El Madrid cumple, más pendiente del Nobel de Literatura (y aún a la espera de Scariolo)
Cumplió el trámite contra uno de los equipos más débiles de la competición, el ASVEL Villeurbanne. Sin embargo, todavía no se ha visto la mano de su nuevo entrenador
Ya se conoció el flamante ganador del prestigioso Nobel de Literatura, que se venía llamando László Krasznahorkai y ahora resulta que hay algunos críticos en este país que le conocían. Algún artículo por ahí se titula Así escribe László Krasznahorkai. Es interesante también saber cómo se escribe semejante apellido, incluso más, cómo se pronuncia. Tiene una barba generosa, lo que es una ventaja indudable para recibir el galardón. También la lucía el genial y divertidísimo John Fosse, que escribía novelas sin cambiar de párrafo. Y Ernest Hemingway, que elevó Pamplona a los altares, también era de poblada barba. Y lo era nuestro Fernán-Gómez en sus últimas décadas, pero no se dieron cuenta los del jurado sueco. En cambio, se apercibieron de que Haruki Murakami o Javier Marías no la portaban, más allá de reducidísimas barbillas recortadas, sólo que de vez en cuando, así que eran muy dignos merecedores por su obra, pero no tenían ese atributo imprescindible, que es el fondo, sin la forma.
Pensaba en estas delirantes cuestiones cuando se enfrentaron el Real Madrid y el ASVEL Villeurbanne en pleno duelo de la tercera fecha de la Euroliga. Los blancos pusieron tierra de por medio sin excesivo esfuerzo. Una vez que se merendó a los de Villeurbanne sesteó un rato y se volvió a los vestuarios con la digestión ya hecha. La mejor noticia para la parroquia, que de nuevo dejó a medias el aforo del Palacio de Deportes, seguramente pendientes del nuevo Nobel de Literatura. Destacó el buen rendimiento de la nueva pareja de americanos, Chuma Okeke y Trey Lyles. Fueron, ambos, los mejores del equipo anoche, lo que no oculta las dificultades que está encontrando Sergio Scariolo en el planteamiento del juego ofensivo.
En la época del baloncesto más simplificado de los últimos tiempos, no se termina de percibir la idea que Scariolo pretende implantar en sus chicos. Ya, de momento, renuncia a la ventaja del bloqueo directo y al juego en el poste alto, no se termina de comprender el motivo. Continuos aclarados, tal vez apoyados desde el base cuando se extingue la ventaja, más algunos cortes entre los aleros, por la línea de fondo. Ese es el caudal táctico que se percibe, más algún saque de fondo con ventaja para el tiro exterior, que ha mejorado bastante, a pesar de la obcecación triplista de Super Mario, cuya desastrosa labor ofensiva pudo corregir con tres acciones puntuales bajo el aro, obsequio de sus compañeros, cuando el partido ya avanzaba hacia su recta final.
Es reseñable que los tres nuevos, Okeke, Lyles y David Kramer, embocaron ocho de 13 en triples, mientras los habituales Mario, Llull y Facu anotaron apenas tres de 16 en esa misma faceta. Que es una cifra ventajista pensarán algunos, pero es la que es.
Por otra parte, es cierto que ASVEL, como se ha dicho, no es precisamente el equipo más temible del campeonato, pero ya dio cuenta el Madrid de Olympiacos hace unos días. Con el resultado conseguido,son dos victorias en fila quehan mostrado buenas defensas colectivas: ese capítulo sí parece tenerlo bien enfilado el técnico de Brescia y todo su equipo de especialistas. Los jugadores parecen haber interiorizado la importancia de la intensidad defensiva. Si se centra el concepto de juego sobre este aspecto, ya se perciben los derroteros por los que discurrirá el año de los blancos en la cosa del basket, bajo los designios, por cierto, de la gran barba del basket español, el Chacho, que ahora controla desde las alturas. Aunque no le hayan dado ningún Nobel.
Ya se conoció el flamante ganador del prestigioso Nobel de Literatura, que se venía llamando László Krasznahorkai y ahora resulta que hay algunos críticos en este país que le conocían. Algún artículo por ahí se titula Así escribe László Krasznahorkai. Es interesante también saber cómo se escribe semejante apellido, incluso más, cómo se pronuncia. Tiene una barba generosa, lo que es una ventaja indudable para recibir el galardón. También la lucía el genial y divertidísimo John Fosse, que escribía novelas sin cambiar de párrafo. Y Ernest Hemingway, que elevó Pamplona a los altares, también era de poblada barba. Y lo era nuestro Fernán-Gómez en sus últimas décadas, pero no se dieron cuenta los del jurado sueco. En cambio, se apercibieron de que Haruki Murakami o Javier Marías no la portaban, más allá de reducidísimas barbillas recortadas, sólo que de vez en cuando, así que eran muy dignos merecedores por su obra, pero no tenían ese atributo imprescindible, que es el fondo, sin la forma.