Jordi Bertomeu: "¿Turquía? ¿Cuál es la democracia en Arabia Saudí?"
Antes de la Final Four de Estambul, Jordi Bertomeu, CEO de la Euroliga, atiende a El Confidencial para hablar del presente y el futuro de la competición
La mejor Euroliga de la historia ha sido también la de más acento turco. En Turquía, que esta temporada ha tenido cuatro representantes en la máxima competición continental y que esta semana acoge la Final Four, ha encontrado la Euroliga su mejor socio. Eso tiene consecuencias negativas, como que la imagen de la competición se asocie cada vez más a un país cuyas libertades se han deteriorado, sobre todo en el último año. Preguntado por si eso le preocupa, Jordi Bertomeu, CEO de la competición, responde que no. En una entrevista con El Confidencial, el dirigente se extiende, distinguiendo entre su opinión personal y la de la empresa a la que representa.
"Tenemos un patrocinador principal, que es turco. Pero debemos ser claros. ¿Cuál es la democracia que tenemos en Arabia Saudí, por ejemplo?", se pregunta. "No creo que tengamos mucha democracia en Arabia Saudí. Y tenemos embajadores en Arabia Saudí y nuestras grandes compañías del Ibex 35 hacen negocios allí. Y nadie se horroriza. Y no es un ejemplo de democracia. Jordi Bertomeu puede pensar una cosa, que evidentemente mientras esté en el cargo no la voy a decir, pero la Euroliga es una institución, como una empresa del Ibex 35 o como el Gobierno de España o de Francia. A mí me preocupa mucho más el tema de los refugiados, por ejemplo, en el que creo que debemos trabajar más, y lo digo como autocrítica ", explica.
"En cuanto a percepción política, eso es siempre opinable. A mí que en Turquía haya una situación de derechos civiles y políticos bajo mínimos es una cuestión que en lo personal me puede no gustar, pero la Euroliga va a allí para organizar un torneo de baloncesto para que los aficionados turcos, que son gente de la calle, lo disfruten. No hacemos un evento como los Juegos Olímpicos del 36 en Berlín, no estamos haciendo eso. Estamos haciendo un evento para los aficionados, que estaba previsto desde antes del golpe de Estado, desde antes de muchas otras cosas, y no veo por qué los aficionados de la calle no pueden ver a sus equipos. Nosotros no entramos en más valoraciones como Euroliga", finaliza.
La Final Four de esta semana será el final de la primera temporada de la nueva era de la competición. En medio de un conflicto con la FIBA que aún no ha vivido su último capítulo, la Euroliga anunció hace año y medio un nuevo formato con menos equipos, más partidos y más dinero. El resultado de aquella apuesta no puede sino calificarse como exitoso. La asistencia a los pabellones ha subido, la audiencia ha crecido y, lo que es más importante, el espectáculo sobre la cancha ha sido de gran nivel.
"Hemos superado las expectativas. Siempre decimos que las competiciones necesitan tiempo para consolidarse, para valorarlas con justicia. Manteniendo esto, sí que no puedo ocultar que los datos son muy buenos. Hasta hoy se confirma que la decisión era buena", explica Bertomeu, que habla de los agitados tiempos que vive el baloncesto europeo desde la posición del que se siente fuerte. En su opinión, la clave ha sido el formato de todos contra todos, por eso afirma que "ha venido para quedarse". "Esa es la pieza angular del éxito", dice.
Habrá más equipos a medio plazo
Desde esa base, la Euroliga crecerá en los próximos años. Cuándo y cómo es algo que tienen que discutir, dice Bertomeu, pero la ampliación puede darse por segura. "No pensamos que 16 sea el número final de la Euroliga, creemos que hay margen para algún país más. Francia no está y tiene que estar. No creo que volvamos a medio plazo los 24, pero hay margen y una necesidad de ampliar. No va a ser la temporada próxima. Y dudo que para la siguiente". El principal obstáculo será el calendario. Si ya esta temporada ha sido demasiado exigente, la próxima lo será más con la inclusión de las ventanas FIBA.
Durante la última década, la Euroliga se ha hecho más grande, mientras que las ligas nacionales han empequeñecido. Bertomeu no acepta la idea de que el crecimiento de la Euroliga haya sido a costa de las competiciones nacionales. Lo explica con un símil: "Si uno tiene una tienda y le abren al lado otra que vende a mitad de precio, podríamos decir que el crecimiento de una ha sido a costa de la otra, pero no es así".
La dificultad del encaje entre una y otras queda patente con el ejemplo de la ACB, donde existe una división sobre qué formato adoptar. Los equipos españoles que juegan la Euroliga quieren una competición con menos equipos, mientras que el resto no quiere arriesgarse a perder su sitio en la máxima categoría. Bertomeu no entra a valorar lo sucedido la semana pasada y solo espera que se resuelvan pronto esas diferencias, pero su discurso apunta indirectamente a lo que sucede en la liga española.
Un consejo para la ACB
"Nosotros pasamos de 24 a 16 equipos", dice Bertomeu. "No fue una decisión sencilla, amable, fácil... No lo fue, pero había una convicción clara de que esto iba a ser bueno. Ese es el tema: poner por delante lo que los aficionados quieren. Si nos los ponemos como mantra, sería más fácil encontrar soluciones. Aunque obviamente requeriría de sacrificios y solidadridad con aquellos que hicieran sacrificios. Con esos elementos se podrían buscar soluciones a estos encajes".
"Si nos ponemos a pensar en otra cosa cada uno pensará en lo que le irá bien, que es muy legítimo, pero entonces es muy difícil. Lo que el aficionado quiere es la mayor calidad posible en la competición, y creo que todos deberíamos ponernos de acuerdo en eso. Cada uno debería buscar en su parcela cuál es la mejor competición posible para sus aficionados", dice Bertomeu.
"Nosotros hemos hecho nuestro proyecto y no hemos tocado para nada a las ligas nacionales", continúa. "No hemos ido a jugar los fines de semana, nos hemos limitado a meter más partidos en las mismas semanas, no hemos impedido a los clubes jugar las ligas nacionales, no hemos exigido a las ligas que jueguen los lunes... La ACB tiene el mismo formato ahora que hace diez años, nosotros no hemos tocado nada de la ACB. No puedo aceptar el concepto de que hemos crecido a costa", se reafirma Bertomeu, que pone a la liga adriática, la alemana o la turca como ejemplos de competiciones que han crecido en paralelo a la Euroliga.
La mejor Euroliga de la historia ha sido también la de más acento turco. En Turquía, que esta temporada ha tenido cuatro representantes en la máxima competición continental y que esta semana acoge la Final Four, ha encontrado la Euroliga su mejor socio. Eso tiene consecuencias negativas, como que la imagen de la competición se asocie cada vez más a un país cuyas libertades se han deteriorado, sobre todo en el último año. Preguntado por si eso le preocupa, Jordi Bertomeu, CEO de la competición, responde que no. En una entrevista con El Confidencial, el dirigente se extiende, distinguiendo entre su opinión personal y la de la empresa a la que representa.