Valencia Basket: la cultura del esfuerzo amenaza el dominio de Madrid y Barça

Justo cuando el baloncesto europeo camina hacia una traumática separación, con tres equipos de la Liga Endesa con plaza asegurada en una Euroliga casi cerada y sin apenas opciones para que la jueguen los demás (aún no está confirmado que la liga española vaya a tener una plaza en la fase previa), en España un club amenaza con romper el statu quo. De los 116 equipos que juegan competición nacional y doméstica en Europa, sólo queda uno invicto, y es el Valencia Basket: trece victorias en trece partidos, la más reciente este domingo contra el RETAbet.es GBC por 92-65.

La última vez que perdió fue el 11 de junio, hace 165 días, cuando cayó ante el Real Madrid en el cuarto partido de las semifinales de la Liga Endesa. Los valencianos llevaron al límite a los madridistas. Robaron el factor cancha tras ganar el segundo partido en Madrid y rozaron la victoria en el tercero, disputado en la Fuente de San Luis, que acabó con victoria visitante en la prórroga por 100-103 tras un triple de Llull. Ese fue el último partido de la pasada temporada; en la actual, todo victorias (incluida una contra el Real Madrid): siete en la ACB y seis en la Eurocup.

"No quiero hacer valoraciones globales en este momento de la temporada, debemos vivir más en el día a día, no es momento de mirar atrás", declaró, fiel a su estilo el entrenador 'taronja', Pedro Martínez. Tan difícil es ver un rastro de euforia en las declaraciones del entrenador catalán como que el Valencia consiga acabar con el dominio del FC Barcelona Lassa y el Real Madrid, que se han repartido los últimos 17 títulos. Pero está haciendo méritos.

Pedro Martínez es el director de orquesta

Pedro Martínez es uno de los entrenadores con mejor historial del baloncesto español. Ha dirigido 718 partidos (sólo por detrás de Aíto García Reneses y Manel Comas) desde su debut en 1990, cuando sustituyó a Herb Brown en el Joventut de Badalona. Su primer contacto con la élite duro sólo unos meses, pero le dio tiempo a ganar la Copa Korac. Después alternó la ACB con la LEB hasta asentarse en el Gran Canaria, el equipo en el que más ha brillado. En medio de sus dos etapas en la isla tuvo su primera gran oportunidad en un equipo importante, el Baskonia, pero la experiencia no acabó bien. Luego pasó por el Estudiantes, el Cajasol y el Girona, donde llegó a la final de la ULEB y moldeó a Marc Gasol antes de que estallara la burbuja de Akasvayu.

"No debo tener el perfil de los clubes de élite. Deben tener razón. Pero no puedo gastar tiempo en eso. Solo aprovechar las oportunidades que se me plantean", confesaba en una entrevista en 'El Periódico' publicada en abril, cuando entrenaba al Manresa, al que salvó con una victoria en la última jornada en la cancha del Real Madrid. La de Manresa, ha contado, fue la única oferta que tuvo la temporada pasada, algo difícil de creer para un entrenador con su cartel. Más que un paso atrás (él siempre ha negado esa interpretación) fue un paso a un costado, un año de reciclaje que ahora está teniendo sus frutos en Valencia.

El proyecto del Valencia Basket lo tiene todo para triunfar, o al menos para darle un susto a los dos clubes de fútbol. Tiene el potencial y la estabilidad económica que le da el máximo accionista, Juan Roig, dueño de Mercadona. Él es el culpable de que, desde 2011, en la camiseta no luzca el nombre de ningún patrocinador, sino el lema 'Cultura del Esfuerzo' (que con los millones que aporta el dueño de los supermercados luce mejor, claro). Tiene también una afición fiel que llena las gradas de la Fonteta. Y tiene un proyecto deportivo, encabezado por Chechu Mulero, que funciona.

Vives, la cara del proyecto

El club valenciano tiene una de las mejores plantillas de la Liga Endesa, superior a la de muchos equipos de Euroliga. En verano cambió medio equipo (llegaron Antoine Diot, Jon Steffanson, Fernando San Emeterio, Jon Shurna, Justin Hamilton, Luke Sikma y Jordi Trias), algo que puede no encajar con la idea de continuidad del proyecto, pero mantuvo a Guillem Vives, Sam Van Rossom, Rafa Martínez, Romain Sato, Vladimir Lucic y Bojan Dubljevic. Y también al entrenador: Carles Durán, que sustituyó a mitad de temporada a Velimir Perasovic y cumplió con creces, volvió a su puesto de ayudante.

Su permanencia es una de las claves que explican, entre otras cosas, el crecimiento de Guillem Vives, la cara de un proyecto que amenaza con dar el golpe. Fichado en el verano de 2014 del Joventut, fue Durán (que se lo llevó con 12 años a la cantera de la Penya) quien le dio la confianza necesaria el curso pasado, en el que mejoró tras la salida de Perasovic. Su buen rendimiento le permitió ir al EuroBasket, donde se proclamó campeón de Europa con la selección española. Esta temporada la comenzado al mismo nivel que terminó la anterior.

El Valencia Basket es el ejemplo perfecto del potencial del baloncesto español. En sus 29 años de historia ha ganado más títulos internacionales que nacionales: tres ULEB/Eurocup (2003, 2010 y 2014) y una Copa del Rey, la de 1998 en Valladolid. Los tres títulos europeos le han abierto las puertas de la Euroliga, pues el Real Madrid y el Barcelona, y también el Laboral Kutxa y el Unicaja, le han cerrado el paso en la ACB. La reforma de la máxima competición europea, que el entrenador ha calificado como "una mierda", tampoco cambia mucho la situación del Valencia. La mejor opción que tendrá para jugar la máxima competición será la que mejor se le da: ganar la Eurocup.

La ilusión se ha disparado con el inmejorable comienzo de temporada. En los casi 18 años que han pasado desde su único título en España, el Valencia ha sido una vez subcampeón de liga y tres de copa. Aún queda casi toda la temporada, pero inicio la actual racha obliga a hacer una pregunta: ¿llegará en 2016 el segundo título?