Scariolo, el infalible domador de estrellas que siempre gana en un EuroBasket

Un mal entrenador puede empeorar a un gran equipo. Y uno bueno puede mejorar a uno que ya es muy bueno. Si para algo sirvió la derrota de la selección española hace un año en la Copa del Mundo fue para dejar claro de una vez algo que un equipo, por muy bueno que sea, no se entrena solo; necesita de alguien en la banda que lo dirija. Y que lo haga bien. La selección española de baloncesto había ganado tanto (y con tantos entrenadores) que daba la impresión de que todo era muy sencillo; que valía con reunirse cada verano para que llovieran medallas.

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En una entrevista concedida a este periódico en enero, Sergio Scariolo dijo que no le hacía "ninguna gracia" que sus logros con la selección se hubieran revalorizado tras el fracaso mundialista. "Las tareas siempre parecen sencillas hasta que se comprueba que tan sencillas no son", explicaba. Por entonces, aunque decía que aún no había una oferta, su vuelta a la selección ya se estaba fraguando. La Federación Española de Baloncesto decidió apostar por lo que ya había funcionado antes que arriesgar otra vez.

La relación de Scariolo con el aficionado español nunca ha sido fácil. En cinco veranos con la selección ha conseguido cuatro medallas (tres oros europeos y y una plata olímpica), el mejor palmarés de un seleccionador española, pero nunca ha habido una identificación similar a la que hubo con Pepu Hernández o incluso con el fugaz Aíto García Reneses. Ni siquiera se ha acercado. El debate Ibaka-Mirotic, la presencia de Claver y, también, sus errores en la dirección han sido elementos a los que se han agarrado sus críticos. Aun hoy, tras llevar a España a su tercer oro europeo, habrá quien defienda que no debe seguir en el cargo.

Tampoco con los jugadores ha sido todo de color de rosa. Gestionar a un grupo con tantas estrellas no es fácil. Eso es algo que Scariolo ha reconocido, aunque haya que leer entre líneas. En una entrevista en El Mundo antes de la final, el italiano explicaba que la selección de este año había requerido más esfuerzo en el trabajo técnico y táctico, pero que a cambio la gestión de grupo había sido más tranquila. "Con un punto menos de preocupación por la homogeneización de los egos, que es algo menos divertido. Sobre todo cuando los egos se convierten en caprichos", decía.

"Cada situación es diferente. Esta era de crear a nivel de baloncesto, de compensar algunas lagunas que teníamos; otras eran más de llevar a un grupo con muchas estrellas y por eso bastante complicado. No quiero decir que una cosa sea más difícil que la otra, pero esto ha sido especial desde muchos puntos de vista", dijo tras la final.

Scariolo ha cometido errores, pero también ha demostrado tener mucha cintura para corregirlos. Lo hizo en el EuroBasket 2009, su primer torneo en el banquillo de la selección, que comenzó mal y acabó muy bien, igual que este año. "Hay un camino del equipo, y otro de los de los demás que no tienen los datos suficientes de lo que pasa en el mismo. Hay que respetarlos, pero no tenerlos en cuenta. Sin el conocimiento de lo que pasa en el equipo no pueden hacer un análisis eficaz", dijo tras ser preguntado por las críticas recibidas en la primera fase.

Obviamente, tener a Pau Gasol en el equipo ayuda (él mismo ha reconocido que el pívot es el mejor jugador que ha entrenado nunca), pero en el baloncesto de élite, por mucha autogestión que exista en un equipo, la figura del entrenador es fundamental. Scariolo le debe mucho a los jugadores de la selección, pero los jugadores de la selección también le deben mucho a Scariolo.