Cómo el Real Madrid de baloncesto supera sus miedos contra los mejores equipos

Desde hace unas semanas, la mayor parte de lo que se manifiesta por ahí comparte una crítica mayoritaria sobre lo que acontece. El equipo blanco no funciona como se espera, a pesar de algunos buenos resultados puntuales, pero en todo caso irregulares. Como ya se ha expresado anteriormente, los contratiempos han sido notorios. Es cierto. Pero existe una teoría: la necesidad imperiosa de la victoria conduce a reducir el número de jugadores que participan, sobrecargando entonces a los más importantes.

Esto sucede de manera habitual en los torneos internacionales, especialmente en los últimos partidos. Al mismo tiempo, suele suceder que (casi todos) los entrenadores se quejan de que las plantillas son cortas. Estos comentarios son bastante comunes a todos ellos. Desean diez jugadores top, solamente disponen de cinco o seis (en su opinión) y luego lamentan lesiones, generalmente leves, de los más usuales. En esos casos salen otros, lo hacen bien y cuando el favorito regresa, adiós y muy buenas. Da igual el año, deporte o equipo que elijas, cuando leas esto.

Bien. Hace unos días dejamos al Real Madrid en una situación delicada, con derrotas consecutivas en Euroliga ante Villeurbanne, Fenerbahce y Zalgiris. A excepción de los turcos, los franceses y los lituanos deberían haber sido rivales sencillos, pero se perdieron ambos encuentros con cierta claridad, independientemente del resultado. Destacó el escolta francés Theo Maledon, que parece ser nuevo objetivo del equipo y es razonable, aunque hacen falta cuartos para pagarlo y ese no es un "nuevo objetivo del equipo".

El equipo atraviesa la tormenta

Pues esta semana ha supuesto una inyección de calma para el vestuario madridista, con sendas victorias ante los rutilantes Paris Basketball y después, los sorprendentes monegascos (bueno, jugadores nacidos en el Principado no disponen de ninguno, pero tanto da). Como curiosidad, Paris (sin tilde) era líder y equipo de moda de la Euroliga, condición que perdió al vencer el Real Madrid en el nuevo Adidas Arena de París (con tilde, es como aquello de Milan –porque sí, el equipo lo fundaron los ingleses– y Milán –donde no, allí no se inventó la goma de borrar con sabor a nata–).

Al perder los parisinos, ese lugar predominante en la clasificación fue entonces conquistado por el AS Mónaco, que en su visita a Madrid cayó de manera un tanto estrepitosa ante una parroquia blanca que, aunque suele huir de las altas temperaturas emocionales, pareció más fría que de costumbre. A veces se siente una cierta nostalgia al contemplar a las aficiones de los griegos o los serbios, con esa energía que proyectan cada día de partido. Creo que eso no lo verán nuestros ojos en Madrid.

Alguno de los mejores opinadores del país hablan ahora de "brotes verdes", que puede ser cierto, pero se puede discutir esa cuestión. Una vez más, algún buen partido de vez en cuando podría sucederse después con desastres notorios. La cuestión es clara: en París, seis jugadores disfrutaron más del 75% del tiempo de juego (naturalmente, los mejores minutos), sumando a ojo de buen cubero, un 90% de los puntos de valoración del equipo. Si esto es una buena gestión de recursos, que venga Dios y lo vea.

Les faltaba a los franceses su estrella TJ Shorts, que fue, sin embargo, reemplazada por un sorprendente Maodo Lo, que jugó 27 minutos (media de 17 en la temporada) para conseguir 30 puntazos (media de 10) y 7 rebotes (media de 2). Da igual, cuando vuelva el californiano, nacionalizado macedonio, el bueno de Lo (berlinés) regresará a sus cifras habituales. Este detalle es importante por lo que se comentará después. El caso es que luego en casita tocó recibir a AS Mónaco, como se ha dicho antes, en un Palacio frío con demasiado aderezo de bombo (que ya cansa).

La peli en este caso fue bastante diferente. El Madrid jugó bien, puso tierra de por medio, pudo dar descanso a sus mejores jugadores y "oh, sorpresa", la segunda unidad también funcionó, tampoco vayamos a emocionarnos en exceso. Pero se pudo contemplar a un buen Garuba, el esperado retorno de un incisivo Musa y minutos aceptables en cantidad y calidad para Feliz, Ibaka o Eli Ndiaye. Le faltaba al Mónaco su base titular, Elie Okobo, pero sería esta una excusa de mal pagador.

Más competencia en el Real Madrid

Las dos recientes victorias han dado aire al equipo de Chus Mateo. Una victoria sufrida y otra mucho más relajada, con escasos minutos para sus dos estrellas: Facu Campazzo y Walter Tavares. Las minutadas habituales no existieron y los supuestos secundarios lideraron sobre la pista. Ahora el debate se centra también sobre quién, de los 13 de la plantilla, resulta señalado cada día: todos están disponibles y hay cierto ruido de fondo al respecto.

Dice Mateo que Xabier Rathan-Mayes (XRM para los amigos) es un gran profesional (lo parece), que entrena fenomenal, que su calidad no está en entredicho (aunque lleve tres jornadas descartado en el roster). Si esto fuese fútbol, mañana estaría despedido el buen canadiense. El que firma estas palabras espera que no sea así. Este muchacho viene con una buena referencia de rendimiento deportivo, pero no de aquí al lado, de Krasnoyarsk nada menos.

Ese lugar fue uno de los que motivó la invención de la palabra "recóndito". Pasó por allí Miguel Strogoff en su tránsito de Moscú a la inefable y lejanísima Irkutsk, el mismísimo corazón de Siberia: merece este chico la oportunidad de poder huir del frío glacial y disfrutar un tiempo de la maravillosa ciudad que es Madrid. Ha mostrado cositas y merece poder confirmarlas.

El gran reto del conjunto blanco

Al final, el dato es curioso: el Madrid liquidó al líder Unicaja en la ACB, después en Euroliga al líder Paris, entonces al nuevo líder Mónaco, y este domingo se enfrentó al líder nacional Valencia, el único que ha roto la estadística blanca cuando se enfrenta a un líder.

La resaca de la Navidad le conduce a Berlín el 26 (victoria previsible) y a recibir a dos ilustres invitados: el Barça, el 29 (ACB) y al notable Bayern con el inicio del nuevo año (el equipo bávaro pierde casi siempre fuera de casa). Una perspectiva muy interesante.

El calendario que se avecina debería situar al equipo en la zona medio-alta (no hay milagros) en la clasificación y abordar los compromisos más complicados (que llegarán) en un estado de mayor tranquilidad y quizá de crecimiento del equipo. A corto plazo, se avecina una semana de calma para Mateo. Después, se trata de conseguir tres victorias necesarias, y exigibles, para asegurarla. Por el momento.