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Un triple de Randolph evita una sorpresa histórica del Andorra ante el Real Madrid
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grave fallo arbitral en la jugada decisiva

Un triple de Randolph evita una sorpresa histórica del Andorra ante el Real Madrid

Un triple de Randolph a 4,7 segundos para el final, después que los árbitros no pitaran un campo atrás de Llull, llevó el partido a la prórroga. El Andorra llegó a ganar por 16

Foto: Sergio Llull, uno de los protagonistas de la victoria blanca.
Sergio Llull, uno de los protagonistas de la victoria blanca.

Para eso fichó el Real Madrid a Anthony Randolph. Para resolver partidos como el de este jueves contra el MoraBanc Andorra en los cuartos de final de la Copa del Rey, que estuvo a punto de terminar con una sorpresa histórica. El equipo andorrano rozó el triunfo con la punta de los dedos, pero un triple del ala-pívot americano a 4,7 segundos del final mandó al partido a la prórroga, donde el pez grande acabó comiéndose al pequeño. La jugada decisiva tuvo un pero, uno muy grande: la canasta de Randolph vino precedida un pase de Sergio Llull, que había hecho campo atrás. Los árbitros no lo vieron.

La fama de la Copa está hecha de partidos como este, de duelos igualados entre grandes y pequeños, que no solo sueñan con dar la sorpresa, sino que alguna vez lo consiguen. Son estos partidos los que justifican el discurso de que la Copa es un torneo especial en el que puede pasar cualquier cosa. Casi nunca sucede, es el poderoso es el que gana, pero lo hecho por el MoraBanc Andorra este jueves va a reforzar un poco más ese mensaje de competición imprevisible.

Pocas veces lo habrá pasado peor el Real Madrid que contra el equipo andorrano. En la primera parte, los papeles estaban cambiados: el grande parecía el pequeño y el pequeño el grande, que parecía estar pagando el peaje del debut: agarrotado, errático, espeso, superado... Cualquiera habría dicho que fuera, sin discusión, el mejor equipo del último lustro en España y uno de los mejores de Europa. Pero sobre la cancha solo había un equipo con las cosas claras, y no vestía de blanco. No debe ser una casualidad: es la segunda vez en mes y medio que el MoraBanc fuerza la prórroga contra el Madrid.

Shermadini, el mayor incordio para el Madrid

En los primeros 20 minutos, el Madrid anotó más tiros libres (11) que tiros de campo (10). Salvo Randolph (25 puntos), el único que encontró un resquicio en la excelente defensa andorrana, el ataque madridista se estrelló una y otra vez contra una muralla. La pintura era una zona vedada y los triples rebotaban una y otra vez en el aro (2/16 en la primera parte). El MoraBanc, en cambio, ejecutó a la perfección un plan que tenía como primer paso buscar a Giorgi Shermadini en la pintura. El gigante georgiano fue un incordió para el Madrid: anotó 13 puntos y provocó 5 faltas. Si recibía cerca del aro, casi siempre sacaba algo positivo.

El MoraBanc mandó desde el principio del partido, y mediado el segundo cuarto se escapó. Los triples de Thomas Schreiner y la agresividad de David Navarro le dieron una ventaja de 16 puntos (21-37) a menos de cuatro minutos para el descanso para recocijo de casi todo el pabellón, como siempre en contra del Madrid. El equipo blanco reaccionó en eso minutos, tras la entrada de Nocioni, y con un 12-6, incluidos los tres primeros puntos de Llull, se fue al vestuario perdiendo por 10. No era mala situación visto lo visto. En el descanso, un grupo de aficionados andorranos se permitió el lujo de recorrer parte del anillo superior del Buesa Arena mostrando una bandera del principado mientras recibía aplausos de parte de la afición baskonista. Nada une más que un enemigo común.

Doncic hizo de pegamento

Lo que más mérito tuvo en el Andorra no fueron esos primeros 20 minutos, sino cómo aguantó en los últimos 10. Donde la mayoría de equipos terminan bajando los brazos, el MoraBanc resistió. El Madrid salió en el segundo tiempo decidido a darle la vuelta al partido; no podía hacer otra cosa. A Llull (22 puntos, 7 rebotes y 11 asistencias), que solo había metido uno de sus ocho tiros en la primera parte, comenzaron a entrarle los triples, hasta tres en el tercer cuarto, y le dio la primera ventaja del partido a su equipo. Ayón también apareció, y Doncic hacía de pegamento, como siempre: puntos, rebotes, asistencias, defensa... Al Andorra le sostuvo Shermadini, que seguía haciendo un destrozo en la pintura, aunque cada vez se le notaba más cansado. Eso lo acabó notando la final del partido.

En el último cuarto, el Madrid no solo no consiguió dar la estocada final, sino que le tocó ir a remolque. Los minutos iban pasando, Randolph, Llull y Doncic tiraban del carro, pero el Andorra seguía por delante. Ganaba por siete (75-82) a dos minutos para el final, momento en el que apareció Nocioni para anotar un triple y dar un asistencia. El argentino, que se transforma cuando llega febrero, acabó con 11 puntos y 8 rebotes. Y todo luciendo un bigote de película del oeste. El Andorra entró en el último minuto con cuatro puntos de ventaja (80-84), pero primero Carroll y luego Randolph, tras dos tiros libres de Albicy, empataron el partido con dos triples. El base francés falló el tiro final.

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En la prórroga, el Andorra se vino abajo y no aguantó el ritmo de un Madrid con más banquillo y más calidad. Quizá no por una cuestión física, sino mental: el golpe de tener la victoria contra el Madrid en la mano y que se te escape. Una oportunidad única. Hace 22 años, en su primera Copa, le pasó algo parecido contra el Estudiantes. Aquella vez el verdugo fue Herreros, este jueves fue Randolph, con el permiso de los árbitros.

Para eso fichó el Real Madrid a Anthony Randolph. Para resolver partidos como el de este jueves contra el MoraBanc Andorra en los cuartos de final de la Copa del Rey, que estuvo a punto de terminar con una sorpresa histórica. El equipo andorrano rozó el triunfo con la punta de los dedos, pero un triple del ala-pívot americano a 4,7 segundos del final mandó al partido a la prórroga, donde el pez grande acabó comiéndose al pequeño. La jugada decisiva tuvo un pero, uno muy grande: la canasta de Randolph vino precedida un pase de Sergio Llull, que había hecho campo atrás. Los árbitros no lo vieron.

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