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El fichaje de Asier de la Iglesia: novato en la ACB, con 35 años y esclerosis múltiple
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El fichaje de Asier de la Iglesia: novato en la ACB, con 35 años y esclerosis múltiple

A Asier de la Iglesia le diagnosticaron hace seis años esclerosis múltiple, pero ha seguido jugando al baloncesto. Esta temporada ha sido de los mejores de la EBA y va a debutar en la ACB

Foto: Asier de la Iglesia due presentado este miércoles como nuevo jugador del Delteco GBC. (Delteco GBC)
Asier de la Iglesia due presentado este miércoles como nuevo jugador del Delteco GBC. (Delteco GBC)

Para el jugador ocasional, casi cualquier balón vale para jugar al baloncesto. Pero para el profesional o el semiprofesional, el que pasa muchas horas a la semana botando, pasando y tirando, la relación con el balón se vuelve mucho más íntima. Se acostumbra tanto al tacto que cuando se lo cambian lo nota bastante. Cambiar el balón de una competición suele provocar quejas de los jugadores, ya hechos al anterior, al que podrían reconocer sin necesidad de mirarlo, solo con el tacto. Asier de la Iglesia no puede hacerlo.

Asier tiene 35 años, lleva casi toda su vida jugando al baloncesto, pero hace seis años que apenas siente el balón. Le diagnosticaron esclerosis múltiple, enfermedad degenerativa que, en su caso, disminuyó la sensibilidad en brazos y piernas. "Alguien que haya jugado al baloncesto sabe que sentir el balón es de las cosas más importantes. Tengo un 85/90% de falta de sensibilidad. Siento muchísimos menos, pero siento algo. Necesito muchas horas para empezar a sentir el balón con la yema de los dedos", cuenta De la Iglesia. Eso no le ha impedido labrarse una carrera en el baloncesto que tendrá el premio de debutar en la ACB tras su fichaje por el Delteco GBC, que lo ha incorporado para las dos últimas jornadas de la liga.

"Hasta yo me he impactado", reconoce en conversación telefónica a El Confidencial este alero guipuzcoano. Esta temporada ha sido uno de los mejores jugadores de la Liga EBA, con promedios de 17,3 puntos y 13,4 rebotes en el Ordizia-Basoa Banaketak. "De los 10 mejores valorados (esta temporada), ocho son americanos, que viven de eso. Yo trabajo y ayudo a recaudar dinero para la investigación. Y luego voy a entrenar cuando puedo", explica.

Un 40% de discapacidad

Si Porfi Fisac, entrenador del Delteco GBC, así lo decide, De la Iglesia va a jugar en la ACB con un 40% de discapacidad. "Yo no le llamo superación porque siempre he sido muy bruto", apunta. La idea nació de varias conversaciones con miembros del club, a los que conoce desde hace muchos años. Él es de San Sebastián, es una cara conocida en el baloncesto guipuzcoano. De la Iglesia no pretende ser ejemplo de nada, solo ser un altavoz para explicar qué es la esclerosis múltiple y lograr financiación. Esa es su obsesión y la tarea que ocupa mucho de su tiempo desde que conoció el diagnóstico.

"Llevo seis años queriendo que la gente entienda lo que es la enfermedad. Porque a pesar de que se sale mucho en los medios, la gente todavía te pregunta por la calle: '¿Qué tal los huesos?'. Es una enfermedad degenerativa neurológica, de la cabeza, los huesos los tengo bien. Tengo lesiones cerebrales y el cuerpo me funciona como me funciona", comenta.

De la Iglesia es un ejemplo de que la enfermedad, dentro de su gravedad, no siempre arrasa con todo. A veces avanza de forma muy lenta y permite al enfermo realizar una vida normal. "El día que me la diagnosticaron me fui a entrenar. No me asusté. Hay gente con la enfermedad a la que le va muy bien, no le dan más brotes, no le avanza. Y gente que a los tres años está en silla de ruedas. Hay de todo. Pero la gente tiende a preocuparse y se viene abajo. Yo no me vine abajo ni un poquito. Te dicen: eso es una fachada. Pues igual sí, pero me veo bien. Llevo casi seis años y estoy igual que el primer día. De actitud, quiero decir".

Nadie se alegra por sentir frío o calor en las manos. A mí me gustaría sentirlo, que cuando coja una cazuela hirviendo me queme. Me alegraría la vida

En lo físico la cosa es un poco diferente. "Tuve un brote en la pierna derecha y perdí bastante fuerza. La musculatura noto que se va encogiendo, me cuesta más agacharme. Aunque la enfermedad no me avanza rapidísimo como a otra gente, sí me avanza. Llevo cuatro medicamentos porque no me funcionan", dice. "Con el ojo derecho veo mal, con muchas manchas. La fatiga es lo peor. Estás cansado sin venir a cuento. Y a veces me cuesta hablar, y yo soy una persona que habla muchísimo. Y duermo muy poco, no más de dos o tres horas seguidas, porque tengo un problema de vejiga y me despierto muchas veces en una noche. Cada hora. No descanso bien".

"Te cuento lo malo, pero no me quejo"

"Pero de nada me sirve quejarme. Te cuento lo malo que tengo, pero no me quejo. No me sirve para nada", continúa. "Suelo dar muchas charlas. Yo veo la vida de una forma diferente. Sé que he perdido cosas, pero que tengo otras muchas que perder. Nadie se alegra por sentir frío o calor en las manos. A mí me gustaría sentirlo, que cuando coja una cazuela hirviendo me queme. Me alegraría la vida. Eso no lo tengo. pero muevo las manos, muevo los pies, puedo hablar. Tengo muchas cosas que perder. Cuando no tienes ninguna enfermedad, das como natural todo lo que te pasa en el día a día. Lo que quiero transmitir es que muchas veces la gente está mal antes de estar mal. Psicológicamente lleva mal la enfermedad sin tener lesiones porque sabe que tiene una enfermedad muy grave".

Asier de la Iglesia aboga por contar la enfermedad, pero cuando se trata del deporte profesional, tiene sus reservas. A él le perjudicó. Durante cuatro años no le llamó ningún equipo de categoría nacional y jugó en la liga autonómica, "casi con los amigos". Pero su temporada con el Ordizia-Basoa Banaketak demuestra que estaba para más. "He demostrado que me vino muy mal para el tema del baloncesto y ser profesional, aunque he hecho muchas cosas también fuera", dice.

"En las dos últimas semanas me han llamado dos jugadores profesionales, no de baloncesto, que tienen esclerosis múltiple. A ver si les aconsejo que lo cuente. Y les he dicho que no. Yo soy de contar todo, y recomiendo hacerlo porque te vas a soltar y la gente te va a entender y ayudar. Hay muchísima gente que no lo cuenta y luego se queja de que no le entienden. Pero en un deporte sí viene muy mal. Te van a llamar menos equipos", señala.

Investigación, la prioridad

De la Iglesia se queja del poco dinero que destina el Gobierno a la investigación de este tipo de enfemedades y quiere utilizar su presencia en la ACB para acercar más gente a la esclerosis múltiple. "Espero que la gente con la enfermedad se sienta no ya identificada, porque cada uno la lleva de una manera, pero espero que sea un altavoz grandísimo, que ayude a la investigación. Lo que quiero es que dentro de diez años, cuando a un chico o a una chica le detecten la enfermedad le digan: 'Tienes un 95% de probabilidad de que la enfermedad no avance si tomas esta pastilla".

Y ya de paso, salir y meter algún tiro, un sueño para él. "Yo es muy difícil que me ponga nervioso, pero igual sí lo voy a estar. Más que porque haya cuatro o cinco mil personas en el pabellón, porque van a venir mis amigos, mi familia, gente que tiene la enfermedad... Voy a tener una pequeña presión. Y cuando juegue la gente va a querer que tire. Si toco el balón va a haber un poco de runrún, eso va ser un poquito de presión. Pero lo llevaré bien, espero".

Para el jugador ocasional, casi cualquier balón vale para jugar al baloncesto. Pero para el profesional o el semiprofesional, el que pasa muchas horas a la semana botando, pasando y tirando, la relación con el balón se vuelve mucho más íntima. Se acostumbra tanto al tacto que cuando se lo cambian lo nota bastante. Cambiar el balón de una competición suele provocar quejas de los jugadores, ya hechos al anterior, al que podrían reconocer sin necesidad de mirarlo, solo con el tacto. Asier de la Iglesia no puede hacerlo.

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