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Los emojis también juegan al baloncesto
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la extravagante historia de la marcha atrás de deandre jordan

Los emojis también juegan al baloncesto

Hasta la media tarde ayer, todo el mundo creí que DeAndre Jordan iba a fichar por Dallas, equipo con el que se había comprometido. Pero se arrepintió, lo que dio paso a una historia esperpéntica

Foto: DeAndre Jordan seguirá siendo jugador de los Clippers (Efe)
DeAndre Jordan seguirá siendo jugador de los Clippers (Efe)

Hasta este miércoles, todo iba muy bien en los Dallas Mavericks. Habían llegado a acuerdos para fichar al pívot DeAndre Jordan y al escolta Wesley Matthews y las expectativas para la próxima temporada eran buenas: el regreso a los playoffs era factible. Pero a media tarde, todo comenzó a torcerse. Los medios especializados empezaron a informar de que Jordan no estaba seguro de la decisión que había tomado (80 millones por 4 temporadas) y de que iba darle otra oportunidad a Los Angeles Clippers, su anterior equipo, en una reunión en su casa de Houston. Todo eso, a apenas unas horas de que acabara el 8 de julio y pudiera firmar su nuevo contrato.

Esa indecisión fue la puerta abierta que utiizaron los Clippers para entrar en tromba. No fue un Caballo de Troya. La operación de los Clippers fue más parecida a un desembarco multitudinario que cogió a los Mavericks por sorpresa. Pero la gracia de todo es que todo fue retransmitido por Twitter a través de emojis, esos caracteres que utilizamos a diario en WhatsApp y en otras aplicaciones.

El primero en utilizarlos fue Chandler Parsons, jugador de los Mavericks y amigo que había convencido a Jordan para que fichara por Dallas. Traducción: "Voy a coger un avión a Houston ahora mismo porque nos quedamos sin DeAndre Jordan".

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Lo mismo hizo Blake Griffin, que estaba bastante más lejos y no le valía sólo con un medio de transporte:

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Chris Paul, del que se rumoreaba que había provocado la marcha de Jordan, también se apuntó:

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Durante unas horas, Twitter se convirtió en una batalla de emojis que comenzó teniendo relación con la marcha atrás de DeAndre Jordan y acabó no teniendo nada que ver, como desmostraron Kobe Bryant y Michael Jordan, que dejaron claro quiénes son los reyes en la NBA:

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El secuestro

Lo mejor, aunque parezca mentira, estaba por llegar. En Houston coincidieron Chris Paul, Paul Pierce, Blake Griffin, JJ Redick y el entrenador y mánager general de los Clippers, Doc Rivers, y Chandler Parsons y Marck Cuban, jugador y dueño de los Mavs, que cinco días antes habían cerrado un acuerdo con Jordan y ahora veían cómo el jugador se estaba echando atrás. El objetivo de las dos partes era convencerlo: unos para que rompiera su compromiso y otros para que lo cumpliera.

Pero los Mavericks ni siquiera llegaron a reunirse con el jugador. La delegación de los Clippers se atrincheró en la casa de DeAndre Jordan (Blake Griffin no se resisitió a mofarse de la situación) y no la abandonaron hasta pasada la media noche (el plazo para firmar nuevos contratos empezaba a esa hora) con el nuevo acuerdo sellado, como se encargó de inmortalizar Paul Pierce.

No es la primera vez que un jugador deja tirado a un equipo con el que se había comprometido, pero sin duda es la más sonada. La NBA no puede sancionar a DeAndre Jordan por lo que ha hecho, pero la imagen del jugador y de los Clippers queda muy dañada. Ambos han roto una norma no escrita que dice que los acuerdos verbales durante el período de agencia libre no se rompen. Jordan lo hizo, y ahora la NBA deberá replantearse si su sistema sigue siendo válido. También queda en entredicho el papel de Chris Paul, presidente del sindicato de jugadores, que ha presionado para que un jugador rompiera un acuerdo al que se había comprometido.

Hasta este miércoles, todo iba muy bien en los Dallas Mavericks. Habían llegado a acuerdos para fichar al pívot DeAndre Jordan y al escolta Wesley Matthews y las expectativas para la próxima temporada eran buenas: el regreso a los playoffs era factible. Pero a media tarde, todo comenzó a torcerse. Los medios especializados empezaron a informar de que Jordan no estaba seguro de la decisión que había tomado (80 millones por 4 temporadas) y de que iba darle otra oportunidad a Los Angeles Clippers, su anterior equipo, en una reunión en su casa de Houston. Todo eso, a apenas unas horas de que acabara el 8 de julio y pudiera firmar su nuevo contrato.

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