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El regreso a casa de LeBron: amor, alegría y dólares, muchos dólares, para Cleveland
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su vuelta generará unos 500 millones al año

El regreso a casa de LeBron: amor, alegría y dólares, muchos dólares, para Cleveland

El estado de Ohio es una fiesta. 'King James vuelve a casa. Se estima que su presencia en los Cavaliers generará 500 millones de dólares por temporada

Foto: Cleveland y sus arcas están encantados con el regreso de su 'rey'.
Cleveland y sus arcas están encantados con el regreso de su 'rey'.

"En el noreste de Ohio no te regalan nada. Tienes que ganártelo todo. Tienes que trabajar por lo que tienes. Estoy preparado para aceptar el reto. Vuelvo a casa". El ‘330’ tatuado en su antebrazo derecho simboliza sus raíces. Un número que se corresponde con el código postal de Akron, la ciudad que vio nacer a LeBron James hace 29 años. Tras declararse agente libre y otear el mercado, el pasado viernes, la estrella del firmamento baloncestístico anunciaba que regresaba a los Cleveland Cavaliers. Una decisión envuelta en un aura de misterio y secretismo mayúsculo. Según los editores de Sports Illustrated, el soporte que eligió el astro para dar a conocer su destino a través de una carta abierta, conocieron el contenido de la misiva la misma mañana en la que se hizo pública.

En su casa ya ultiman los detalles de una gran fiesta de bienvenida. La misión de ‘King James’ es clara: devolver la gloria a una ciudad huérfana de triunfos en las Grandes Ligas desde que los Browns ganaron la NFL en 1964. Sin embargo, su vuelta supone un seísmo que no sólo azota la NBA. Además de volver a ver vestido con el jersey de los Cavaliers a su ídolo, el mismo que en cuatro años pasó de ser un traidor a encarnar la parábola del hijo pródigo, la economía de la franquicia y de la ciudad de Cleveland se frota las manos con la buena nueva. Según las estimaciones de la oficina fiscal del Condado de Cuyahoga (Ohio) de las que se hace eco Bloomberg, su presencia generará 500 millones de dólares anuales.

Sólo los partidos que los Cavs disputen en el Quicken Loans Arena producirán unas ganancias de 268 millones de dólares. La cuenta es simple: el curso previo al desembarco de LeBron en la Liga (2002/2003), la asistencia media al pabellón era de unos 12.000 espectadores; cifra que se disparó hasta los 20.500 asientos llenos en su última temporada con el uniforme de los Cavaliers (2009/2010). En su segunda etapa nadie duda de que se colgará el cartel de no hay billetes cada noche. Algo que intensificará el gasto de los seguidores hasta situarlo en unos 170 millones y creará 500 puestos de trabajo adicionales. Fuera del pabellón, la afluencia a restaurantes, las reuniones de negocios o la ocupación hotelera también se incrementarán de forma considerable.

Casualidad o no, tres días después de elegir destino, el partido republicano escogía a Cleveland antes que Dallas para acoger a la Convención Nacional Republicana que se celebrará en 2016. Un evento que atraerá a más de 50.000 personas a la región y dejará en sus arcas 200 millones de una tacada. En enero, la revista Forbes valoraba a los Cavaliers en 515 millones, decimonovena posición en la lista de 30 equipos que conforman la NBA. En medio de este descontrolado maremágnum capitalista, el ‘Beacon Journal’ infla el pecho y asegura que la segunda irrupción de LeBron les convertirá en una franquicia billonaria.

Pese al espaldarazo económico a sus paisanos, LeBron torna ‘perdiendo’ (más abajo entenderán el porqué de la comilla simple) dinero. Durante su etapa en Miami LeBron estuvo empadronado en Florida, donde residía y donde aún posee una mansión valorada en 9 millones de dólares. Sin embargo, el pasado año, a modo de premonición, James se presentó para ser jurado, participando así como ciudadano en la administración de la justicia (una figura clásica del sistema jurídico inglés), en el Condado de Summit (Ohio). Para hacerlo no le quedó otra que acreditar ser residente de Ohio y tributar en su estado natal. Algo que a nivel fiscal no supone una gran ventaja. A principios de mes, en medio de la angustiosa catarata de rumores e hipótesis, Michael McCann publicaba en Sports Illustrated un minucioso análisis en torno a la fiscalidad a la que estaría sujeta la renta de LeBron en caso de haber fichado por uno u otro equipo. Grosso modo, de haber fichado por el máximo con los Heat (casi 128 ‘kilos’ por 5 años) se hubiera llevado 73,2 millones limpios de polvo y paja. Si lo hubiera hecho con los Cavs (94,5 por cuatro años) el neto ascendería a 51,9 millones. Algo más de 21 millones de diferencia.

Unas proyecciones que se han cumplido… a medias. En lugar de apurar los cuatro años de contrato a los que podía optar según el actual convenio colectivo (CBA), LeBron prefirió reducir su compromiso a dos años a cambio de 42,1 millones. Un hecho cuya explicación radica en el potencial crecimiento de la Liga en lo que a derechos televisivos se refiere a partir de 2016, justo cuando expire el acuerdo suscrito hace unos días. Este curso la NBA percibió 930 millones de dólares procedentes de Disney (propietarias de ESPN y ABC) a Time Warner (dueño de Turner y TNT) en este concepto. Una cifra mareante para cualquier mortal que queda reducida a escombros al lado de los 4.500 que se embolsa el fútbol americano (NFL) o los 1.500 que se lleva el baseball (MLB). Por ello, la NBA buscará doblar su porción del pastel y negociar al alza el pacto. De culminar satisfactoriamente, el límite salarial de las franquicias subirá de los 63 millones previstos para el próximo hasta unos 80. Un salto que, ley en mano, aumentaría sus emolumentos en torno a 3,5 millones al año.

Juegos financieros al margen, en cualquiera de los escenarios posibles su estatus no se verá alterado. Atendiendo a las cifras vertidas por un informe conjunto de Sports Illustrated y la revista económica Fortune, además de su salario, LeBron James factura cada año cerca de 40 millones de dólares en contratos publicitarios. Nike, McDonald's, Samsung, Coca Cola, o el gigante de la tecnología china Tencent figuran entre sus principales patrocinadores. Una astronómica ‘propina’ que le convierte en el segundo deportista mejor pagado de Estados Unidos, sólo por detrás del boxeador Floyd Mayweather (105 millones).

Como no podía ser de otra manera, en el equipo están encantados con la noticia. Con LeBron, los Cavs dispondrán en sus filas de cuatro números uno del draft (LeBron, Andrew Wiggins, Kyrie Irving y Anthony Bennett), algo que no ocurría desde que los Lakers juntaron en sus filas a James Worthy, Kareem Abdul-Jabbar, Mychal Thompson y Magic Johnson durante la temporada 1988/1989. Más allá de posibles encajes de bolillos y probaturas a la hora de cuadrar todas las piezas del puzzle, el salto cualitativo se antoja brutal. “Poder entrenar al mejor jugador del mundo es una bendición que desearía para todo el mundo. Con él, nuestro equipo mejorará en cada aspecto”. David Blatt no cabe en sí de gozo. Tras dejar su impronta en Europa durante las últimas dos décadas, qué mejor manera de estrenarse como ‘head coach’ en la NBA que de la mano de uno de los mejores jugadores del planeta.

"De no ser por aquella carta, esto hubiera pasado hace algún tiempo”. Dan Gilbert, el excéntrico propietario de los Cavs, se lamentaba hace unos días por la pila de lindezas que le dedicó tras 'The Decision' en 2010. Una de las epístolas más incendiarias que se recuerdan en el mundo del deporte. Al final LeBron perdonó, tal y como Cleveland le ha indultado a él, y no fue rencoroso con su antiguo jefe. Borrón y cuenta nueva. Sus caminos se han vuelto a unir. “Ya no tengo nada en contra de él como antes, dijo cosas de mí en un momento de frustración y quizá algún día se arrepienta. Pero yo cometí un error también, y hay cosas que también quiero arreglar. Uno comete errores, pero sigues adelante”. Una prueba más de que del amor al odio sólo hay un paso. Porque, como rezaba el arranque de su sincera reflexión, antes de que a nadie le importase donde iba a jugar al baloncesto, LeBron era un niño más del noreste de Ohio. Ahora, con el mundo a sus pies, vuelve al lugar donde empezó todo. En Cleveland sólo esperan que su ‘Dios’ no les vuelva a romper el corazón.

En Miami respetan su decisión

La nostalgia ahora es para el debilitado fuego del American Airlines Arena. ‘Legone’, titulaba el ‘Sun Sentinel’, uno de los rotativos de referencia en Florida. Durante cuatro años, en South Beach se sintieron en el centro del universo. Dos anillos y cuatro finales es botín más que suficiente para colmar sus ambiciones. Ahora, con Bosh (118 millones y 4 años) y Wade (32 millones y 2 años) como piedras angulares de la era pos-Lebron, toca remontar el vuelo. “Yo puedo decir que has trabajado por hacer campeón a nuestro equipo y te lo has ganado, simplemente muchas gracias por todo, nunca te olvidaremos. Sé feliz. La carta de un seguidor de los Heat condensa el sentir de una afición dolida que, salvo alguna reacción desmedida –camisetas quemadas o la cara tachada de un mural junto al resto de los integrantes de la plantilla de los Heat-, por lo general, ha encajado el golpe con talante y deportividad.

"En el noreste de Ohio no te regalan nada. Tienes que ganártelo todo. Tienes que trabajar por lo que tienes. Estoy preparado para aceptar el reto. Vuelvo a casa". El ‘330’ tatuado en su antebrazo derecho simboliza sus raíces. Un número que se corresponde con el código postal de Akron, la ciudad que vio nacer a LeBron James hace 29 años. Tras declararse agente libre y otear el mercado, el pasado viernes, la estrella del firmamento baloncestístico anunciaba que regresaba a los Cleveland Cavaliers. Una decisión envuelta en un aura de misterio y secretismo mayúsculo. Según los editores de Sports Illustrated, el soporte que eligió el astro para dar a conocer su destino a través de una carta abierta, conocieron el contenido de la misiva la misma mañana en la que se hizo pública.

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