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El Real Madrid se mete en la final al ejercer de dictador abusivo con un Barça indolente
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histórico triunfo blanco por 62-100

El Real Madrid se mete en la final al ejercer de dictador abusivo con un Barça indolente

Los culés sólo duraron con vida los primeros cinco minutos, después Sergio Rodríguez volvió a ser el MVP de Europa con un encuentro extraordinario

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La historia de las semifinales de la Euroliga se puede resumir en cinco minutos. En realidad, para contarla se puede tardar lo mismo que en decir las palabras “repaso histórico”. Pero el tiempo efectivo que duró este segundo duelo de la Final Four fueron eso, cinco minutos. Los que le duraron las ganas a Marcelinho y lo que tardó Laso en recurrir al MVP europeo. Desde ese instante, el Real Madrid, cual gobierno opresor, eliminó la historia para adueñársela y exponerla según su criterio, que no es otro que el apisonamiento. No hubo más Barça en los siguientes 35 minutos, y tampoco tuvo piedad de la víctima el mandamás cruel. 38 puntos de ventaja para meter al Madrid en la final de la Copa de Europa, y para que el Barça sufra la peor derrota de su historia en competición continental.

Dijo Pablo Laso que él era un mal entrenador si tenía al mejor jugador de Europa y lo dejaba en el banquillo. Quién sabe si Sergio Rodríguez sigue jugando tan bien para dar la razón a su entrenador por la citada sentencia, lo que sí está claro es que el Chacho juega a otra cosa diferente a los demás, es otro ritmo, otro baloncesto, pero siempre mejor. Fue saltar a la cancha milanesa y destrozar el magnífico partido que hizo en esos cinco minutosel Barça. Los culés amoldaron primero el trasero a su posición en el campo y por ello se encontraron infinitamente más cómodos que el Madrid.

La asociación Ante Tomic – Marcelinho Huertas comenzó a abrir hueco en la zona blanca con una facilidad extraña, inusual para estos dos equipos. El brasileño aplicó un ritmo altísimo a los ataques azulgranas, con electricidad en los movimientos y facilidad a la hora de encontrar al pívot culé y entre ambos acumularon de faltas al Madrid hasta hacerlos llegar al bonus a falta de más de cinco minutos para el final del primer acto. Podía ser un problema para los blancos, pero al final hacer faltas y mandar a los culés a la línea de personal fue quizás una táctica acertada. El Barça se fue al descanso con sólo el 50% de acierto en tiros libres, el propio Tomic tenía un triste dos de seis. Al final, sólo subió al 54%.

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Entonces apareció el base canario para dar alegría al pobre juego blanco tanto ofensivo como defensivo. Probó Xavi Pascual a pararlo primero con Sada, luego con Pullen y después de nuevo con Marcelinho, pero Sergio Rodríguez llegó al descanso como jefe supremo del parqué, con la ayuda inestimable de Nikola Mirotic. Es fundamental para el Madrid que aparezca en días como hoy el ala-pívot. Es uno de los cuatro jugadores blancos que ha llegado a esta final four con un promedio de más de diez puntos del partido, pero es en las semifinales europeas donde hay que hacer efectivas esas estadísticas. Y Mirotic lo ha hecho.

Sobrevivió entonces el Barça a través de los triples esporádicos de Brad Oleson y la titánica lucha de Ante Tomic en el poste bajo. Marcelinho sobrevivió a un buen nivel lo que tardó el Chacho en saltar a la cancha. Desde entonces se borró de la semifinal de forma asombrosa: pasó de ser el jugador clave para activar a Tomic a convertirse en una sombra del base que ha sido siempre y que fue en el primer cuarto. Algún destello, por supuesto, dejó desde que desapareció. Pero no volvió a jugar con la alegría del inicio, ni encontró un apoyo en el que basar su juego. No sabía si correr o parar, si buscar el juego exterior o interior. Se esfumó.

Evidentemente, una derrota tan contundente no es responsabilidad de una sola persona, en absoluto. Como ya se ha mencionado, Huertas no tenía apoyos. La baja forma de Navarro es un problema de dificilísima solución para el Barça. Sin embargo, la plantilla azulgrana es lo suficientemente amplia como para no depender de las apariciones de Juan Carlos. Lo intentó Oleson desde el perímetro con bastante suerte pero escasa asiduidad; Lorbek tuvo sus minutitos con cierta intensidad, pero no pasó a mayores… Y a partir de ahí, nada más. Ni Papanikolau, ni Nachbar; nadie.El Barça se quedó sin respuesta ante la crecida del juego.

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El yugo madridista era cada vez más pesado y conforme pasaban los minutos parecía más complicado poder sacárselo de los hombros. Les costó, de todas formasirse al Madrid en el marcador de forma contundente. Dominaba el ritmo, el juego y las sensaciones, pero Tomic seguía evitando que se acabara pronto el encuentro. Pero ya nada pudo hacer cuando Sergio volvió a entrar al campo en el tercer cuarto. Se juntó con Llull, Rudy, Reyes y Mirotic para alcanzar los últimos diez minutos con 25 puntos de margen. Llegó un momento en que cada jugada de ataque del Barça se convertía en una odisea. El Madrid parecía más alto que la torre de Babel, e igual de infranqueable. Y, en cambio, cada ataque blanco era una canasta.

Ya en el último cuarto, el partido era una auténtica agonía del Barcelona, deseoso de que el cronómetro corriese lo más rápido posible, igual de rápido que contragolpeaba el Madrid de la mano de Sergio Llull. Tal era la situación que hasta Ioannis Bourousis se sumó a la fiesta del triple. Hasta ocho madridistas anotaron de tres y cuatro de ellos lograron más de uno. El dato curioso es que uno de los mejores reboteadores de Europa, Felipe Reyes, fue el único del Real Madrid que no cogió un rebote. Ya los cogerá en la final. Tiembla todo Israel. Tiembla el Maccabi. El mejor Real Madrid ha vuelto y quiere repetir el éxito contra los hebreos de 1980, cuando Corbalán lideró a los blancos en la consecución de su séptimo entorchado europeo. Ahora, busca la Novena.

La historia de las semifinales de la Euroliga se puede resumir en cinco minutos. En realidad, para contarla se puede tardar lo mismo que en decir las palabras “repaso histórico”. Pero el tiempo efectivo que duró este segundo duelo de la Final Four fueron eso, cinco minutos. Los que le duraron las ganas a Marcelinho y lo que tardó Laso en recurrir al MVP europeo. Desde ese instante, el Real Madrid, cual gobierno opresor, eliminó la historia para adueñársela y exponerla según su criterio, que no es otro que el apisonamiento. No hubo más Barça en los siguientes 35 minutos, y tampoco tuvo piedad de la víctima el mandamás cruel. 38 puntos de ventaja para meter al Madrid en la final de la Copa de Europa, y para que el Barça sufra la peor derrota de su historia en competición continental.

Pablo Laso Sergio Rodríguez Nikola Mirotic Sergio Llull
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