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El Real Madrid de Chus Mateo descubre la clave para remontar la temporada y dispara su techo
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El equipo blanco coge impulso

El Real Madrid de Chus Mateo descubre la clave para remontar la temporada y dispara su techo

La segunda unidad del Real Madrid de baloncesto incrementa su participación de manera relevante, con un rendimiento extraordinario, y brinda a Chus Mateo un abanico de posibilidades. El equipo supera todas sus dudas y cambia el gesto

Foto: Dzanan Musa fue el máximo anotador blanco ante Zalgiris. (AFP7)
Dzanan Musa fue el máximo anotador blanco ante Zalgiris. (AFP7)

No es que la plantilla de Zalgiris sea comparable a la de Panathinaikos, por ejemplo, ni incluso a la madridista. Pero es un buen equipo y la victoria en Kaunas reviste un mérito notable, por el cuándo, el dónde y el cómo. Veamos. El cuándo se explica siendo el tercer partido de la semana cuádruple en este mes de aterrador calendario.

Y se saldó con la tercera victoria en fila de los blancos, que son cinco seguidas en Euroliga (desde la derrota hace un mes en el Palacio, precisamente contra los lituanos) y dejan al equipo en una posición más templada, 7º, más cerca de la clasificación directa, aunque solamente le separa una victoria del 12º puesto, eliminatorio. La igualdad es máxima: cada triunfo cuenta y cuesta mucho.

La semana de locos comenzó con una notable victoria en el duro feudo baskonista y continuó con otra, no exenta de dificultad, en Granada. Este partido mostró un detalle llamativo, novedoso, quizá trascendental. La cosa fue más o menos la siguiente: el Covirán se zampó al Madrid en el primer cuarto (25-18, que pudo ser mayor), por intensidad, por espíritu, por piernas y por calidad. Un espectáculo el vendaval rojo ante un quinteto madridista irreconocible.

placeholder Dzanan Musa lideró la fiesta. (AFP7)
Dzanan Musa lideró la fiesta. (AFP7)

Y fue la segunda unidad, los menos habituales, más un estelar Hezonja, los que contuvieron la herida antes de suturarla en el segundo tiempo. Una segunda y llamativa novedad de Chus Mateo fue colocar a Feliz de escolta el último cuarto, donde ya sí, el Madrid se recreó para conseguir una victoria clara. Y Musa se empeñó en dejar mal a los que le colmamos de elogios tras la exhibición de Vitoria, con uno de los partidos más desacertados que se le recuerdan.

Así no puede hacer frío en Lituania

Y de Granada, vuelo directo a Kaunas. El Zalgirio Arena es un espectacular coliseo fundado en 2011, precioso por fuera, impresionante por dentro, uno de los templos esenciales del basket europeo. Quince mil gargantas saltarinas acompañan al equipo sin descanso, creando una atmósfera mágica, con un derroche calórico que disimula durante un par de horas el frío del invierno báltico.

Un escenario para valientes. La mala suerte de no poder vivir esa experiencia en directo se compensa con la posibilidad de ver el partido con la opción del sonido ambiente. Y a pesar de la reciente derrota en Madrid, permanece en la memoria el buzzer beater de Deck el pasado año que dio la victoria al Real en el último segundo (62-64).

Comenzó el partido con un Zalgiris motivadísimo, dinámico y presionante. Un efusivo Andrea Trinchieri terminó recibiendo una técnica por protestar decisiones arbitrales de las que el Madrid no podría quejarse, para entendernos. La salida a pista de Sylvain Francisco, que dio cera en Madrid, fue meteórica: 5+1+2 en algo más de dos minutos y terminó lesionado con un esguince en el tobillo (pisó a Musa) que no le permitió continuar. Bueno, el Madrid no tiene a Deck.

El desembarco de la retaguardia

Volviendo al partido, el quinteto titular madridista no funciona y termina el cuarto calcando casi el resultado de Granada (26-15). Y volvió a suceder: la segunda unidad (Abalde-Hugo-Garuba-Feliz), con Hezonja haciendo de super-glue como en Granada, sujetó el desastre con un brillante segundo cuarto, que consiguió culminar en ventaja (34-35).

Y otra novedad que comenzó a visualizarse en la ciudad de la Alhambra fue el desembarco de Serge Ibaka: aquí falló dos triples de entrada, consiguió tres canastas cerca del aro (no sin esfuerzo), embocó un triple después y pidió el cambio, visiblemente agotado. Y no salió un gris Tavares, sino el energético Garuba, con una llamativa tendencia a cometer personales con inusitada rapidez.

placeholder Hezonja, esta temporada. (AFP7)
Hezonja, esta temporada. (AFP7)

Un intenso tercer cuarto terminó decantando el duelo hacia el Madrid, ahora sí, con un Musa que recordaba al de Vitoria más que al de Granada. Y con una participación coral. Su excelente defensa terminó por ofuscar a los lituanos, que encadenaban errores, aprovechados velozmente por un Real muy enfocado. Y así fueron pasando los minutos: el Madrid fue superior con una notable intensidad defensiva, dominio del rebote y velocidad en la transición.

Trinchieri se desgañitaba en uno de sus tiempos muertos (M32: just one fucking rebound!) para apenas susurrar en el siguiente, cuando ya no quedaba mucho por hacer. Los suplentes madridistas terminaron de liquidar el partido en una exhibición colectiva que se echaba mucho de menos. Todo era intentarlo y seguro que Feliz, Ibaka, Hugo o Eli dormirán mejor.

Hay una estadística a veces engañosa que es el más/menos, o el balance de puntos a favor y en contra mientras un jugador está en pista. No debe olvidarse que es un juego de equipo, por lo que tu más/menos depende de tus compañeros en el momento que participas. En el partido, el más/menos masivo del Madrid lo comparten Eli, Feliz, Llull, Ibaka, Hezonja y Abalde. Pueden extraerse conclusiones claras, pero no da lugar a proyecciones a corto.

placeholder El base dominicano del Real Madrid, Andrés Feliz. (EFE/Javier Lizón)
El base dominicano del Real Madrid, Andrés Feliz. (EFE/Javier Lizón)

Hasta Mario Hezonja dejó apenas asomar una leve sonrisa después de culminar un alley-hoop de videojuego, de espaldas a canasta y con un inefable giro de muñeca a tablero. Liquidado el encuentro (con el average perdido, el Zalgiris ni siquiera intentó encestar su última posesión larga), la hermosa celebración de la derrota con la parroquia verde es de las que llegan al corazón, con una maravillosa comunión entre los jugadores, Trinchieri incluido, y los seguidores.

Estaría bien escuchar a Joan Plaza relatando su experiencia en Kaunas y se alegra uno de que el bache financiero que pasaron hace unos años haya sido superado. Desde luego, la experiencia de vivir uno de estos partidos en el Zalgirio debería ser un objetivo para cualquier apasionado de este deporte.

Un horizonte casi despejado

En fin, el banquillo blanco era una exhibición de abrazos entre los compañeros y las declaraciones posteriores de los Brate continuaban en esa línea. Musa pletórico, Hezonja felicitaba al coach Mateo y al staff por su excelente planificación defensiva del partido y se mostraba "orgulloso de que los que jugaban menos, ahora lo hacen más" y además lo hacen bien. Con esa reflexión hay que quedarse. Aunque cualquiera que escribe, analiza o predice está condenado a equivocarse, había runrún con lo del trabajo en equipo, al menos aquí. Y se demuestra ahora que podía ser así. Veremos si es posible que la idea permanezca.

placeholder Chus Mateo conversa con Serge Ibaka. (EFE/Miguel Ángel Molina)
Chus Mateo conversa con Serge Ibaka. (EFE/Miguel Ángel Molina)

El horizonte muestra ahora tres partidos seguidos en Madrid. El periplo turístico europeo se detiene por unas jornadas. Incluso el domingo se recibe a Tenerife en el Movistar Arena. La Laguna Tenerife es un rival directo en la pelea por los cabezas de serie para la Copa. Evitar de primeras a Valencia y Unicaja ya es de momento un objetivo interesante, pero lo que viene por abajo puede ser tremendo también (Barça, Baskonia). Así que no parece un partido muy trascendental, después de todo. Pero el equipo llega con los cansancios repartidos, de modo que ya llueve menos en ese sentido.

En lo que se refiere a la Euroliga, la cosa no pinta mal, aunque no se puede infravalorar a ningún rival. Desde luego, Olympiacos es el actual líder de la competición, lo que aumenta las opciones del Madrid para vencerle en el Movistar Arena. Después enfrenta de nuevo a un desanimado Baskonia (15º, derrota 74-72 ante la Virtus de Bolonia). Debieran ser dos victorias para afrontar con más calma tres visitas complicadas: Mónaco (donde arrasó el Barça 84-98 con brillantez y un Darío Brizuela estelar) y las dos de Estambul, antes de recibir al Barcelona. Así es la Euroliga, una apoteósica sucesión de partidos entre los mejores equipos del continente.

No es que la plantilla de Zalgiris sea comparable a la de Panathinaikos, por ejemplo, ni incluso a la madridista. Pero es un buen equipo y la victoria en Kaunas reviste un mérito notable, por el cuándo, el dónde y el cómo. Veamos. El cuándo se explica siendo el tercer partido de la semana cuádruple en este mes de aterrador calendario.

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