El infarto de Pablo Laso sacude al Real Madrid después de un 2022 de infortunios

Pocos sospecharon al inicio de temporada que el Real Madrid de Pablo Laso afrontaría un 'annus horribilis'. Porque a la sección de baloncesto madridista le han asaltado todo tipo de inconvenientes. El último, el infarto del entrenador blanco, que integra una larga lista de contratiempos, en muchos casos extradeportivos. El conjunto blanco comunicó durante la mañana de este lunes que Laso abandonaba la UCI para pasar a planta tras "evoluciona favorablemente" donde continuará con el control de su evolución por parte del servicio de cardiología.

Arrancó la temporada con algunas incertidumbres por las lesiones que arrastró el equipo de Laso de inicio. Hasta noviembre, no disfrutó el técnico de toda su plantilla. Anthony Randolph se había roto el tendón de Aquiles y, aunque llevaba tiempo trabajando con el grupo, no entró en las dinámicas de partido. Trey Thompkins había sido sometido a una artroscopia en una rodilla, a Carlos Alocén le perseguían unos inoportunos problemas en la espalda, Jeffery Taylor no superó los de sus isquiotibiales y uno de los hombres señalados para dirigir el juego del equipo, el base estadounidense Nigel Williams-Goss, se lesionó el tendón extensor de un dedo.

Sin embargo, pese a tener mucho movimiento en la enfermería, Laso mantuvo la dinámica ganadora que ha implantado en este equipo en la última década. De hecho, el equipo completó unos cuatro primeros meses intachables con un registro de 32 victorias y solo cuatro derrotas. A eso se añadió la confirmación de que, a finales de enero, se reincorporó al equipo un viejo conocido, Gabriel Deck. El argentino regresó de su frustrada aventura en la NBA, donde probó en los Oklahoma City Thunder, y firmó con los blancos hasta el 30 de junio de 2024. Todo marchaba viento en popa en el inicio de 2022, pero desde el aterrizaje de Deck los blancos cayeron en picado. Y acumularon 14 derrotas en los siguientes 26 partidos.

El punto de inflexión en la Copa

Una de ellas fue un punto de inflexión, la de la final de la Copa del Rey ante el Barcelona. Un partido que dominaron en el marcador los de Laso, pero se quedaron sin ideas ofensivas para ser derrotados por un exiguo 64-59. A mediados de febrero se produjo también la grave lesión de Carlos Alocén, que sufrió una rotura completa del ligamento cruzado anterior de la rodilla izquierda. Eso lo mantendrá de baja al menos durante siete meses. El joven base, de 21 años, comenzó la temporada con problemas de espalda y luego sufrió una lesión en un dedo del pie. En febrero se despidió de una temporada en la que jugó 20 partidos de los 46 que disputó el equipo.

La lesión de Alocén puso el foco en los problemas de Laso con los bases. Sin Alocén, Nigel Williams-Goss era el hombre que tenía que liderar a los blancos. Pero el de Oregón tardó mucho en ganarse la confianza del grupo y del entrenador. Cuando lo hizo, se lesionó de gravedad en el tobillo. En la semifinal de la Final Four en Belgrado ante el Barcelona, el estadounidense duró 52 segundos en la cancha. Lo que pareció una torcedura se convirtió en una lesión en los tendones peroneos que le dejó fuera para el resto de la temporada.

Pese a los obstáculos y el complicado contexto en el que se manejó el equipo, el Real Madrid vengó la derrota de Copa ante el Barça y lo derrotó en la semifinal de la Euroliga. De hecho, optaron al título en el partido decisivo ante Anadolus Efe. Los blancos volvieron a saborear el lado más amargo, al caer por un punto (57-58) en la final con la anotación conjunta más baja de siempre. Los de Laso se mantuvieron con vida en el partido pese a su paupérrimo porcentaje en el lanzamiento de tres, donde batieron el récord de triples fallados: seis de 33, para un 18% de acierto. Aun así, tuvieron opciones de ganar, pero no dispusieron de balón para jugarse un último tiro porque los turcos monopolizaron la posesión los 44 segundos finales. Otra dolorosa derrota en un año complicado.

Heurtel, apartado del equipo

El tercer 'playmaker' del equipo, Thomas Heurtel, fue apartado por Laso después de que la noche antes de jugar en Atenas ante el Panathinaikos se fuera de fiesta con Trey Thompkins y su compatriota Guerschon Yabusele. Un equipo como el Real Madrid, acostumbrado a tener jugadores diferenciales en la posición de base como Sergio Rodríguez, Facundo Campazzo o Luka Doncic, se encontraba sin director de juego. Y ahí Laso tuvo que improvisar con jugadores que no son bases puros como Llull, Abalde o Hanga. El primero ha pasado por altibajos físicos y en estos momentos críticos del 'playoff' por el título sufre una pequeña rotura en el aductor. Mientras, Abalde está entre algodones porque arrastra problemas en un pie. Ante esta tesitura, el entrenador se ha visto obligado a levantar el castigo a Heurtel para que alterne con Hanga y Llull como base.

Y a todos estos inconvenientes se suma el covid, que hizo estragos en el vestuario madridista, contagiando entre otros al propio Pablo Laso, durante un buen número de partidos, y a una lista interminable de jugadores, entre los que aparecen Heurtel, Causeur, Deck, Poirier... Con el 'playoff' por el título en juego, el siguiente contratiempo que se adivinaba era la confección de la futura plantilla. Si uno observa el actual 'roster' del Real Madrid, verá que hay ocho jugadores con más de 32 años. Uno de ellos, Jayce Carroll, anunció hace unos días su despedida en el Wizink Center en el partido ante el Baskonia a sus 39 años. Aparte de Heurtel y Thompkins, cuya marcha está cantada tras la juerga de Atenas, la continuidad de Williams-Goss y Taylor parece muy comprometida. Causeur, que acaba contrato, tiene su futuro en el aire, mientras se da por hecho que Llull y Rudy renovarán. Otro que seguirá un año más, porque así lo tiene firmado, es Randolph.

Lo que nadie podía imaginar es lo ocurrido ahora. Ese infarto de miocardio del entrenador madridista trasciende, evidentemente, a todo lo anterior y a lo deportivo. La salud es lo primero y el vitoriano se mantiene estable a la espera de nuevas pruebas que dictaminen su evolución. Laso, de 54 años, dirigió a su equipo con normalidad el sábado ante Baskonia, compareció en rueda de prensa sin problemas y se marchó a casa. De madrugada, comenzó a sentirse mal y fue cuando decidió acudir al hospital por su propio pie. Ya está fuera de la UCI y permanecerá en planta con una evolución favorable. El entrenador ya tuvo que ausentarse esta temporada al dar positivo por covid en diciembre, siendo su ayudante, Chus Mateo, quien dirigió al equipo.

Este es el último obstáculo que se ha encontrado el Real Madrid de baloncesto en este tumultuoso 2022, en el que la suerte le ha dado la espalda. Derrotas dolorosas, lesiones inoportunas, escándalos internos de jugadores, contagio masivo de covid, una plantilla que se hace mayor... Y ahora este contratiempo de un Pablo Laso que a buen seguro se resistirá a no estar acompañando a su equipo en la lucha por ganar la Liga y coronar de la mejor manera una temporada que se les ha puesto muy cuesta arriba.