La primera final europea del Real Madrid casi la arruina el franquismo
En 1962, el Real Madrid alcanzó su primera final de la Copa de Europa. El régimen franquista casi la estropea al no dejar al equipo madridista viajar a la URSS
La sección de baloncesto del Real Madrid está uno de los mejores momentos de su historia. Lo dejan bastante claro los datos: esta semana disputa su quinta Final Four en las últimas siete temporadas. Desde la llegada de Pablo Laso al banquillo, el equipo madridista ha ganado 13 títulos, incluida la Euroliga de 2015, su primera Copa de Europa en 20 años.
No es la primera vez que el Real Madrid vive una etapa de éxito a nivel europeo. Dominó en los 60, con siete finales y cuatro títulos de la Copa de Europa, y también en los 70, con otras cuatro finales y dos títulos. En las décadas siguientes, sin embargo, la gloria fue mucho más intermitente. En 2017 se cumplen 55 años de su primera final europea. Fue en 1962, en la Copa de Europa, y estuvo a punto de no celebrarse por culpa del régimen franquista.
El Real Madrid había debutado en la competición en 1958, primer año en el que se celebró. Llegó a semifinales, pero no pudo jugarlas porque el Gobierno español no le dio permiso para viajar a Riga (capital de Letonia, entonces parte de la Unión Soviética) para jugar contra el ASK. La opción de jugar en una ciudad neutral también se descartó por el rechazo de las autoridades soviéticas. Sucedió lo mismo en 1961, pero entonces se llegó a un acuerdo y tanto la ida como la vuelta se jugaron en canchas neutrales (París y Praga). El Mardrid ganó en la ida por tres puntos, pero perdió por 21 en la vuelta.
Un año después, el Madrid volvió a avanzar en la competición y, tras eliminar al Casablanca marroquí, al Varese italiano (con la famosa autocanasta ideada por Pedro Ferrándiz), al Legia polaco y al Olimpia esloveno –yugsolavo en aquellos días–, se plantó en la final. Fue el primer equipo de Europa occidental en conseguirlo.
El problema se repitió: su rival, el Dinamo de Tiflis, también era un equipo soviético. Y las autoridades franquistas, igual que habían hecho en 1958 y 1961, no estaban dispuestas a permitir al Madrid viajar a la URSS ni a dejar al Dinamo entrar en España.
La razón oficial es que tenían miedo "de un personal más o menos incontrolable y susceptible de producir enojosos incidentes que pueden acabar de una manera desagradable al ser representantes de países del telón de acero", según documentos del Ministerio de Asuntos Exteriores recogidos por Juan Antonio Simón Sanjurjo en su trabajo 'Jugando contra el enemigo: Raimundo Saporta y el primer viaje del equipo de baloncesto del Real Madrid CF a la Unión Soviética'.
La figura de Raimundo Saporta, la más importante en la historia de la sección de baloncesto, fue clave para evitar que el franquismo arruinara la primera final europea del Madrid. Dados los precedentes anteriores, la FIBA, en cuyo consejo se sentaba Saporta, ya tenía previsto que se pudiera jugar la final en campo neutral. La negociación de Saporta tanto con la federación internacional como con Ramón Sedó, director general de Política Exterior del gobierno español, permitió que la disputa de la final a partido único en Ginebra (Suiza), a pesar de que el gobierno ruso presionó para que se le concediera la victoria al Dinamo si no se podía jugar a dos partidos.
Vídeo: la autocanasta del Real Madrid ante el Ignis Varese.
Pero no acabaron ahí los problemas. El partido se tuvo que retrasar varias veces. La primera fecha prevista fue el 24 de junio. Luego se aplazo tres días, y finalmente uno más, debido a los problemas del equipo soviético para que Suiza le concediera los visados. Al final se jugó el viernes 29 de junio, día de San Pedro (Manuel Espín, enviado del 'Mundo Deportivo', contaba el 27 de junio que los jugadores querían brindarle la victoria a Pedro Ferrándiz por su santo). El Dinamo de Tiflis llegó a Ginebra el jueves, cuando el Madrid ya llevaba unos días en la ciudad.
Hubo otro problema: el Patinoire des Vernets, sede de la final, era un recinto dedicado a los deportes sobre hielo, así que la pista instalada no era la más adecuada. Finalmente el partido se jugó y acabó con victoria por 90-83 del Dinamo, un equipo con jugadores más altos y fuertes que los madridistas, entre los que se encontraban los españoles Emiliano Rodríguez, Lolo Sáinz y Carlos Sevillano o los estadounidenses Wayne Hightower y Stan Morrison.
La negociación de Saporta, unido al cambio de postura del régimen, poco a poco más aperturista, permitieron que el Real Madrid viajara a la URSS en la primavera de 1963 para jugar una nueva final, esta vez contra el CSKA de Moscú. Fue la primera vez que un equipo español de baloncesto viajaba al otro lado del Telón de Acero. Tampoco ganó esa vez. Sí lo hizo en 1964, cuando superó al Brno para conquistar su primera Copa del Europa. Esta semana en Estambul busca la décima.
La sección de baloncesto del Real Madrid está uno de los mejores momentos de su historia. Lo dejan bastante claro los datos: esta semana disputa su quinta Final Four en las últimas siete temporadas. Desde la llegada de Pablo Laso al banquillo, el equipo madridista ha ganado 13 títulos, incluida la Euroliga de 2015, su primera Copa de Europa en 20 años.