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El Real Madrid, campeón de la Liga ACB
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HACE HISTORIA AL GANAR TODO LO QUE HA JUGADO

El Real Madrid, campeón de la Liga ACB

El Real Madrid se proclamó campeón de la Liga ACB barriendo al Barcelona (85-90). Han firmado la temporada perfecta al ganar todo lo que han jugado: Copa del Rey, Liga, Supercopa y Euroliga

Foto: El Real Madrid, campeón de la Liga ACB (ACB Media).
El Real Madrid, campeón de la Liga ACB (ACB Media).

El Real Madrid se proclamó campeón de la Liga ACB barriendo al Barcelona tanto en el Barclays Center como en el Palau (85-90). No ha sido la única hazaña de los madridistas. Liderados por Pablo Laso han escrito con letras de oro una página en la historia del baloncesto español: 41 años después han protagonizado una temporada perfecta en la que han levantado todos los títulos que han disputado (Liga, Copa del Rey, Supercopa y Euroliga). Lo han hecho ejerciendo una autoridad de principio a fin y con una gran virtud: el triunfo es coral. Los doce jugadores que defienden el escudo del Real Madrid, sin excepción alguna, han contribuido a ganar la final, algo que no ha sucedido en un Barcelona que llegaba justo y no encontró la reacción necesaria para cambiar las tornas.

Las defensas pudieron con los ataques. Así se resumió el primer cuarto (17-17) en el Palau que empezó de una manera pintoresca: con una personal de Tomic cometida sobre Ayón en el salto inicial y en el primer segundo. Lo nunca visto. Barcelona y Real Madrid se tantearon con el respeto de los primeros compases de una cita. Sacudido el encorsetamiento inicial, los hombres de Xavi Pascual (Doellman, Hezonja, Satoransky, Oleson y Tomic) se mostraron completamente metidos en el partido mientras los de Laso (Llull, Rivers, Rudy, Reyes y Ayón) saltaron con muchas ganas, siguiendo la línea de los dos primeros partidos.

Dibujado el primer boceto, apareció Ante Tomic para dar su toque. Más fino que en el Barclays Center, motivado como nunca, con ganas de resarcirse, sorprendía con su capacidad de desequilibrio. Bien asociado con Satoransky, ganó la partida a un Felipe Reyes que estaba un tanto desfondado y no sólo sufría con la diferencia de centímetros con Tomic, también ante Doellman. El '44' azulgrana funcionaba, pero la defensa del Barcelona hacía aguas. Los hombres de Xavi Pascual se esforzaban, lo intentaban, ponían toda la intensidad, lo conseguían… pero cuando el Real Madrid quería metía cinco o seis puntos con suma facilidad. Tanto que anotaron todos los jugadores que pisaron la pista del Palau.

Esta fue una de las diferencias (y una de las claves) del tercer partido. Su juego coral era excelso, estaba cómodo y le venía bien el guion en el que la igualdad reinaba. La única manera que tenía el Barcelona de frenar el torrente ofensivo madridista era evitando los triples fáciles. El equilibrio mandaba en el marcador, pero lo cierto es que la sensación imperante era que si el Real Madrid corría, el Barça no tenía nada que hacer. El primer cuarto se acabó con una espectacular chapa de Slaughter que dio el relevo a los siguientes diez minutos en los que el dominio blanco fue aplastante; no se recordaba algo igual en el Palau.

Los hombres de Xavi Pascual se desplomaron sin Tomic mientras todos los de Laso, sin excepción, exhibían un juego virtuoso y una infinita amlagama de recursos: ataques de siete segundos, defensa impecable, juego ofensivo excelente, juego estático perfecto… El ritmo impuesto era tan machacón que el Real Madrid metió 31 puntos y se marchó al descanso con una diferencia de 14 (34-48). ¿A qué se debía la desaparición del Barcelona? El conjunto azulgrana era un desastre en la línea exterior (1/10 en triples), perdía en el intercambio de canastas, necesitaba ataques de siete u ocho segundos, se ahogaba entre la defensa y la línea de pase madridista, no tenía secundarios de lujo como Maciulis (el encargado de mover el segundo cuarto junto al Chacho y a Carroll) y tampoco sabía qué significaba la palabra coral: casi todos los tiros venían del interior, el exterior brillaba por su ausencia.

Tras el paso por vestuarios, al Barcelona no le quedaba otra que creer en un milagro y esperar que el Real Madrid sufriera un apagón… teniendo en cuenta la solidez mostrada y la perfección en todas sus facetas: 7/10 desde el exterior, 50% de acierto en el perímetro de dos, 19 rebotes… Los primeros minutos del tercer cuarto eran vitales, sobre todo para el equipo local. El Barcelona era consciente y aprovechó los diez minutos que tenía por delante para meterse en el partido con un parcial de 33-17. Xavi Pascual logró dibujar un quinteto equilibrado que apretó, defendió con intensidad (algo inaudito hasta el momento) y empezaron a entrar los triples.

El conjunto azulgrana vivió un minuto y medio en el que, por fin, defendió y atacó bien. Desde el primer jugador hasta el último creyeron en la victoria y el resultado fue un tercer cuarto espectacular por parte del Barcelona (67-65) y de Tomic: 11/11, sin fallos. ¿Y el Real Madrid? Se sumergió en un bache y se vio un equipo muy forzado, atascado y sin equilibrio. Los de Laso no lograban meter el balón dentro, tampoco penetraban ni tenían fluidez. El Barça veía aro con más facilidad, los exteriores aparecieron y por primera vez desde el primer cuarto, estuvo por encima de su rival. El mismo que metió el partido en el congelador en la recta final.

Moral sobre la bocina

El triple del Chacho sobre la bocina del tercer cuarto dio moral y confianza al Real Madrid. El conjunto blanco minimizó el socavón en el que se había sumergido, incrementó la intensidad defensiva y recuperó su habitual regularidad, ésa que tumba a sus rivales. Los hombres de Laso tenían mejores sensaciones y automatismos que los jugadores azulgranas. Y es que a medida que a Tomic le faltaba el aire, al Barcelona le costaba respirar y anotar desde el perímetro. El marcador empezó a ajustarse (83-86) a medida que los minutos se consumían. Los locales reclamaron pasos de Felipe Reyes antes de que Carroll metiera un triple de los que valen una Liga y al Barcelona sólo le quedaba la baza de los libres: llevar al Real Madrid hasta ellos con la esperanza de que fallasen.

El problema es que el conjunto blanco sabe jugar muy bien los finales, controlando los nervios y acostumbrados a este tipo de situaciones sabe cómo manejarlas y ganarlas. A Llull no le tembló el pulso y el Real Madrid acabó el partido (85-90) dominando de principio a fin, la tónica dominante en los tres partidos que duró la final y en los que se paseó ante un Barcelona al que barrió con un contundente 3-0. Con la Liga, los madridistas ponen el broche a una temporada perfecta en la que han ganado todo lo que han jugado: Copa del Rey, Supercopa y Euroliga. Un póquer campeón de un equipo campeón.

Ficha del partido

Barcelona (17+17+33+18): Satoransky (10), Oleson (10), Hezonja (-), Doellman (12) y Tomic (29) -equipo inicial-, Abrines (16), Marcelinho (1), Jackson (3), Pleiss (2) y Nachbar (2).

Real Madrid (17+31+17+25): Rivers (9), Rudy (4), Reyes (6), Ayón (8) y Llull (10) -equipo inicial-, Carroll (19), Rodríguez (11), Nocioni (11), Maciulis (10) y Slaughter (2).

Árbitros: Hierrezuelo, Pérez Pizarro y Calatrava. Eliminaron a Satoransky, por parte del Barcelona.

Incidencias: Tercer partido del 'playoff' final de la Liga ACB, al mejor de cinco, disputado en el Palau Blaugrana ante 7.247 espectadores.

El Real Madrid se proclamó campeón de la Liga ACB barriendo al Barcelona tanto en el Barclays Center como en el Palau (85-90). No ha sido la única hazaña de los madridistas. Liderados por Pablo Laso han escrito con letras de oro una página en la historia del baloncesto español: 41 años después han protagonizado una temporada perfecta en la que han levantado todos los títulos que han disputado (Liga, Copa del Rey, Supercopa y Euroliga). Lo han hecho ejerciendo una autoridad de principio a fin y con una gran virtud: el triunfo es coral. Los doce jugadores que defienden el escudo del Real Madrid, sin excepción alguna, han contribuido a ganar la final, algo que no ha sucedido en un Barcelona que llegaba justo y no encontró la reacción necesaria para cambiar las tornas.

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