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Por qué los jugadores de la NBA están cada vez más delgados
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el bosu y el pilates se abren hueco

Por qué los jugadores de la NBA están cada vez más delgados

Los jugadores de la mayor competición del mundo se han pasado el verano en el gimnasio para adaptarse a los nuevos ritmos, cada vez más rápidos y con menos necesidad de fuerza bruta

Foto: Porzingis tiene un físico único en la NBA. (Reuters)
Porzingis tiene un físico único en la NBA. (Reuters)

Kristaps Porzingis sorprende por su altura, claro, porque no es habitual en la vida ver gente que mida 2.21. En él, sin embargo, es casi más rara la complexión. Es fino como un junco, no tiene los brazos hipertrofiados ni una espalda ancha y poderosa. Es delgado, y eso es extraño. Por poner un ejemplo, solo un jugador es más alto que él en la NBA, Marjanovic, que mide un centímetro más... y pesa 30 kilos más. El serbio, una fuerza de la naturaleza, encuadra con el tipo de pívot que el mundo está acostumbrado a ver. Alto, fuerte, poderoso, como lo fue Shaquille O'Neal o David Robinson.

Claro que los estereotipos están cambiando en el baloncesto a una velocidad fulgurante y Porzingis es solo uno más de los muchos ejemplos que tiene la liga. Los jugadores están mutando porque el deporte también lo está haciendo. La NBA vive tiempos esplendorosos, de basket de ataque con mil posesiones, de velocidad absoluta y de versatilidad en los jugadores. Ahora al baloncesto se juega mucho más rápido, a toda pastilla, y mal lo pasará quien no sea capaz de adaptarse a los nuevos tiempos.

Foto: Giannis Antetokounmpo, en un partido de Milwaukee. (EFE)

Porzingis, con su altura, lanza desde fuera, asiste y es capaz de entrar a canasta como el cuchillo caliente lo hace en la mantequilla. Todo eso, que le convierte en una de las grandes joyas de la nueva NBA, sería imposible con otra constitución. Y su conjunto de cualidades es bastante notable y, lo que es más importante, está perfectamente adaptado para una liga que se está acostumbrando a jugar sin interiores puros y que cada ve privilegia más a baloncestistas que se puedan mover por fuera y por dentro. En su caso, por altura, es un pívot claro, pero no es raro encontrar híbridos, falsos pívots que por cuerpo no lo son pero terminan jugando en esas posiciones en esquemas de jugadores más bajos.

En la NBA, todo va a toda pastilla

La revolución tiene que ver con la estadística, como casi todo en la NBA en tiempos recientes. Los gurús de esto se han dado cuenta de que cuanto más rápido se juega más opciones hay de ganar. Que si se acierta mucho desde fuera se vencerá más que si se tira desde dentro. Que todos los jugadores deberían ser capaces de mover el balón y no solo de finalizar al lado del aro, que eso es una antigualla. Todo va a toda pastilla, hace dos temporadas solo los Warriors pasaron las cien posesiones por partido de media, ahora hay 14 equipos por encima de esa línea. Y subiendo. A los jugadores les ha costado verlo, porque cambios tan drásticos no suelen ser fáciles de digerir, pero por fin se han puesto las pilas y están en ello, según explica profusamente The Ringer.

Foto: Jean-Francois Larios durante el Mundial 82, en Alicante. (Imago)

Este verano la NBA entró en una nueva tendencia física muy clara: hay que bajar peso. Jusuf Nurkic, pívot de los Blazers y estrella en ciernes, apareció en la pretemporada con 15 kilos menos. Jahil Okafor, un fracaso como número 3 del draft hace dos años, perdió casi diez; Enes Kanter, pívot enorme, 17. Todos ellos buscan entrar con mejor pie en una liga en la que ahora mismo se privilegia el movimiento por encima de la fuerza. Además, en el caso de todos ellos hay un hecho añadido que les puede ser muy beneficioso: las lesiones.

El problema de las lesiones

No se necesita un máster en medicina para saber de los problemas que tienen los hombres altos para mantenerse jugando. Solo hay tres baloncestistas en el salón de la fama que hayan sido más altos que Porzingis, Arvydas Sabonis, Ralph Sampson y Yao Ming. Todos ellos eran excelentes jugadores, estelares, cuando fueron jóvenes tenían una proyección magnífica y, de un modo u otro, se quedaron cerca de las expectativas. También todos ellos tuvieron lesiones graves que obligan a pensar qué hubiese sido de sus carreras en el caso de haberse mantenido sanos. Este juego, que en inglés llaman 'what if?', es solo una cábala. Las lesiones y su altura -y su peso- están directamente relacionadas. Rebajar esa carga puede hacer que Porzingis sobreviva a esa lacra tan común en los pívots de enorme tamaño.

La tendencia, en todo caso, no es algo exclusivo de los hombres altos. La liga está cambiando y todos sus jugadores, empezando por las estrellas, están intentando bajar peso. En estos tiempos modernos en los que todo está rentransmitido se ha podido ver a LeBron James hacer esto:

No es un trabajo de fuerza, más bien todo lo contrario. Busca el equilibrio, la estabilidad, objetivos que antes eran muy secundarios en las rutinas del baloncesto. Técnicas similares al bosu, una nueva moda atlética que busca más la eficiencia y la elasticidad que la fuerza. James también ha pasado el verano en el gimnasio buscando perder peso, entrenando como una máquina para intentar alargar su ya de por sí excelente carrera deportiva.

Él es solo una de las estrellas que ha mostrado en redes sociales cómo se machaca en el gimnasio, pero no a la manera tradicional, levantando kilos y kilos de hierro, sino con nuevas técnicas que incluyen el pilates. Kyle Lowry, uno de los jugadores clave en los competitivos Raptors, ha perdido ocho kilos. El 90% de sus rutinas de levantamiento de peso las hace por medio del pilates, que busca más cuestiones como la flexibilidad que la pura fuerza. Carmelo Anthony o Jimmy Butler también enseñan cada vez más unas rutinas que poco tienen que ver con lo del pasado

Foto: Los Warriors han ganado dos de los tres últimos títulos de la NBA. (Reuters)

Y así se ve como Marcus Smart, base, ha perdido diez kilos. Otros como Damian Lillard o Lance Stephenson se han quitado cinco o seis. Los preparadores físicos, que siempre tuvieron un peso en la NBA, cada vez son más solicitado. El verano es un momento para ponerse en forma, como ha hecho esta temporada Mirotic, que también apareció en la temporada con un cuerpo fibroso pero menos pesado.

El baloncesto en la NBA cada vez es más atractivo. Las mentalidades han cambiado hasta crear una liga de pistoleros y velocistas, de jugadores que pueden jugar en varias posiciones, intercambiarse y jugar con los tamaños. El juego en la pintura ha quedado para unos pocos, casi más cosa de la nostalgia que del presente La nueva NBA es más rápida, más ágil, más flexible y más delgada.

Kristaps Porzingis sorprende por su altura, claro, porque no es habitual en la vida ver gente que mida 2.21. En él, sin embargo, es casi más rara la complexión. Es fino como un junco, no tiene los brazos hipertrofiados ni una espalda ancha y poderosa. Es delgado, y eso es extraño. Por poner un ejemplo, solo un jugador es más alto que él en la NBA, Marjanovic, que mide un centímetro más... y pesa 30 kilos más. El serbio, una fuerza de la naturaleza, encuadra con el tipo de pívot que el mundo está acostumbrado a ver. Alto, fuerte, poderoso, como lo fue Shaquille O'Neal o David Robinson.

LeBron James
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