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La NBA no quiere ser la NFL en asuntos de violencia doméstica
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sanciona a jeffery taylor con 24 partidos

La NBA no quiere ser la NFL en asuntos de violencia doméstica

Con la dura sanción a Jeffery Taylor, la NBA pretende evitar una tormenta de escándalos como la que sufrió la liga de fútbol americano este verano

Foto: Taylor llegó a la NBA en el 2012 tras ser elegido en el puesto 31º del 'draft' (Reuters)
Taylor llegó a la NBA en el 2012 tras ser elegido en el puesto 31º del 'draft' (Reuters)

El pasado jueves, Adam Silver impuso a Jeffery Taylor la sanción más alta a un jugador en la historia de la liga por motivos ajenos a la competición. El comisionado de la NBA sancionó con 24 partidos al alero después de que una juez lo condenara por un delito de violencia doméstica cometido a finales del mes de septiembre. La reacción de la NBA ante este asunto contrasta con la pasividad y el descuido de la NFL, que actuó tarde y mal ante varios casos similares este mismo año.

La actitud de Silver sigue la línea marcada por él mismo desde que sustituyó a David Stern como comisionado en febrero: tolerancia cero con cualquier hecho que pueda dañar la imagen la NBA, una de las marcas globales más importantes del deporte a nivel mundial. Así fue con el caso de Donald Sterling, que acabó con la venta de los Clippers al multimillonatio Steve Ballmer, y así ha sido ahora. "La violencia doméstica es un problema social serio y es antitético para cualquier comunidad u organización que se enorgullece de los valores del respeto a los otros, la defensa de la moral y la decencia", dijo Silver en un comunicado.

"Esta suspensión es necesaria para proteger los intereses de la NBA y la confianza que el público le tiene. La conducta del Sr. Taylor viola la ley aplicable y, en mi opinión, no se ajusta a las normas de la moral, es perjudicial y va en detrimento de la NBA", añadió.

Jeffery Taylor, alero de los Charlotte Bobcats fue sancionado con 24 partidos tras declararse culpable de dos delitos menores de violencia doméstica y destrucción de la propiedad del hotel por los que acabó detenido el pasado 25 de septiembre en East Lansing, en el estado de Michigan (Estados Unidos). El 29 de octubre, la juez Andrea Larkin sentenció a Taylor a 18 meses de libertad provisional en los que tendrá que superar un programa de rehabilitación, 80 horas de servicios comunitarios y controles diarios de alcoholemia.

La sanción de la NBA se suma a la de su franquicia, que lo ha mantenido apartado del equipo desde el inicio de la temporada, 11 partidos, aunque ha seguido pagándole. A esos 11 encuentros se sumarán otros 13, por lo que Taylor no podrá volver a jugar hasta el 17 de diciembre. La multa económica asciende a 268.000 dólares, cantidad que equivale al sueldo de los 24 partidos de sanción. El jugador tiene 30 días para recurrir.

La reacción de Michele Roberts, directora ejecutiva del sindicato de jugadores (NBPA en sus siglas en inglés), a la mano dura de la Liga no tardó en llegar. Roberts calificó la sanción de "excesiva, sin precedente y una violación del convenio colectivo (CBA)" firmado con la NBA en el año 2011. La NBPA argumenta que el CBA no permite una sanción tan dura. Lo que sí permite son sanciones de un mínimo de 10 partidos cuando un jugador resulta culpable de un delito grave, lo que es no es caso de Taylor.

Sin embargo, como apunta el abogado Michael McCann en Sports Illustrated, el estatuto de la NBA sí autoriza al comisionado a sancionar (sin ningún límite) a un jugador culpable de una conducta que no se ajuste a los "estándares de moralidad y juego limpio". A eso, y no a lo que dice el CBA, se agarra la NBA. En el caso de Taylor, además de su reprobable conducta, por la que ha había sido condenado antes de la sanción de la Liga, se unen otros dos aspectos. Por un lado, el enfrentamiento entre Silver y Roberts desde la llegada de esta última a la NBPA. El acuerdo millonario de televisión es el principal pnto de fricción y puede desembocar en otro 'lockout' en el 2017 por el decontento de los jugadores, que se sienten engañados por el acuerdo del 2011.

Y por otra parte está el precedente de la NFL, que este mismo año afrontó una crisis por los casos de violencia doméstica de varios jugadores de la Liga. El más grave fue el de Ray Rice, que golpeó y dejó a su novia (ahora mujer) inconsciente en un ascensor de un casino de Atlantic City. Fue sancionado con dos partidos por el comisionado, Roger Godell, pero la filtración del vídeo (que mostraba imágenes gravísimas) y las sospechas de que Godell lo había visto y aun así había impuesto una sanción tan escasa dañaron la imagen de la competición. Rice acabó siendo suspendido indefinidamente, decisión que ha recurrido.

Ese y otros casos (como el Adrian Peterson, acusado de golpear a su hijo de 4 años) llevaron a la NFL a anunciar un cambio en sus políticas para afrontar ese problema y atajar las críticas. La NBA no sancionaba a un jugador por violencia doméstica desde el 2007, cuando Ron Artest (todavía se llamaba así) fue suspendido 7 partidos, pero con la sanción a Taylor, Adam Silver ha querido tomar la delantera para demostrar que está comprometido con el asunto y, sobre todo, evitar un deterioro de la imagen de la NBA.

El pasado jueves, Adam Silver impuso a Jeffery Taylor la sanción más alta a un jugador en la historia de la liga por motivos ajenos a la competición. El comisionado de la NBA sancionó con 24 partidos al alero después de que una juez lo condenara por un delito de violencia doméstica cometido a finales del mes de septiembre. La reacción de la NBA ante este asunto contrasta con la pasividad y el descuido de la NFL, que actuó tarde y mal ante varios casos similares este mismo año.

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