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Andrés Jiménez: "Michael Jordan parecía una cosa asequible en los Juegos Olímpicos de 1984"
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GANÓ LA PLATA EN 1984

Andrés Jiménez: "Michael Jordan parecía una cosa asequible en los Juegos Olímpicos de 1984"

Le costó mudarse a Badalona cuando tenía 15 años, pero no se arrepintió. Aunque la vida le golpeó duro con el prematuro fallecimiento de su padre, supo reaccionar y tiró de su familia

Foto: Andrés Jiménez, junto a Magic Johnson en los Juegos Olímpicos de 1992. (Cedida)
Andrés Jiménez, junto a Magic Johnson en los Juegos Olímpicos de 1992. (Cedida)

Salir de los pueblos no era igual en los 70 y en los 80 que ahora. Andrés Jiménez (Carmona, Sevilla, 1963) dudó si marcharse a Badalona con 15 años, pero finalmente lo hizo. "Fue complicado, pero mereció la pena", explica en conversación con El Confidencial. ¿Qué tenía que perder? Si salía mal, regresaba a Carmona; si salía bien, alcanzaba la gloria.

Jiménez fue uno de los estandartes del Barcelona y de la Selección Española en los 80 y 90. Y uno de los héroes de la plata lograda en los Juegos Olímpicos de 1984, en Los Ángeles. Solo Estados Unidos, con un incipiente Michael Jordan, privó del oro al equipo de Antonio Díaz Miguel. "No podíamos aspirar a más".

El sevillano estuvo presente en los días de gloria y en los de decepción. Sufrió el famoso 'angolazo' en Barcelona 92. Aquello fue el detonante de la salida de Díaz Miguel de la Selección. Aunque el rendimiento del equipo fue un fracaso, recuerda aquellos Juegos Olímpicos con satisfacción porque "fue como volver a vivir". En la Ciudad Condal dejó una huella imborrable, tanto que el Barça retiró su camiseta y está colgada en el Palau.

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PREGUNTA. Usted jugó en la Selección Española liderada por Antonio Díaz Miguel. ¿Qué supuso para el baloncesto español?

RESPUESTA. Los de mi generación tuvimos la suerte de coincidir con él, de que nos escoltara en nuestras carreras. Además, logramos un triunfo que hasta ese momento no se había alcanzado ni en sueños, ganar una medalla olímpica. Fue una plata, lo máximo que podías conseguir porque Estados Unidos era prácticamente invencible. Antonio fue una figura más que destacable en la historia del baloncesto nacional.

P. ¿Es el responsable de la estructura actual de la Selección?

R. Los directivos también ayudaron con su forma de gestionar la Federación. Lo que consiguió Díaz Miguel fue que España rompiera barreras a nivel internacional. Decir que el proyecto actual tiene relación con el de aquella época… Son situaciones diferentes. Igual que no ha sido igual este Eurobasket que los torneos anteriores, aunque estuviera el mismo entrenador. Porque era una nueva generación.

P. La plata de Los Ángeles 84 demostró que España también estaba para esos retos.

R. En aquel momento era raro que España acudiera a los campeonatos. Además, había equipos muy potentes como Yugoslavia y la Unión Soviética. Esas barreras las rompimos y culminamos con una medalla de plata. Desde ese momento, la Selección es candidata a ganar cualquier cosa, aunque no ocurra a diario.

"Las concentraciones no son como las de ahora. No obstante, el torneo en Colombia estuvo muy bien organizado"

P. ¿Quién ha sido más importante para el baloncesto español, Díaz Miguel o Scariolo?

R. No se pueden comparar, porque los contextos son diferentes. Scariolo ha sido fundamental y esperemos que siga siéndolo. Ahora cumple una función que en su momento Antonio la cumplió claramente y ahí están las pruebas.

P. ¿Ve similitudes entre ambos?

R. Sí, en romper barreras y en llevar a la Selección al más alto nivel.

P. ¿Se fue injusto con Díaz Miguel en su despedida de la Selección?

R. Las despedidas siempre son difíciles, ya sea un entrenador o un jugador. No es lo mismo cuando uno está en su punto culminante o en su despedida. La reputación de Antonio es muy buena y está claramente reconocida. Tanto mis compañeros como yo guardamos un grato recuerdo de él.

placeholder El equipo de Los Ángeles 84, varios años después. (EFE/Rodrigo Jiménez)
El equipo de Los Ángeles 84, varios años después. (EFE/Rodrigo Jiménez)

P. Su destitución llegó tras el 'angolazo'. ¿Aquel día fue el más triste de su carrera deportiva?

R. No fue por eso exactamente.

P. Pero sí fue lo que detonó su salida.

R. Claro, porque fue un impacto muy grande al ser los anfitriones de unos Juegos Olímpicos. Su despedida vino después de una derrota que no fue agradable. Eso sí, sería injusto recordarlo por eso.

P. ¿Se dieron cuenta, al ganar la plata en el Eurobasket de 1983, de que estaban para cotas más altas?

R. Yo llegué a la Selección en el Mundial del 82, donde acabamos entre los cuatro primeros. Un hito. Aunque no conseguimos medalla, las sensaciones eran muy buenas. El año siguiente, rematamos la faena con la plata del Eurobasket. Allí ganamos a la Unión Soviética y notamos que ya estábamos a su altura.

P. ¿Qué tal la experiencia en Colombia?

R. Las concentraciones no son como las de ahora. No obstante, el torneo estuvo muy bien organizado. La organización tenía preparado un hotel, que no era lo mejor para el equipo, y la Federación tomó nota. Y nos fuimos a otro diferente. El problema en Bogotá fue la altura, que nos generaba inconvenientes con el oxígeno. Aquella fue mi primera experiencia y fue fantástica.

"Yo había visto Estados Unidos en las películas, pero no me lo imaginaba así"

P. ¿Cómo fue la experiencia en Los Ángeles?

R. Si la experiencia en el Eurobasket fue buena, multiplícalo por diez o por 20. Aquellas fueron mis primeras Olimpiadas y, además, en Estados Unidos. Ahora todos los países están más cerca gracias a internet y a las redes sociales, pero antes no había esa facilidad. Yo había visto el país en las películas, pero jamás me lo había imaginado así. La villa olímpica fue espectacular, además. Cambiarnos en el vestuario fue increíble. Nada más llegar nos hicimos fotos en las taquillas.

P. ¿A qué supo aquella plata?

R. No podíamos aspirar a más en aquel momento. Aunque ellos fueran una selección universitaria, estaba liderada por unos jugadores que a posteriori se consagraron en la NBA. Además, jugaban en casa y era complicado.

P. ¿Eran inalcanzables?

R. No, tampoco eso. Era todo muy diferente a ahora. No había la tecnología que hay en la actualidad y apenas habíamos visto partidos suyos. Aunque nosotros preparamos el encuentro, no estábamos acostumbrados a vivir ese tipo de defensa. Era una cuestión de costumbre, no necesariamente de falta de calidad, porque teníamos un buen equipo. Si hubiésemos jugado diez o 15 partidos más juntos, hubiese sido mucho más difícil para ellos. En cuanto salía Michael Jordan, hacían un contraataque y el público se venía arriba.

placeholder Michael Jordan y Rodman se saludan el pasado febrero. (Reuters/Christian Hartmann)
Michael Jordan y Rodman se saludan el pasado febrero. (Reuters/Christian Hartmann)

P. Jordan era muy joven. ¿Qué se le veía?

R. En aquel momento no sabía quién era, porque no estaba tan formado. No era un LeBron. Además, Jordan no estaban tan musculado, era una cosita asequible. Realmente, era un jugadorazo porque tenía una capacidad asombrosa. Hacía normales las cosas imposibles. ¿Cómo vas a parar a un tipo así? En su último año de universidad, se enfrentó a combinados NBA y nadie lo frenaba.

P. En aquella Selección estaba Fernando Martín. ¿Cómo lo recuerda?

R. Teníamos una buena relación, porque Fernando era de mi edad y habíamos coincidido en juveniles en la Selección. Y en una preselección que se hizo en Pamplona. Él empezó a jugar con 15 o 16 años, porque había jugado a balonmano y había practicado natación. Tenía unas cualidades extraordinarias. Era un competidor nato y tenía un carácter potente, pero eso no quita que era un excelente compañero.

"Los Juegos Olímpicos del año 1982 fueron volver a vivir"

P. ¿Cómo se gestó su regreso a la Selección España para los Juegos Olímpicos de 1992?

R. Los Juegos Olímpicos de 1992 no fueron éxito para nosotros. A mí, sin embargo, se me abrió el cielo; fue volver a vivir, porque había estado dos años lesionado. En muchos momentos, durante la rehabilitación, pensaba no solo que no iba a volver a jugar; pensaba que no iba a volver a caminar. En la última fase de la recuperación, vi que tenía posibilidades de ir a Selección y de jugar en Barcelona. Fue la alegría que necesitaba después de tantos meses. Puede sonar pedante, pero yo recuerdo cada día de aquellas Olimpiadas. No puedo verlo como un recuerdo negativo en absoluto.

P. En aquel torneo también se enfrentaron a Estados Unidos. De hecho, usted consiguió 23 puntos frente a un equipo repleto de estrellas.

R. Yo disfruté mucho todos los partidos. Después de todo lo que había pasado, no me creía que estuviera defendiendo a esos grandes jugadores. Eran de otra galaxia y quería vivir esa experiencia. Aquellos Juegos Olímpicos fueron un chute de energía para seguir unos años más.

P. ¿Qué tal el cambio de Carmona a Badalona con 15 años?

R. Fue muy complicado. Yo vivía en un pueblo que, aunque era grande, no era una ciudad. Además, los hábitos de Andalucía no son los mismos que los de Cataluña. Era muy joven y se me hizo difícil ese primer año. Siempre estaré agradecido a cómo me acogieron en el club. Los domingos por la tarde, sin embargo, lloré durante varios meses.

"El Barcelona me tanteó en dos ocasiones. El Badalona era un club humilde, donde yo estaba rindiendo muy bien y estaba muy cotizado"

P. Usted participó en la Operación Altura. Explíqueme en qué consistía.

R. Lo vi en televisión. Era una campaña de la FEB para captar a gente de toda España y llevarlos a la Selección. Yo escribí una carta, no recuerdo adónde, porque cumplía con la edad mínima, que eran 13 años, y la altura mínima, porque medía 1'93. Un año después, me llamaron y acudí a una concentración en Cáceres. Allí había 50 o 60 chavales y estuvimos 15 días. Hicieron unos informes de los que estuvimos allí, pero no me volvieron a llamar. Seguí jugando en mi pueblo durante un año hasta que un día se presentaron los directivos del Badalona. Con el tiempo me enteré de que en el informe indicaron que no tenía mucha técnica, pero que aquel seleccionador estaba más preocupado de si tenía capacidad para aprender rápido. Básicamente, me ficharon por eso. Desde ese momento, entrené tres veces al día y la progresión fue espectacular.

P. Cuando usted tenía 17 años falleció su padre. ¿Cómo lo gestionó desde tan lejos?

R. Ahí tocas un tema complicado, porque fue algo muy duro. Yo soy el mayor de mi familia, así que tuve que tirar del carro. Cuando mi padre falleció, mi madre y mis dos hermanos se vinieron a vivir a Badalona.

placeholder Aíto coincidió con Jiménez en Badalona y en Barcelona. (EFE/Alejandro García)
Aíto coincidió con Jiménez en Badalona y en Barcelona. (EFE/Alejandro García)

P. A usted lo entrenó Aíto. ¿Es el entrenador que más lo ha marcado en su carrera?

R. Yo he tenido buenos entrenadores. A Aíto en el Barça, a Antonio Díaz Miguel en la Selección… A Aíto nos tuvimos que adaptar, pero no me quejo porque me fue bien con él. En casi todos los equipos jugué y disfruté.

P. ¿Cuál fue su reacción cuando el club retiró su camiseta?

R. Fue algo tremendo, porque es una muestra enorme de reconocimiento. Para mí es un honor haber contribuido a la historia del Barcelona. Eso es lo que yo deseaba desde que entré en el club. En aquella época, además, no era habitual que estuviéramos por encima del Madrid.

P. El Madrid también se interesó en usted cuando fichó por el Barcelona. ¿Por qué eligió a los culés?

R. El Barcelona me tanteó en dos ocasiones. El Badalona era un club humilde, donde yo estaba rindiendo muy bien y estaba muy cotizado. La primera vez que me quisieron, yo era aún muy joven y no me veía preparado para dar el salto a un equipo de ese nivel. Estaba muy verde. Además, el Barça tenía un entrenador que contaba, fundamentalmente, con cinco o seis jugadores. Y era difícil tener oportunidades.

P. Usted continuó en Badalona.

R. A nivel económico, ambas propuestas no tenían comparación, pero irme al Barcelona tan joven era una apuesta muy arriesgada. Además, también tenía a mi familia detrás y ese movimiento no era tan sencillo. La segunda vez que me quisieron, estaba Aíto en el Barça y lo vi más claro porque tenía más experiencia; vi que tenía más posibilidades.

"Una carta de la FIBA reconoce que el tapón de Vrankovic es ilegal"

P. Usted jugó finales de Euroliga, pero no ganó ninguna. ¿Qué le faltó al Barcelona para coronarse en Europa?

R. Es cierto que no ganamos, pero en el museo del club hay una carta de la FIBA en la que reconocen que el tapón de Vrankovic es muy ilegal. Yo estuve también en la final de París, donde en las semifinales eliminamos al Madrid. Como no había tanta prensa, no se anuló el tapón. Puede parecer una tontería, pero ese título podríamos haberlo ganado. Cuando más cerca estuve de ganarla fue en Francia.

P. ¿Cómo eran los clásicos de los 80?

R. Tú porque eres muy joven, pero hay gente que todavía se acuerda de aquellos partidos. Es difícil que se vuelva a repetir ese nivel de expectación que había con nosotros. Cuando íbamos a Madrid, dos horas antes del partido había colas que daban dos y tres vueltas al Palacio de Deportes. Además, las audiencias de televisión eran enormes, en los diarios deportivos había tres o cuatro páginas dedicadas al partido... Era muy emocionante ver lo que generábamos.

placeholder Andrés Jiménez posa antes del inicio de una nueva temporada. (Cedida)
Andrés Jiménez posa antes del inicio de una nueva temporada. (Cedida)

P. ¿Se considera usted el primer cuatro abierto?

R. No lo sé. A nivel de posición estática, no tenía un cuerpo espectacular, porque no tenía una gran masa muscular. En cambio, sí era rápido y muy activo. Y tenía que aprovecharlo. Yo tenía que abrirme para jugar bien. Y cuando me tocaba ser cuatro pues estaba muy cómodo. De tres, sin embargo, no era tenía un gran tiro exterior porque no era mi posición natural. En los contraataques, sin embargo, tenía ventaja por mi velocidad. Creo que lo han llamado el cuatro abierto porque soy un poco peculiar (risas).

P. ¿Sigue firmando sus propios cómics?

R. No (risas). Reconozco que de lo único que me arrepiento, cuando tenía más tiempo, es de haber dejado de dibujar. Me lo pasaba muy bien cuando me ponía, pero en momentos determinados teníamos mucha presión por los partidos, viajaba mucho… Hace uno años, lo volví a intentar pero ya no era lo mismo porque no me sale tan fácil y no lo disfruto tanto.

Salir de los pueblos no era igual en los 70 y en los 80 que ahora. Andrés Jiménez (Carmona, Sevilla, 1963) dudó si marcharse a Badalona con 15 años, pero finalmente lo hizo. "Fue complicado, pero mereció la pena", explica en conversación con El Confidencial. ¿Qué tenía que perder? Si salía mal, regresaba a Carmona; si salía bien, alcanzaba la gloria.

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