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Laso construye una burbuja para que sus jugadores no escuchen lo buenos que son
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el aislamiento, una de las claves del éxito

Laso construye una burbuja para que sus jugadores no escuchen lo buenos que son

El técnico blanco sabe cómo gestionar el éxito. Celoso de su intimidad, ha procurado crear un ‘búnker’ donde sólo tienen sitio los más allegados

Foto: Pablo Laso, junto a su ayudante José Ramón Cuspinera, durante un partido del Real Madrid. (Efe).
Pablo Laso, junto a su ayudante José Ramón Cuspinera, durante un partido del Real Madrid. (Efe).

Un día más en la oficina para un Real Madrid que sigue rellenando páginas con letra dorada en la historia del baloncesto español. Tras dos encuentros, ante CAI Zaragoza y Galatasaray, donde el ‘showtime’ dejó paso a la versión más terrenal, el pasado domingo ante el Fuenlabrada(96-81)regresópor sus fueros el martillo pilón de la nave del capitán general Pablo Laso.Un hombre que ha logrado encerrar a sus hombres en una burbuja donde sólo tiene cabida un balón naranja, un parqué y una canasta. En el horizonte, un sueño: la gloria.

Agotados todos los halagos a la hora de engrandecer el incontestable momento de forma del equipo madridista, muchos se preguntan por la receta del éxito. ¿Qué hay más allá de lo que se ve dentro de la cancha? Cuando los focos del Palacio se apagan, en el Madrid de Laso sólo se escucha una voz: baloncesto. Celoso de su intimidad, el entrenador ha procurado crear un ‘búnker’ donde sólo pueden acceder los más allegados. El ruido mediático está bajo control. Las consigna es clara: con ‘extraños’, hablar lo justo y necesario. Másde una vez ha programado entrenamientos dondesólo tiene cabida la mirada de la gente del vestuario. Nadie más puede asistir a esa sesiones en las que,además de proteger al colectivo, diseña un sistema inabordable.En las comidas y concentraciones, es la gente que se cambia en el vestuario la que ostenta el privilegio de compartir confidencias y cafés.

Buena onda y un clima de máxima concentración, sin embargo, casacon el fuerte carácter de Laso. Un tipo visceral, enérgico en la banda y en los tiempos muertos, a quien no le tiembla el pulso para llamar la atención a sus chicos cuando toca. Cual Comandante General, Laso impone su liderazgo y personalidad sin dobleces. Cuando toca sacar el látigo, no lo hace sin contemplaciones.Pero,por encima de todo,esa protección de la privacidaddel vestuario se erige en una de las claves de estos meses en una bendita nube.

Y el resultado está ahí, a la vista de todos. Decimoquinta victoria seguida en Liga Endesa que sirve para igualar el inicio que en el curso 1987-88 rubricara también el Real Madrid, entonces dirigido por Lolo Sainz. Ya el pasado curso, el club blanco estuvo a punto de igualar el registro. Pero aquel día emergió la figura de un inconmensurable Juan Carlos Navarro (33 puntos) para poner fin a la racha. Del mismo modo, si atendemos a la estadística que habla de victorias seguidas en partidos oficiales, los de Laso, con 29 partidos ganados del tirón (15 en Liga Endesa, 12 en Euroliga y dos en Supercopa), son, de nuevo, históricos.

El eterno Pedro Ferrándiz elevó sus logros hasta los 28 triunfos, algo que consiguió en dos ocasiones: entre las temporadas 1959-60 y 1960-61 y en pleno curso 1981-1982. Cuando aquella época en blanco y negro parecía aparcada en la memoria colectiva, llegó el Madrid de Laso para poner en valor una gesta admirable. La exuberancia hecha baloncesto, ya en HD.

Pese a la euforiageneralizada,Laso se apunta al discurso del partido a partido, tan socorrido en el mundo del deporte. Ni las 29 victorias consecutivas son capaces de hacerle levantar levemente el pie del acelerador. Lo que quedará para la eternidad serán los títulos y no los records. “Los records quedan poco para la historia. Tenemos que ser constantes en el día a día e intentar ser mejores para ganar todos los partidos”, apuntó el entrenador blanco. Una ambición y una voracidad que no dejan margen para la relajación de sus hombres. Laso quiere a todos listos para la batalla en cualquier momento.

Una orquesta donde nadie desafina

Ante el Fuenlabrada, Rudy Fernández no jugó ni un minuto y Felipe Reyes tuvo que abandonar el partido con un leve esguince tras poco más de dos minutos en pista. La máxima de implicar a todas las piezas se volvió a cumplir y la orquesta sonó tan afinada como siempre. Tras el encuentro, Laso se apresuraba a lanzar un mensaje tranquilizador al tiempo que se alegraba de la imagen ofrecida por los suyos. "Hoy ha sido un partido para involucrar a todo el equipo, Rudy por sobrecarga y Felipe por precaución no jugaron".

Ante la ausencia del alero mallorquín fue el turno para un Dani Díez que dio la talla con creces. En un encuentro vivo, plagado de intercambios y con las defensas en un segundo plano, el internacional de 20 años se encontró como pez en el agua. 14 puntos y 4 rebotes en 25 minutos sobre el parqué que suponen una inyección confianza tremenda para una de las joyas de la cantera merengue. Sabedor de que los chavales necesitan mimos para destensar los nervios y mostrar su mejor cara, Laso no dudó enmostrar su cariño para el mirlo. “Se ha recuperado del bajón que tuvo al principio temporada”, comentó y añadió que “para un jugador joven no es fácil entrar en la rotación del Real Madrid”.

El vitoriano se ha hartado de comentar que nada sería posible sin la aportación de un grupo que es la envidia de cualquier conjunto deportivo. Un grupo humano excepcional, dentro y fuera de la cancha. Una familia que se divierte y divierte. Purpurina y fuegos de artificio para una plantilla que enamora a Europa y aspira a las más altas cotas. Los ingredientes son de una frescura y una madurez exquisita. Y el plato se antoja delicioso. En las entrañas de esos fogones, un Pablo Laso que es el verdadero artífice de un momento dulce.

El próximo miércoles (21.00 horas) el Madrid recibe en el Palacio al Bayern de Múnich del mítico Svetislav Pesic en la tercera jornada del ‘Top-16’ de la Euroliga. En la competición doméstica, el domingo (18.00 horas) el equipo de moda tratará de ampliar el registro de victorias consecutivas ante el Gizpuzkoa Basket. Un choque a priori sencillo pero cargado de emotividad. Fue durante sus cuatro años en San Sebastián (2007-2011, con ascenso incluido) donde Pablo Laso empezó a despuntar.Por aquel entonces los pronósticosle auguraban un futuro brillante como técnico. Unosaugurios que se confirman y no dejan de crecer día a día.

Un día más en la oficina para un Real Madrid que sigue rellenando páginas con letra dorada en la historia del baloncesto español. Tras dos encuentros, ante CAI Zaragoza y Galatasaray, donde el ‘showtime’ dejó paso a la versión más terrenal, el pasado domingo ante el Fuenlabrada(96-81)regresópor sus fueros el martillo pilón de la nave del capitán general Pablo Laso.Un hombre que ha logrado encerrar a sus hombres en una burbuja donde sólo tiene cabida un balón naranja, un parqué y una canasta. En el horizonte, un sueño: la gloria.

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