El Real Madrid desactiva las cartas ofensivas del Valencia y coloca el 2-0 en la Final de la ACB
Estuvo notable el conjunto 'taronja' en el tiro exterior, pero con una deficiencia mayor por dentro, la defensa madridista consiguió darle vuelta al partido cuando estaba decantando
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Venció el Madrid al Valencia en el segundo partido de esta fantástica final de la ACB. Y no parecía que fuera a ser así, pues con pocos minutos por delante en el último cuarto, un Valencia dominante parecía conseguir la ventaja de campo. Pero el Madrid no desaparece nunca y terminó por forzar la prórroga en una última jugada en la que Llull consiguió una canasta entrando con su mano más poderosa, la única que anotó en el partido.
Fue sólido el Madrid por dentro y fue también consistente el Valencia desde fuera. Así que cada uno con sus cartas, el ritmo de juego trepidante que el Madrid no rehuyó y, tras un periodo que rozaba el correcalles, el segundo tiempo ofreció una exhibición de baloncesto de alta tensión, donde la táctica en los banquillos tuvo mucho que decir.
Así que terminó el Madrid marcando territorio, dominando la valoración (121-99), con siete jugadores en dobles figuras en esta estadística. El dueto Facu-Feliz resultó de nuevo decisivo, con Garuba, Mario y Tavares destacando. Por parte taronja, el regreso de Montero al liderazgo, López-Aróstegui y Costello superlativos, no fueron suficientes a pesar de su notable acierto exterior.
Ida y vuelta en el primer tiempo
Con los dos equipos formando con quintetos bien reconocibles, partió el duelo con Abalde anotando cinco puntos en un minuto. El Real Madrid presionante en defensa, Valencia incómodo en sus tiros. Jugaba por dentro el Madrid en ataque, buscando superioridad, que la tenía. En cuatro minutos, solamente una canasta de los taronjas y por interferencia, con cuatro faltas cometidas, intentando detener el juego interior blanco: 11-2.
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Pero con la entrada de Costello en pista cambió la relación de alturas y fuerzas. Valencia lo tiraba todo, con el ansia viva de verse por debajo. Y fallaban hasta que Montero embocó casi mediado el cuarto, segunda red de la noche.
El pick and roll de Tavares no era capaz de pararlo esta vez Valencia, obligando a Martínez a detener el juego (13-5). De regreso, una pérdida y un triple a continuación de Facu, para 16-5. Y el tapón de Eli, hiperactivo en el aro propio, permitió un triple cómodo de Mario, que hubiera sido el 19-5, pero salió rebotado. Así que Sestina, por fin intervino en lo suyo, porque este chico tira de maravilla, centrando el partido con un triple y con otro de Costello, que dejaban el 16-11 en el minuto 7. Valencia empezaba a ser Valencia.
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Con la primera rotación en pista, se midieron los siguientes minutos y quizá el rumbo del partido. En el Madrid, Feliz, Llull o Fernando, en Valencia, Jones o Soriano. Y otro triple de Jovic, y otro par de López-Aróstegui, sí, sí, esto sí es Valencia. Eran tiros abiertos, cómodos, los defensores blancos no llegaban. Y esto no es el Madrid.
Todavía se verían triples de Garuba y López-Aróstegui para un final con parcial estruendoso: 6-20 para Valencia, en apenas unos minutos (22-25). Los guarismos eran de Valencia.
Y entró Montero en el segundo cuarto con otra parábola desde fuera, 22-28 y ya eran ocho los triples valencianistas. El ritmo de partido era completamente visitante y aunque la distancia no era insalvable, daba la sensación de que cambiaron los vientos. Valencia era un espectáculo en estos minutos, algo que la parroquia blanca todavía no había contemplado en Goya este año, porque en su visita de mayo no estuvo en su línea el equipo de Juan Roig.
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Pero es que además la defensa valencianista estaba funcionando. Encontró el Madrid unas píldoras con la energía de Garuba y acciones de Facu, triple incluido. Y galoparon también, pero la ansiedad cambió de banquillo, aunque también el Madrid remaba. Y dos canastas de Musa, verticalísimo, devolvía el 37-38. El partido se jugaba a la carrera, las jugadas costa a costa o similares se repetían sin cesar.
Un triple de Mario devolvía la delantera a los de Mateo, 46-45 cuando ya se divisaba el vestuario. Y le dio para otra canasta de calidad del talento de Dubrovnik, que desde el partido anterior le faltaba algo y comenzó un tanto gris este domingo. En fin, el Madrid fue capaz de ganar medio partido al ritmo valencianista, 48-45.
Al descanso, Valencia demostró sus credenciales (6/13 en T2, 10/23 en T3), muchos más triples, que no es una sorpresa. El Madrid también estuvo en lo suyo (15/22 en T2, 5/13 en T3), con 17 rebotes, pero peor rating en juego combinativo que Valencia. Lo que suele suceder cuando uno se ve por debajo.
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Segundo tiempo para el recuerdo
Empezó mal para Tavares, que cometió su tercera falta ante un malabarismo mágico de Montero, 2+1, que sí estaba brillando, diez puntos ya. Y otro triple de Reuvers devolvía la iniciativa a Valencia.
Apenas pasaron tres minutos y comenzaba Martínez a mover su plantilla, tal es su costumbre, pero Mateo mantenía a su cinco en pista. Se sucedían hasta las jugadas divertidas: los jugadores esperaban que les señalasen faltas, así que tiraban el balón como les venía: no pitaban nada y resultaba la comicidad. Sigan, sigan.
A todo esto, Mateo ponía a jugar a su FF, Facu y Feliz, que es un recurso que está funcionando de maravilla. Al primer momento, Valencia recuperaba la iniciativa. Pero el correcalles producía errores en ambas formaciones. Demasiado rápido el juego, que el Madrid no se preocupaba tampoco en frenar.
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Con Musa flotando en defensa, el Valencia sacaba petróleo. Pero luego en ataque al bosnio se le caían los puntos de las manos, hasta que empezó a tirarse mandarinas y era Costello el que ejecutaba desde el perímetro tras un pick and pop de libro. Y en esas acababa el cuarto, 69-68, proyección en torno a noventa puntos.
Y al capítulo final entraba Valencia a los lomos de un Reuvers desatado, el Madrid casi deambulando y Mateo de inmediato llamaba a capítulo porque se mascaba la tragedia. El 2-13 que culminaba Montero colocaba el +8, obligando al entrenador blanco a devolver al juego a Tavares con sus tres faltas y poniendo todo sobre la mesa ante un Valencia muy dominante.
Porque jugaba natural Valencia, sufría cada jugada el Madrid que avanzaba a base de coraje, triples de la FF por medio, pero la calidad de juego era de Valencia, con Costello en 4/4 en triples, bien producidos y liberados. Y con los levantinos en bonus, Mateo paraba de nuevo el partido para afrontar cuatro minutos de infarto, con 81-88 y Valencia amenazando la centena en el mismísimo Palacio de los Deportes de Madrid.
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Una falta clarísima de Costello sobre Facu, que ni siquiera era señalada, encendió a la parroquia blanca. La verdad que hay decisiones sorprendentes en esto de arbitrar partidos. Pero ese estado de ignición cambió el panorama, con Facu liderando las operaciones y el Madrid dispuesto a morir en la disputa. Dos canastas del argentino en un lado, dos batallas campales en el otro, 87-88 con dos minutos por delante.
Después, se producía una jugada que será difícil de ver de nuevo en una cancha de basket: Tavares defendiendo uno a uno a Brancou Badio a media pista, el gigante flexionado ante el senegalés, al que provocaba una pérdida por campo atrás, que celebraba el caboverdiano como se merece. Para hacer eso con 220 centímetros y pasados los treinta, hay que estar muy fino.
Pero perdía el Madrid la jugada posterior y aquí ya cada balón era oro. Otra virguería de Montero la cancelaba Tavares barriendo el aro sin que nadie se percatase que era ilegal y en el área valencianista saltaban chispas también, inexpugnable otra vez para el Madrid, que entraba de paso en su bonus y daba tiros al gran López-Aróstegui.
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Así que restaba medio minuto y +2 para el equipo taronja. Se paró el reloj, perjudicando a los blancos porque interrumpía su jugada y le restaba dos segundos, de paso. Y Llull embocó su primera canasta del partido a falta de 8 segundos, con 89-89. Era de dos, una entrada marca de la casa, para cuando no quedan mandarinas se elige una de estas o el tiro en suspensión a cuatro metros.
La jugada final la liquidó Montero con un mal tiro y regalaban el tiempo adicional a una afición que disfrutaba de un baloncesto trepidante.
La prórroga decisiva
Comenzó con lío, por una falta sobre triple de Facu, una revisión arbitral, triples enormes de los dominicanos Feliz y Montero, otro de Garuba, menudo nivel.
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Con la acertada decisión de Mateo, Tavares intentando intimidar a Montero, el primer error exterior de Valencia, lo castigó Feliz con un espectacular lanzamiento ante su compatriota, que empezaba a abrir el partido como ya no se recordaba, siempre a remolque.
Era 98-92 y Martínez paraba el partido, llamaba a los chicos, eran tres minutos por delante, claro que había tiempo para todo. El ataque valenciano topaba contra la defensa mucho más motivada del Madrid, Feliz sobre Montero, Garuba sobre Badio, al que anuló por completo.
Y resolvieron los de Mateo el asunto de los triples, que iban por debajo del 30%, complementando bien con penetraciones y tiros libres. Una falta incomprensible de Tavares era su cuarta y permitía a Costello que su equipo no abandonase la contienda, 100-94 con dos minutos por delante. Pero apenas se conseguirían dos puntos más en ese lapso, que ya no cambiaban nada.
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El espectáculo de Feliz en el rebote ofensivo será digno de estudiar con el video en la mano. Y con sus triples finales, le terminó de regalar la victoria al Madrid, después de todo. Terminó haciendo honor a su apellido y después de la correspondiente entrevista televisiva, corría sonriente al vestuario.
Salió Pedro Martínez tras los árbitros, pero cinco segundos después mostró opiniones con otro talante. Mateo, desde una atalaya mucho más cómoda para gestionar, agradecimientos y valoraciones positivas para todos, claro.
Por parte madridista, una actuación coral, donde nueve unidades fueron relevantes en la rotación. El mal partido de Llull lo remató el Aeroplano con la canasta que dio la prórroga. Excelente la eficiencia en el tiro interior, en torno al 70%, pero continúa la asignatura pendiente del tiro exterior, de nuevo bajo el 30%, que en el baloncesto moderno es insuficiente, porque ya son muchos los que enchufan sin temor. Es siempre necesario valorar la actitud defensiva del equipo. Este domingo, con alguna laguna por el camino, pero finalmente decisiva.
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En Valencia, es de imaginar que habrá un poco de lío. Parecía quejarse Martínez de las faltas o los libres. Este domingo lanzó más Valencia que Madrid. Y no es lo normal, cuando uno juega por dentro suele recolectar más faltas que el rival. Podrá explicarlo el catalán. El partido sí dio una notable versión de Montero (cuidado, con 5/13 en triples, eso hay que mirarlo). Pero lideró a su equipo una noche en que de nuevo se sostuvo en el lanzamiento exterior, con ocho jugadores anotando en esa faceta.
Enfrentando la gira en Valencia
Se clausura la Fonteta para Valencia Basket. El nuevo Roig Arena, cuyo logo lucen orgullosos en su camiseta, nacerá en septiembre si todo va bien. El ambiente será igualmente extraordinario y es una incógnita predecir el resultado del siguiente duelo.
Lo que sí es bastante probable es que se vivirá de nuevo un espectáculo impresionante en la capital del Turia: el baloncesto de Valencia y Madrid invita a sospecharlo. No se lo pierdan.
Venció el Madrid al Valencia en el segundo partido de esta fantástica final de la ACB. Y no parecía que fuera a ser así, pues con pocos minutos por delante en el último cuarto, un Valencia dominante parecía conseguir la ventaja de campo. Pero el Madrid no desaparece nunca y terminó por forzar la prórroga en una última jugada en la que Llull consiguió una canasta entrando con su mano más poderosa, la única que anotó en el partido.