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El problema que marca la ACB y por qué Madrid y Valencia juegan una final de lujo en la sombra
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Dos monstruos competitivos

El problema que marca la ACB y por qué Madrid y Valencia juegan una final de lujo en la sombra

Real Madrid y Valencia Basket culminarán un torneo trepidante en su tramo definitivo. La ACB es la mejor liga nacional más allá de la NBA, pero tiene un obstáculo sin apenas solución que limita su crecimiento y visibilidad

Foto: Mario Hezonja trata de anotar ante Valencia Basket. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)
Mario Hezonja trata de anotar ante Valencia Basket. (EFE/Juan Carlos Hidalgo)

El tema da para bastante conversación, la verdad. Este prolijo subtítulo contiene una gran cantidad de aspectos para comentar. El primero, y más importante en este momento, que Valencia Basket y Real Madrid disputarán a partir del viernes la final de la ACB. Los mejores equipos de la competición y que han demostrado, también durante el play-off, la necesaria contundencia para vencer sus eliminatorias sin sufrir más de lo necesario, que no es precisamente poco.

La ACB es la mejor liga nacional del mundo, más allá de la NBA, y podría argumentar que tampoco la NCAA, la compleja liga universitaria estadounidense, iguala a la ACB en calidad, a pesar de su contexto actual de dólares a mansalva. Sin embargo, el interés de los aficionados tiene que vencer barreras importantes: mientras que las parroquias locales suelen llenar sus pabellones con un seguimiento fiel y entusiasta, no es precisamente fácil realizar un seguimiento de las competiciones (ACB, LEB) si es imprescindible invertir una buena saca de chelines en televisiones de pago.

Fue allá por los noventa cuando Canal + adquirió los derechos de la popular liga española de baloncesto, la ACB. Le sobraban cuartos para ello, así que la teoría dictaba que, siendo manifiestamente mejorable la producción televisiva de los partidos, y sabiendo ellos hacer realidad tal menester, el negocio era seguro. Pero no lo fue. España no estaba habituada a pagar por ver la tele. Muchos aprendieron a interpretar las líneas codificadas de partidos de fútbol y ciertas películas que se emitían de noche.

Foto: Usman Garuba saca las garras. (AFP7)

El fútbol arrasó con todo

La afición se nutre de la audiencia y esta se desplomó de la noche a la mañana. El basket, digno rival del todopoderoso fútbol, desapareció del radar de los aficionados. El deporte Rey se quedó con todo el pastel y el resto de disciplinas se convirtieron en anecdóticas, salvo por las puntuales irrupciones de nuestros héroes: Indurain, Gasol, Nadal.

El problema ya tiene una solución muy complicada, casi imposible. Dos equipos españoles, los más históricos, forman parte de clubes cuyo emblema es futbolero. Real Madrid y FC Barcelona nutren generosamente sus secciones de baloncesto porque, ad ía de hoy, sería impensable lo contrario. Y su exigencia es máxima. Pero ambos clubes no persiguen maximizar el retorno económico del baloncesto: lo someten a que el fútbol sea el que proporcione la estabilidad económica.

placeholder Los clubes de fútbol sostienen a sus secciones. (EFE/Chema Moya)
Los clubes de fútbol sostienen a sus secciones. (EFE/Chema Moya)

Otros equipos están bien soportados por generosos mecenas (Juan Roig), instituciones públicas (País Vasco, Islas Canarias) o financieras (Unicaja, Andorra), empresas privadas (que siempre son necesarias). España ha conseguido armar una liga que es difícil de ver sin pagar bastante dinero. La LEB, especialmente su primer nivel LEB Oro, demuestra una calidad interesante.

Pero queda confinada en un conjunto de ciudadanos entusiastas, mientras otros, que lo serían, no tienen opción ni a informarse apenas. El caso es que la ACB y sus 18 equipos, tienen una docena de clubes, de lo más interesante. Incluso, una vez eliminado el lamentable criterio de ascenso, permite contemplar singularidades tales como Burgos (dos veces campeón de la Basketball Champions League), Palencia o Coruña. Otros buenos clubes, como Breogán, Girona o Lleida, o Bilbao, han competido dignamente.

De las ligas menores y las canteras

En LEB Oro, el ascenso de Betis (futuro Hereda Sevilla Baloncesto), junto a San Pablo Burgos, ha dejado varados en la orilla a grandes clubes, históricos, como Estudiantes, Fuenlabrada, Obradoiro o Guipúzcoa. Quedaron en esa misma playa Palencia, Tizona de Burgos y Cartagena. Todos ellos son clubes que en otras ligas europeas competirían para vencer en las primeras divisiones.

El baloncesto es el segundo deporte español en términos de popularidad: el primero del resto, por así decirlo. Esto quiere decir que la chavalería, la que puede escapar a la atracción hipnótica de las patadas al balón, o que tienen una canasta en su barrio, cuando embocan un par de tiros se enamoran. Esa sensación de clavar un triple, que cuando sale de la mano... sabes que va directo a producir ese sonido inolvidable.

Foto: El español, Aday Mara, durante un partido del 'March Madness'. (Reuters/Jordan Pather)

Hay mucha cantera en este país. Y cuando alguien destaca, termina en alguno de los clubes mayores. Todos tienen su estructura de equipos inferiores, pero los grandes tienen canteras de nivel importante. Ojeadores, formadores, ofertas educativas sólidas… son numerosos los chavales extranjeros que terminan becados en España, para jugar al baloncesto, de la mano de esas estructuras impresionante: Madrid, Barcelona, Valencia, Málaga… luego, si triunfan, los recientes cambios en la NCAA (dinero a espuertas) o la voracidad inaudita de la NBA, dinamitan los esfuerzos formativos de cualquier club, sea europeo, asiático o marciano.

No es un tema menor. Los clubes gastan bastante pasta en crear estructuras para jóvenes (de cada cien apenas llegará uno), que luego lo birla el insaciable apetito americano. Así que, por decir algo, Mario Saint-Supery, Dame Sarr, Hugo González, Eli Ndiaye, Sidi Gueye, etc-etc, abandonan el ecosistema ibérico y pueden ganar más dinero que las estrellas de sus actuales equipos.

Este riesgo debe ser analizado, asumido y resuelto por los diferentes estamentos, dirigencias y adláteres varios. Para eso se crearon las cláusulas de rescisión después de la ley Bosman, por así decirlo. Ahora, la novedosa Liga U para jóvenes Sub-22 requerirá un tiempo de cocción antes de ver si sirve de algo el invento.

Real Madrid y Valencia Basket, la mejor final posible

En fin, este viernes comienza el lío. Han sido los mejores. Valencia Basket ha podido lucirse con solvencia ante los equipos canarios. El Real Madrid ha superado con mérito ese cuarteto loco que incluía a Málaga, Barcelona y Unicaja. El Real Madrid se presenta con la moral por las nubes, son casi una treintena de partidos sin perder en el Coliseo de Goya, el Palacio de los Deportes. El equipo se presenta con la baja de Gaby Deck, que ha supuesto, como suele suceder, una mayor participación de Hugo González, cuyo rendimiento ha sido de lo más satisfactorio.

Después de algunas vicisitudes, llegan los líderes en perfecto estado de revista: Facu Campazzo, Mario Hezonja y Walter Tavares están, tal vez, en su mejor momento del año. Además, Sergio Llull está en trance y en fin, el resto demuestran la potencia descomunal del grupo de Mateo. El coach blanco ha dado una exhibición a lo largo del año. Es verdad que el rendimiento del equipo no ha acompañado las expectativas.

placeholder Campazzo está a un nivel estelar. (EFE/Jorge Zapata)
Campazzo está a un nivel estelar. (EFE/Jorge Zapata)

Sin embargo, la comunión entre Mateo y sus jugadores se demuestra cada día. Es un logro del madrileño superar las críticas, muchas veces despiadadas, en columnas y redes sociales. Ha transmitido calma, positividad y carácter a una plantilla que por momentos parecía fallida. A día de hoy, la mejor defensa del campeonato, con mucha diferencia, se ha complementado con una mayor confianza desde el perímetro, que durante el año fue un doloroso punto débil.

Así que la defensa asfixia las circulaciones rivales. Y a veces, esa zona 2-3 que prueba con éxito incluso ante equipos tiradores, ya se verá ante el previsible asedio de los valencianos. El ataque del Madrid ofrece varias opciones de interés: la primera consiste en rebote y salida en estampida. Si juega con tres altos, suele dominar las capturas, con cierta dificultad en la salida. Cuando está Musa en el lío, compromete la seguridad en la retaguardia, pero la verticalidad del bosnio aporta muchos puntos al Madrid.

Dos equipazos con muchas opciones

La segunda opción es el juego al poste bajo con Tavares. A medida que el equipo ha mejorado su eficacia exterior, la defensa rival abierta permite situaciones de ventaja del gigante caboverdiano, que no tiene rival en esas zonas calientes de la pista. La tercera reside en la contundencia desde el lanzamiento exterior, o bloqueo directo y entradas veloces a canasta o apertura a las esquinas. Para esta tarea, la capacidad anotadora del backcourt madridista mejora a marchas forzadas y los tres bases del equipo pueden ejecutar desde fuera y penetrando.

El éxito del Madrid consistirá en dejar a Valencia en torno a 80 puntos, que es difícil, pero es victoria casi segura. Para ello debe dominar bien el rebote y bajar un poco el ritmo de partido (una cosa va con la otra). Cuando Valencia se pone en plan Valencia, cuerpo a tierra. Con una media aterradora de 97 puntos por partido, posesiones velocísimas, potentes al rebote y con una participación coral, la ACB casi se les ha quedado pequeña.

placeholder Pedro Martínez, junto a Jean Montero. (AFP7)
Pedro Martínez, junto a Jean Montero. (AFP7)

De hecho, es un dato confirmado, el año que viene darán de nuevo el salto a la máxima competición continental, la Euroliga. Porque esta temporada, la Eurocup se les ha quedado pequeña, con un registro de 16-2 en la fase regular y que solamente una durísima semifinal ante el poderoso y novedoso Hapoel de Tel-Aviv (el nuevo rico) le impidió competir, siendo máximo favorito.

La plantilla de que dispone Martínez tiene fundamento. A pesar de la lesión de Ethan Happ, cuya vida deportiva en Valencia está siendo un tormento, los taronjas mantienen un nivel competitivo de primera, con 12 o 13 unidades en orden de maniobra. Y es que a los jugadores más experimentados están respondiendo los jóvenes de manera brillante. La mención especial será el dominicano Jean Montero, procedente de Andorra, antes de Gran Canaria donde algo de lío, hubo. Pero el talento caribeño está demostrando galones de líder, y además ha renovado.

Mientras que el internacional Jaime Pradilla progresa adecuadamente, otras piezas como Josep Puerto o López-Arostegui dotan al grupo de un cemento extraordinario. Los foráneos como Sestina, Ojeleye, Badio o Chris Jones arriban a la final en su mejor momento del año. Y es que precisamente el bloque es una de las fortalezas de Valencia Basket. Sin figuras que sobresalen en exceso, porque todos son protagonistas. Y es cierto que tal vez no alcancen el nivel coral de Unicaja, que en cierto sentido se corresponden con un diseño de equipo similar, pero las cifras, como el algodón, no engañan.

El éxito de Valencia consistirá en doblegar la defensa blanca con velocidad y acierto, sus especialidades. Los partidos de anotación alta se correlacionarán más probablemente con victorias taronjas. Para ello tendrán que demostrar acierto en los lanzamientos exteriores, porque en la pintura, siendo buenos cómo no, parecen inferiores a los madridistas.

El tema da para bastante conversación, la verdad. Este prolijo subtítulo contiene una gran cantidad de aspectos para comentar. El primero, y más importante en este momento, que Valencia Basket y Real Madrid disputarán a partir del viernes la final de la ACB. Los mejores equipos de la competición y que han demostrado, también durante el play-off, la necesaria contundencia para vencer sus eliminatorias sin sufrir más de lo necesario, que no es precisamente poco.

Asociación de Clubes de Baloncesto (ACB) Real Madrid Valencia Basket
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