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Un Madrid salvaje liderado por Llull se va al Palau para ganar allí el Triplete
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el único culé destacado fue doellman (100-80)

Un Madrid salvaje liderado por Llull se va al Palau para ganar allí el Triplete

El Madrid sabe lo que hace, lo que tiene que hacer y lo hace. El Barça está perdido, sin ideas, y se lleva la final al Palau sin opciones reales de evitar que allí el Madrid gane el Triplete

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Ya lo decíamos en el primer partido de esta serie. Teniendo tan sólo a un jugador destacando sobre los demás es prácticamente imposible que un equipo de baloncesto gane un partido. Le pasó al Barça el viernes, y le ha vuelto a suceder exactamente lo mismo este domingo. Así, el Real Madrid se ha puesto con un 2-0 más fácil de lo que se podía esperar, contra un rival sin alma, sin ideas, sin fuste, por así decirlo. El Barcelona iba a tirones, lento en ataque, no es que no tuviera acierto, es que tenía pocas opciones de anotar por falta de movilidad y brillantez en la dirección y por una defensa salvaje del Madrid, que al único que no sabía parar era a Justin Doellman, como pasara dos días atrás con Mario Hezonja.

No es que Doellman tuviera que coger la función de Navarro porque éste estuviera lesionado, no es eso. Sino que fue él el único que ejerció de líder ofensivo del Barça, que no es capaz de enchufar en la final a más de un jugador por partido. La movilidad del balón, una vez que un jugador ha cogido los mandos, se dirige en exclusiva hacia él, para que se la juegue, como si los demás no quisieran asumir esa responsabilidad, se quitaran el muerto de encima y se lo endosasen primero a Hezonja y luego a Doellman. Puede que esta situación sea resultado de la evidente superioridad global del Madrid, pero también es una función que recae sobre Xavi Pascual.

Precisamente en eso está ganando Laso a Pascual en esta final (y en muchas otras desde hace tiempo). No hay ni un jugador en el Real Madrid que no esté enchufado durante todo el partido al 100%. Desde Felipe Reyes y Sergio Llull a Salah Mejri y Jonas Maciulis. Da igual cuánto juegue cada uno, lo importante es que cuando están en pista, dan todo lo que tienen por y para el beneficio coral. Tanto en ataque, el cual se produce a una velocidad vertiginosa y con una agresividad inusitada en el rebote ofensivo, como en defensa, donde un mar de brazos siempre en movimiento no permiten ni una canasta cómoda. Y si hablamos de inspiración individual, tampoco es sólo uno.

Llull anotó los cinco primeros triples que se jugó, de todos los colores y estilos. Rudy anotó otros tres tripes y destrozó al Barça desde la media distancia. Y ya bajo el aro, Gustavo Ayón y Felipe Reyes le tienen comida la moral literalmente a Ante Tomic, que está haciendo una final para olvidar. Y luego aparecen por detrás Nocioni, Carroll, Rivers… El Madrid se ha permitido el gran lujo de que Sergio Rodríguez haga un partido muy normalito tirando a flojo. No hizo falta en absoluto que el tinerfeño se uniese a la fiesta. El Madrid ganó muy sobrado con el mejor Llull de todo lo que va de playoffs.

El que intentó ser la revelación del Barça en este segundo partido, Edwin Jackson, no había jugado un minuto en toda la fase final, jugó esta vez medio encuentro. Y como es natural, trató de demostrar que está para jugar mucho más, jugándose canastas como buen individualista que es, pero falto de confianza, de ritmo, de acierto, se quedó en sólo 3 puntos, dos más que Oleson y Thomas, y tres más que Lampe.

Prácticamente todo se acabó en el primer cuarto, tal y como decidió que fuera Sergio Llull. Ese cinco de cinco en triples en los primeros diez minutos destrozaron al Barcelona, que se marchó al segundo cuarto con un dolorosísimo 31-10 del que no se recuperó ya en ningún instante. A partir de entonces, la mínima diferencia fue de 14 puntos, donde el Madrid se movía con tremenda comodidad. En realidad, el Madrid ha estado muy cómodo incluso cuando en el primer partido la diferencia era entre 4 y 9 puntos. Da igual de cuánto vaya ganando. El Madrid sabe lo que hace, lo que tiene que hacer y lo hace. El Barça está perdido, sin ideas, y se lleva la final al Palau sin opciones reales de evitar que allí el Madrid gane el Triplete.

Ya lo decíamos en el primer partido de esta serie. Teniendo tan sólo a un jugador destacando sobre los demás es prácticamente imposible que un equipo de baloncesto gane un partido. Le pasó al Barça el viernes, y le ha vuelto a suceder exactamente lo mismo este domingo. Así, el Real Madrid se ha puesto con un 2-0 más fácil de lo que se podía esperar, contra un rival sin alma, sin ideas, sin fuste, por así decirlo. El Barcelona iba a tirones, lento en ataque, no es que no tuviera acierto, es que tenía pocas opciones de anotar por falta de movilidad y brillantez en la dirección y por una defensa salvaje del Madrid, que al único que no sabía parar era a Justin Doellman, como pasara dos días atrás con Mario Hezonja.

Sergio Rodríguez Sergio Llull
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