caso puede fijarse hasta el segundo. Fue el día de Navidad, en el Oracle Arena de Oakland, ante los Golden State Warriors. A 8'18'' para el final del tercer cuarto, LeBron se resbaló y sufrió una lesión en el abductor. A partir de ahí, lo que estaba siendo una buena temporada se convirtió en una desastrosa. Sin LeBron, el equipo se descompuso. Empezó una cuesta abajo que le alejó de los 'playoffs' y destruyó la protección ante otros asuntos que han acabado convirtiendo el curso en un sainete.
LeBron podía darle a los Lakers (y todavía puede, que nadie lo dé por acabado) dos cosas. La primera, su juego. Cualquier equipo de la NBA es mucho mejor con él. Lo había demostrado de sobra en los Cleveland Cavaliers. Aún hoy muchos se preguntan cómo pudo llevar a los Cavs a la final de 2007 con la plantilla que tenían. Pero aquello era el Este, la conferencia donde había transcurrido toda la carrera de LeBron hasta esta temporada. La Oeste es otro mundo, uno mucho más duro. Con un gran LeBron, los Lakers podían aspirar a meterse en los 'playoffs', pero difícilmente a acabar entre los cuatro primeros. Sin él durante casi un cuarto de los partidos, la misión era imposible. LeBron ya se ha perdido 20 partidos, cuando el máximo en sus 15 anteriores temporadas era 13.
La lesión, más grave de lo que se pensaba, hizo que LeBron estuviera de baja más de un mes, más que nunca en su carrera. Se perdió 17 partidos de los que los Lakers solo ganaron seis. Antes de lesionarse, la marca del equipo era de 20 victorias y 14 derrotas. Cuando regresó era 26-25. Su vuelta no sirvió de impulso al equipo, que perdió también a Lonzo Ball, clave en el rendimiento defensivo. Desde el día de Navidad, los Lakers solo han ganado 11 de sus 38 encuentros. Con esta serán seis temporadas seguidas sin jugar los 'playoffs', de lejos la peor racha de la historia de la franquicia.
This is the Los Angeles Lakers 2018-2019 “One Shining Moment”
— ShowtimeForum (@ShowtimeForum) 20 de marzo de 2019
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Hasta ahí lo deportivo, que explica solo una parte de lo que ha sido la temporada de los Lakers. LeBron lleva rodeado de cámaras desde que era adolescente, pero Hollywood es diferente. Todo lo que pasa en Los Ángeles se magnifica, y la primera temporada de LeBron en los Lakers no ha sido la excepción. La negligencia de la directiva de los Lakers, con Magic Johnson a la cabeza, ha ayudado.
Aparte de jugar, la otra misión de LeBron es reclutar a otras estrellas. El plan de los Lakers es a medio plazo. No iban a optar al anillo a esta temporada, pero quizá sí a partir de la próxima si la presencia del 'Rey' servía para convencer a otros grandes jugadores. En los últimos años ya se les habían escapado algunos, como Paul George o Kawhi Leonard, al que aspiran a fichar el próximo verano. Su gran objetivo ahora es Anthony Davis, uno de los mejores pívots de la liga, que comunicó hace un par de meses a su equipo, los Pelicans, que no iba a renovar su contrato.
Es difícil gestionar peor una situación tan favorable como los Lakers con Davis. Por muchos motivos, el intento de traspaso se convirtió en una novela que dejó en muy mal lugar a LeBron, que no escondió su deseo de jugar junto a Davis. Para empezar, el pívot está representado por uno de los mejores amigos de LeBron, lo que levantó sospechas. Después se filtró que los Lakers ofrecieron por él a casi a medio equipo (en este caso no es una exageración), uno de los grupos de jóvenes con más potencial de la liga. Eso alimentó los rumores de mal ambiente en el vestuario, disparados por una foto en la que aparecía LeBron apartado de todos sus compañeros en el banquillo.
Las noticias negativas alrededor del equipo han sido constantes. Que LeBron quería que despidieran al entrenador, Luke Walton. Que los Lakers ya han decidido despedirlo a final de temporada. Que tal jugador no quería ser traspasado por Davis y prefería otro destino. Hasta los intentos de la dueña de la franquicia, Jeannie Buss, para evitar que los Clippers construyan su propio pabellón. Casi todo en los Lakers ha sido un esperpento esta temporada. Igual que en los cinco años anteriores. Ni LeBron ha podido evitarlo. Se quedará sin jugar los 'playoffs' por primera vez desde 2005 y sin final desde 2010.
El verano pasado, LeBron James llegó a Los Angeles Lakers con una sola misión: devolver a la elite a una franquicia ausente en los 'playoffs' las cinco temporadas anteriores. No por esperado el movimiento recibió menos atención: el mejor jugador de su generación, uno de los mejores de la historia, llegaba a una franquicia mítica, la segunda más laureada de la NBA y en uno de los dos grandes mercados de Estados Unidos. ¿Qué podía salir mal? Casi todo.
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