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Arranca la última Euroliga con barra libre para los acomodados equipos españoles
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el año que viene sólo habrá tres licencias A

Arranca la última Euroliga con barra libre para los acomodados equipos españoles

Con Madrid y Barcelona entre los favoritos al título, Unicaja, Laboral Kutxa y Valencia lucharán por la última licencia A que repartirá la Euroliga el próximo curso

Foto: Ryan Toolson trata de superar la defensa de Walter Hodge en un Laboral Kutxa - Unicaja de la pasada temporada.
Ryan Toolson trata de superar la defensa de Walter Hodge en un Laboral Kutxa - Unicaja de la pasada temporada.

Algún corazón blanco aún no se ha repuesto del batacazo. Quedarse de nuevo a las puertas de la ansiada ‘Novena’ en una prórroga para olvidar no es fácil de digerir. Más cuando el frenazo fue abrupto e inopinado. La receta para el madridismo y para todos los demás es sencilla: seguir luchando. Porque el deporte, como la vida, siempre nos ofrece una segunda oportunidad. Este miércoles arranca una nueva edición de la Euroliga. Para empezar, diez partidos y casi tres meses (hasta el 19 de diciembre) para eliminar sólo a ocho equipos en un camino demasiado largo para algunos. Como viene ocurriendo desde 2012, después llegará el 'Top 16' (30 diciembre al 14 de abril) con dos grupos de ocho equipos y catorce partidos más para dar paso a los 'playoffs' de cuartos (14 abril al 28 abril), al mejor de cinco partidos, que sellarán los cuatro billetes para una Final Four que tendrá su sede en el Palacio de los Deportes de Madrid (15 y 17 de mayo).

Una edición que será la última en la que el baloncesto español disfrute de cuatro licencias A, desde 2009 en poder de Real Madrid, Barcelona, Unicaja y Laboral Kutxa. La justificación se resume en la condición de equipos poderosos con estabilidad y elevado potencial de inversión. Cierto en su día, ahora... no tanto. Un mundo complejo y farragoso que desvirtúa la competición al tiempo que aburguesa a una casta de equipos que pase lo que pase sobre su liga nacional tendrán asegurado un porvenir en la máxima competición continental. Un club más hermético que selecto que en el presente curso despedirá a lo grande con cinco equipos españoles tras la clasificación del Valencia Basket como campeón de la Eurocup, con una licencia B válida por un año. Un hecho poco novedoso. Ya ocurrió en la temporada 2004/2005 (Estudiantes), la 2008/2009 (Joventut) y la 2010/2011 (Valencia). Sin embargo, a finales de junio la barra libre se cortó de raíz.

Una pincelada de democracia, aunque sea a nivel deportivo, a fin de dar la oportunidad potencial al primer equipo sin licencia de luchar cuerpo a cuerpo con los mejores, siempre que la propia Liga y la maltrecha economía de gran parte de los clubes ACB, con quienes habrá que sentarse a negociar para armonizar pareceres, lo permita. "Tener un 20 por ciento de equipos de un mismo país es complicado de justificar", esgrimían desde la propia Euroliga durante la reunión en Barcelona del Consejo Ejecutivo de Bienes Comerciales (ECA, por sus siglas en inglés). Allí se decidió reducir el número de plazas que se habían estado reservando casi por decreto al baloncesto patrio de cara a la campaña 2015/2016. Con cuatro, España es el país que más participantes ‘vitalicios’ aporta a la competición. Con tres lo seguirá siendo pero se reducirán las distancias con Grecia y Turquía, los segundos en la lista con dos equipos con el puesto guardado bajo llave.

“La ACB no pierde plaza, va a haber más posibilidades para más equipos. Habrá tres licencias A y una B. Es muy simple, hay un ránking aprobado por el que se otorgaron las plazas como en 2009. Un club perderá la licencia pero podrá jugar la competición por la vía de la ACB", matizaba con su característica ambigüedad Jordi Bertomeu, director ejecutivo de la Euroliga, a los pocos días de confirmarse la noticia. Y bien, ¿en qué consiste el mencionado ránking? En 2009, se adjudicaron por primera vez las controvertidas licencias A. En aquel momento, se hizo en base a tres criterios, cada uno con un peso específico determinado. Un 70% de la decisión radicaba en los resultados deportivos del trienio anterior (2006/2009). El 30% restante era más difuso: un 20% quedaba en manos de las oportunidades de negocio (léase derechos de televisión) que pudiera generar la entidad en cuestión, mientras el último 10% residía en la asistencia de público a los pabellones.

En este sentido, el impacto a nivel local se exigía que el 80% de un aforo mínimo requerido de 10.000 espectadores estuviera ocupado. Algo que algunos de los ilustres, como Barcelona o CSKA,nocumplende entradapor cuestiones logísticas. Por ello, a pesar de estar incluidos en la normativa que rige la competición, en la práctica se levantó la mano debido a la galopante crisis que ha azotado con virulencia a muchos de los equipos y se priorizó el aspecto estrictamente deportivo. Ahora llega la parte más peliaguda de este nuevo orden: ¿quién será el elegido? A día de hoy, todas las miradas están puestas en el Martín Carpena de Málaga. Los entendidos aseguran que Unicaja sería el equipo con más papeletas para abandonar su estatus. Pero esto podría provocar un jaleo importante. Datos en mano, los malagueños no son el peor español en el ranking trianual mencionado anteriormente, honor que recae sobre un Baskonia que día a día se arrima con peligro al precipicio. En caso de serlo, se entendería más fácilmente que fuera uno de los equipos que quedara desprovisto de su licencia A y la Euroliga se la entregara al mejor equipo del pueblo llano. Claro que siempre pueden rescatar la ‘ley’ y aplicársela con carácter selectivo para decir que no llevan gente al otrora ruidoso Marín Carpena (5.630 y 6.134 espectadores de asistencia media las dos últimas campañas).

Ya el año pasado Bertomeu advirtió que si no acababan entre los nueve primerosen Liga se les desposeería irrevocablemente de su preciada licencia A. Casualidades del destino, el equipo acabó noveno la liga regular empatado con el Obradoiro, octavo (18-16). Meses antes, en medio de un sonrojo sobre el parqué (82-64), la indignada grada de La Fonteta, harta de ver cómo sus éxitos en la Eurocup y su buen hacer en Liga se quedaban sin premio, espetaba con rabia a un equipo andaluz aturdido: "Esta licencia no os la merecéis". El pasado curso acabó en cuarta posición la ACB Euroliga (23-11) y en postemporada fue eliminado por el Real Madrid en semifinales (3-1). A comienzos de verano, Bertomeu reculaba y añadía un poco más de intriga a la decisión final: “A lo mejor la pierde el Unicaja y a lo mejor es otro”. Gracias por la aclaración. Mientras, la llama de la incertidumbre seguirá encendida hasta nueva orden.

Sea quien sea el damnificado, lo que es seguro es que la Euroliga pasará el próximo curso de 13 licencias A a 11. Número que resulta de eliminar el fuero a un español y al Montepaschi de Siena italiano. Refundado, bastante tiene con salir vivo del infierno de la cuarta división a la que ha sido relegado por su crítica situación económica. El resto de equipos que mantienen sus poderes son: Olympiacos, Panathinaikos (Grecia), Fenerbahçe Ulker, Anadolu Efes (Turquía), CSKA Moscú (Rusia), Maccabi Tel Aviv (Israel), Zalgiris Kaunas (Lituania) y EA7 Milán (Italia). Por otro lado, está el azar viciado de las ‘wild card’. Este año, el Alba Berlín se encuentra entre los 24 aspirantes gracias la invitación que ha recibido por su condición de subcampeón alemán. Los berlineses ocupan el hueco libre que dejaron los polacos del Prokom, antiguo miembro de la casta. Algo similar le ha ocurrido al Estrella Roja. Los serbios retornaron el año pasado a la Euroliga después de varios años de ausencia. Un regreso que, debido a la renuncia de una Cibona en números rojos y a su tercer puesto en la Liga Adriática, les ha valido la segunda ‘wild card’. Todos, mientras el sector blanquinegro de la Sala Pionir echa humo por la inclusión de su gran rival. El último obsequio ha sido para el Sassari de Cerdeña, uno de los debutantes en la competición y segundo italiano en liza. Semifinalista en la Lega, ocupará la plaza del Montepaschi.

A la tercera, y en Madrid…

Al margen del entuerto con el que deberá lidiar la cúpula de la competición próximamente, sobre el parqué los 24 participantes levantarán el telón de una obra donde los actores principales no difieren excesivamente respecto a los que acapararon los focos el curso pasado. Por encima del resto, el Real Madrid, cariacontecido finalista en las dos últimas temporadas después de caer ante Olympiacos y Maccabi, vigente campeón. En un verano atípico, plagado de incertidumbres y confusos mensajes, las credenciales de su timonel, Pablo Laso, han quedado fortalecidas. Lo que no te mata te hace más fuerte, habrá pensado el vitoriano. A la tercera, el conjunto blanco no quiere dejar de escapar la posibilidad de salir victorioso ante su gente. Que la organización designara en su día a Madrid como sede de la Final Four no hace sino vigorizar el ansia de victoria. La mejor forma de conmemorar el vigésimo aniversario de la última Copa de Europa que luce en las vitrinas del club blanco, el más laureado del continente.“Es verdad que a la tercera va la vencida... Con el equipo que se ha formado y con lo ilusionados que estamos, creo que es posible", comentaba Felipe Reyes, capitán y orgullo de la nave madridista.

No será fácil. En el horizonte emerge un nómina de viejos conocidos. Sin salir de nuestras fronteras, el Barcelona, reforzado con artillería pesada, quiere al menos conquistar una final en territorio hostil que les ha sido negada durante los últimos tres años. Primero con Olympiacos, en 2012, y luego con el Real Madrid, en 2013 y 2014, los azulgrana han visto cortadas sus alas en el penúltimo vuelo. La gloria de París, en 2010, queda ya muy lejos para el equipo dirigido por Xavi Pascual. Por lo demás, básicamente, estarán los de siempre: CSKA (con sus 40 millones de presupuesto), Maccabi y su inquebrantable espíritu competitivo, el carácter griego (Olympiacos y Panathinaikos), la incógnita de un EA7 Milán que el pasado curso plantó cara en los cuartos a los Macabeos,y dos de los tres equipos turcos (Fenerbahce y Anadolu Efes) que no dejan de invertir de forma masiva a la hora de diseñar un equipo que les eleve a un territorio inexplorado.

Algún corazón blanco aún no se ha repuesto del batacazo. Quedarse de nuevo a las puertas de la ansiada ‘Novena’ en una prórroga para olvidar no es fácil de digerir. Más cuando el frenazo fue abrupto e inopinado. La receta para el madridismo y para todos los demás es sencilla: seguir luchando. Porque el deporte, como la vida, siempre nos ofrece una segunda oportunidad. Este miércoles arranca una nueva edición de la Euroliga. Para empezar, diez partidos y casi tres meses (hasta el 19 de diciembre) para eliminar sólo a ocho equipos en un camino demasiado largo para algunos. Como viene ocurriendo desde 2012, después llegará el 'Top 16' (30 diciembre al 14 de abril) con dos grupos de ocho equipos y catorce partidos más para dar paso a los 'playoffs' de cuartos (14 abril al 28 abril), al mejor de cinco partidos, que sellarán los cuatro billetes para una Final Four que tendrá su sede en el Palacio de los Deportes de Madrid (15 y 17 de mayo).

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