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"En el Barcelona todo el mundo sentía la tensión, hasta los cadetes"
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"En el Barcelona todo el mundo sentía la tensión, hasta los cadetes"

Dagoberto Peña, jugador dominicano del Estudiantes, jugó la pasada temporada en el Barcelona, rival estudiantil este domingo (12:30 horas). Esta es su historia

Foto: Dagoberto Peña llegó este verano al Estudiantes procedente del FC Barcelona. (Movistar Estudiantes)
Dagoberto Peña llegó este verano al Estudiantes procedente del FC Barcelona. (Movistar Estudiantes)

Imagine que siendo adolescente le llega una importante oferta para convertirse en profesional en el deporte más practicado en su país. Imagine también que su padre es un loco de ese deporte y que sueña con verlo triunfar. Eso fue lo que le sucedió al dominicano Dagoberto Peña (Santo Domingo, 1988), a quien le ofrecieron un contrato de 300.000 dólares para irse a Estados Unidos siendo casi un niño. Su buen desempeño como lanzador había llamado la atención de una franquicia de la MLB (la liga de béisbol más importante del mundo), pero él tenía otros planes.

Peña era jugador de béisbol por parte de padre y de baloncesto por parte de madre. El béisbol le gustaba, pero no le hacía feliz. "A mí me encanta el baloncesto, no lo juego por dinero, sino porque me encanta. Me hace feliz. Lo jugaba desde pequeño. Mi madre y mis tías jugaban y yo lo seguía mucho. Me crié en ese ambiente. La adrenalina y la emoción del juego me encantan", dice el dominicano. Tenía tanto miedo a decirle a su padre que no quería jugar al béisbol, que fue su madre la que tuvo que comunicárselo. Por entonces la situación familiar había empeorado por los problemas económicos de la empresa paterna. Nunca les faltó de nada, recuerda el jugador dominicado, gracias a que su madre tenía dos trabajos. Tenían un buen apartamento, coche... Pero la opción de irse a Estados Unidos era muy atractiva. Por suerte no tardó mucho en llegar otra oferta, esta vez para irse a jugar al baloncesto a un instituto. Y esa sí que no la dejó escapar.

placeholder Dagoberto Peña llegó a España a comienzos de 2016 para jugar en el Leyma Básquet Coruña. (Movistar Estudiantes)
Dagoberto Peña llegó a España a comienzos de 2016 para jugar en el Leyma Básquet Coruña. (Movistar Estudiantes)

Peña emprendió el viaje a Florida junto a su padre, que lo dejó en una casa en la que no conocía a nadie. "Yo me hice el macho, pero cuando arrancó con el coche lloré como un niño", dice sentado en las gradas del Magariños, casa del Movistar Estudiantes, equipo que lo fichó en verano procedente del filial del FC Barcelona Lassa. Esta es su primera experiencia en la ACB, casi 15 años después de renunciar al sueño de su padre y apostar por lo que de verdad quería hacer. No ha sido fácil, por el camino ha habido errores y aciertos, pero ha merecido la pena.

El agente que le engañó

Entre los errores estuvo fiarse de un agente cuando salió de la Universidad de Marshall, donde se graduó en negocios internacionales. "Tuve un agente de acá de Madrid, Guillermo Bermejo, que me quería traer a LEB Oro directo, y no me fui con él porque aquel me vendió un sueño. Cometí ese error, me arrepiento desde siempre. Solo me consiguió una prueba con los Heat porque les faltó un jugador y yo fui para completar el 'workout'", relata Peña.

En Marshall, a donde llegó recomendado por su compatriota Al Horford, jugador de Boston Celtics, Peña conoció de primera mano el sistema universitario, en entredicho en las últimas semanas por una investigación judicial. "Sí, hay jugadores a los que les pagan, lo he escuchado varias veces. A los jugadores de alto nivel le pasan dinero por debajo de la mesa. Yo creo que eso debería cambiar, porque es demasiado dinero el que hay involucrado. Se gana una pasta increíble con los partidos, la taquilla, la comida, todo. Te pagan la escuela, que está perfecto, pero creo que debería haber un salario dependiendo tu año, da igual cuál sea tu nivel".

Mientras le vendía sueños que no podía cumplir, aquel agente le puso a entrenar con un veterano entrenador, Don Kelbick. Dio la casualidad de que Kelbick también entrenaba a Carlos Arroyo, que buscaba jugadores para una liga de verano en Miami. Así fue como Peña entró en contacto con uno de sus ídolos, "papá FIBA", como lo llamaba él por cómo dominaba cuando jugaba con la selección de Puerto Rico. "Arroyo empezó a pagarme mis entrenamientos con Kelbick. Se convirtió en mi hermano mayor", dice Peña, que sigue manteniendo una estrecha relación con él.

placeholder Dago Peña ganó el bronce con la selección dominicana en el Centrobasket 2016. (EFE)
Dago Peña ganó el bronce con la selección dominicana en el Centrobasket 2016. (EFE)

Uruguay, Colombia, Venezuela... y España

Su carrera profesional comenzó en Uruguay, luego jugó en su país, en Colombia, Argentina, Venezuela (donde jugó a las órdenes del español Piti Hurtado, que lo recomendó en A Coruña, su primera parada en Europa). De todas esas etapas, la más importante fue colombiana, dice Peña. "Mi carrera cogió impulso allí". Y fue gracias a un amigo que se lesionó y pensó en él como sustituto. Tras recorrerse Latinoamérica de arriba a abajo, por fin dio el salto a Europa a comienzos de 2016 en las filas del Leyma Básquet Coruña. Y apenas año y medio después se ha estrenado en la ACB, previo paso por el filial del Barcelona.

"He dado muchas vueltas y llegar aquí a ACB ha sido muy difícil, aparte de mucho esfuerzo", dice Peña. Todos esos años le han servido para vivir experiencias de todo tipo, aunque hay una que se repite en todas partes. "He estado en no sé cuántos equipos y en todos siempre hay dos o tres que viven el cheque (al día). Ven 5.000 o 7.000 euros de la nómina y se los gastan, no piensan. Se lo gastan en cosas que no son necesarias", continúa. "Yo nunca pienso en lo que tengo ahora, siempre estoy pensando en el futuro, porque no sabes lo que va a pasar, ya sea lesión o cualquier cosa. El baloncesto va y viene".

He estado en no sé cuántos equipos y en todos había dos o tres que viven al día. Ven 5.000 o 7.000 € y se los gastan, no piensan

"Hay gente que gana millones y los botan. Hassan Whiteside (jugador de Miami Heat) fue compañero mío en la universidad y no iba a clase. Y cuando iba, iba con audífonos. Ahora, gracias a dios, le está yendo bien porque tiene un talento inmenso y gana mucho dinero. Pero creo que tiene que tener un asesor. Si tú hablas con él, te quedas en 'shock', porque piensas: ¿cómo está a este nivel? Tiene que tener a alguien que lo asesore, porque si no seguro que se lo gasta todo", cuenta Peña.

En su larga travesía hasta la ACB, Peña pasó por el Barcelona, donde ayudó a mantener al filial en LEB Oro. Solo estuvo unos meses y ni siquiera en el primer equipo, pero pudo vivir de cerca una de las peores temporadas en la historia de la sección. ¿Cómo vivió de cerca esos momentos? "Uf (respopla). Todo el mundo sentía la tensión allá, hasta los cadetes. Fue una experiencia muy bonita, estar jugando con un equipo conocido mundialmente, pero fue difícil ver a los jugadores con las lesiones, las frustraciones del que no jugaba, los gerentes con rabia, las multas...".

placeholder Dagoberto Peña jugó 12 partidos con el Barça B la pasada temporada. (Víctor Salgado/FC Barcelona)
Dagoberto Peña jugó 12 partidos con el Barça B la pasada temporada. (Víctor Salgado/FC Barcelona)

Ayudó a salvar al Barça B

En Barcelona conoció a Juan Carlos Navarro, "una leyenda", al que seguía desde Colombia. "Tenía un amigo que tenía el 'DirecTV' y me guardaba los partidos. Iba a su casa antes o después de mi entreno y veíamos los partidos, entre ellos los de Navarro. Y me encantaba, cuando estaba en su 'top shape', que tiraba las bolas con una pierna, de lado... En su época era increíble. Y cuando lo conocí fue lo mismo que sentí cuando vi a Carlos Arroyo, aunque no interactué mucho con él", cuenta.

Este domingo (12:30 horas) lo tendrá enfrente por primera vez. El Estudiantes recibe el Barcelona, invicto en la Liga Endesa. Dagoberto Peña espera jugar más que ahora. Salva Maldonado, el técnico estudiantil, apenas está contando con él, pero el dominicano no culpa a nadie más que a él de sus pocos minutos. "Es frustrante cuando vienes de lugares en los que juegas y empiezas a jugar poco. El baloncesto es pura confianza y, si no la tienes, no puedes jugar. Yo me veo mal en la cancha, no quiero cometer errores. No debería ser así, mi juego debería fluir", dice.

Él espera hacerse un hueco en la ACB, demostrar que puede jugar al primer nivel igual que demostró que podía jugar en Europa cuando llegó a Coruña. Y si no, siempre podrá hacer feliz a su padre intentándolo de nuevo en el béibol. "Sigue teniendo todavía la esperanza de que yo deje de jugar al basket y me vaya a jugar al béisbol".

Imagine que siendo adolescente le llega una importante oferta para convertirse en profesional en el deporte más practicado en su país. Imagine también que su padre es un loco de ese deporte y que sueña con verlo triunfar. Eso fue lo que le sucedió al dominicano Dagoberto Peña (Santo Domingo, 1988), a quien le ofrecieron un contrato de 300.000 dólares para irse a Estados Unidos siendo casi un niño. Su buen desempeño como lanzador había llamado la atención de una franquicia de la MLB (la liga de béisbol más importante del mundo), pero él tenía otros planes.

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