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El Madrid edifica su tragedia griega en El Pireo y se juega la vida en casa en la Euroliga
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DERROTA POR 77 A 71

El Madrid edifica su tragedia griega en El Pireo y se juega la vida en casa en la Euroliga

El Real Madrid recoge su segunda derrota de la semana, en un partido intenso que en esta ocasión comenzó dominando brillantemente, pero llegó extenuado a su parte final

Foto: El Madrid no pudo con Olympiacos. (EFE/EPA/Pete Andreou)
El Madrid no pudo con Olympiacos. (EFE/EPA/Pete Andreou)

Los precedentes eran claros. Jugando como el miércoles, derrota segura. Jugando mucho mejor, derrota probable. El ambiente, ya se sabe. El arbitraje, también se sabe. Si algo se puede hacer, tendrá que salir del talento del equipo y de su intensidad defensiva… después, contar con la suerte.

No contó con ella el Madrid en El Pireo, para sucumbir por seis puntos en un partido intensísimo en una atmósfera de delirio por el baloncesto, una batalla en campo enemigo, pero cayendo con el honor que se echó tanto de menos el miércoles.

Incluso puede decirse que en esta ocasión, el arrebato emocional contra el criterio arbitral fue más o menos controlado por los chicos de Chus Mateo, porque la cosa se ponía fea ya desde el principio, cuando el castigo recibido estaba siendo apoteósico. Y no es nada agradable escribir estas cosas.

Cuando el inicio descomunal del equipo dio para obtener diez puntos de ventaja, ya no apuntaba bien el desenlace. Y al complicarse el asunto, porque Olympiacos no es el mejor equipo del continente por casualidad, también defiende y mucho, y muchísimo, se le apagó la luz al Madrid y fue descendiendo suavemente hasta claudicar.

A destacar un descomunal Sasha Vezenkov en Olympiacos y un estelar Mario Hezonja en el Real Madrid donde, a pesar de un inicio poco acertado, se echó el equipo a la espalda, que es lo que se le pide, lo que al menos consuela a la parroquia blanca.

Foto: El Madrid fue superado en Grecia. (EFE/Pete Andreou)

Mateo intentó cambiar la dinámica

De inicio, modificó Mateo su quinteto, manteniendo a Facu y Tavares pero introduciendo a Llull, Abalde y Hezonja, quitando centímetros y proponiendo una idea distinta a la del primer partido, con más presión exterior. Por parte de Bartzokas nada nuevo bajo el sol, repitiendo sus cinco de gala igual que el miércoles, con Williams-Goss, Vezenkov, Milutinovic, Papanikolau y Mustafá Fall.

Primer balón heleno y el comienzo prometía, con tapón de Edy Tavares, fallo triple de Fournier y fade away de Hezonja. Todo lo que fuera retener a Olympiacos y, por tanto, estar en el partido, era oro puro para el Madrid, que comenzaba con un esperanzador 4-10, provocando la primera llamada de Bartzokas a sus muchachos, tras 3:30 de juego.

A los 5 minutos, el nivel físico del partido era alto, el Madrid con cuatro faltas por cero de los griegos, un dato llamativo. Pero en efecto, los blancos decidieron que los griegos tuvieran que sudar cada punto. La estrategia inicial de Mateo estaba funcionando. Y cuidado, las protestas de Tavares casi le costaron una técnica, que poco después sí le cayó una a Facu. Y es que la primera falta a Olympiacos llegó a falta de 3 minutos para el final del cuarto, aunque se veía 7 puntos por debajo y ya empezaba a percibirse el factor de obcecación arbitral por parte de Mateo. El Madrid, que en ataque mantenía una eficiencia notable y defendía más que bien, estaba fallando en la protección del rebote defensivo, donde concedía demasiado y por exceso de confianza en ocasiones.

Y según se acercaba el final del cuarto, el Madrid volaba de la mano de Andrés Feliz para conseguir la máxima: 10-23. Regresó Vezenkov con un triple y la falta en ataque señalada a Ibaka permitía otra canasta del búlgaro, el mejor de Olympiacos hasta el momento. Un excelente Madrid conseguía un buzzer beater de Deck para rematar con 15-25, a pesar de las dificultades evidentes y propias del escenario.

placeholder Feliz, uno de los mejores del equipo blanco. (EFE/EPA/Pete Andreou)
Feliz, uno de los mejores del equipo blanco. (EFE/EPA/Pete Andreou)

El segundo cuarto lo jugó el Madrid con la segunda unidad. En dos minutos, cuatro faltas ya en el saco blanco, pero el intenso bombardeo exterior de los de rojo era inoperante. Los griegos robaban muchos balones a los madridistas sin cometer una sola falta, que es una gran habilidad que les distingue, mientras la quinta blanca llegaba antes de que se cumpliera el tercer minuto, así que el desenlace final era en este momento impredecible porque de hecho, otra en ataque para Musa le concedía tiros libres gratis a los locales que, menos mal, sumaban 7/14 en esta faceta, también negativa esta noche. 2/4 llevaba el Madrid desde la línea de personal.

La defensa del Madrid seguía resultando efectiva y rentabiliza al máximo los robos, que le retornaba los 10 puntos de ventaja mediado el cuarto (28-38). Pero la presión de las faltas penalizaba mucho al equipo y claro, otra técnica a Mateo, la segunda falta a Tavares y en fin, la perspectiva empezaba a ser oscura, que es una palabra que no viene del griego, sino del latín.

El primer triple de Saben Lee, antes o después tenía que suceder, suponía un 7-0 para reducir la ventaja blanca a 3 puntos y obligaba a Mateo a parar el juego. Qué duda cabe, los tiros hay que meterlos y sobre los contactos en las peleas, deciden otros. Falta en ataque señalada a Garuba y esto comenzaba a ser un espectáculo: 18 faltas blancas por 8 de los griegos, a falta de 2 minutos para el descanso. Igualaba la contienda Fournier y le daba la vuelta Vezenkov, mientras el ataque madrileño se agotaba ante la presión defensiva helena: 14-2 de parcial en estos minutos. Hay que decirlo: los tiros libres estaban siendo el mayor recurso de Olympiacos, que es una cosa muy poco habitual. Pero el Real Madrid debería de centrarse un poco en ataque en el segundo tiempo, porque cuatro puntos de tiro libre de Sergio Llull, en cinco minutos, no parecían el mejor rendimiento posible.

Segundo tiempo: espejismo y sufrimiento

Buen inicio del Madrid, 5-0 y mantenía tres minutos la sequía de los griegos hasta un triple de Fournier. La buena defensa blanca provocaba ansiedad en los tiros abiertos de Olympiacos y tomaba la delantera en un contexto muy igualado: 7-8 en el ecuador del cuarto, daba una idea de lo que está sucediendo. Y noticias frescas: dos faltas para los griegos, una sobre lanzamiento triple de Super-Mario (que fallaba dos tiros), y ninguna sobre el Madrid. Debe ser que los de Mateo habían aprendido a defender sin faltas durante su paso por los vestuarios o que Olympiacos, por encima en el marcador, se relajaba en sus ataques en estático.

Dos libres fallados por el genio de Dubrovnik por la falta en su triple le hacían tirarse un triplazo en la jugada siguiente, capturar un rebote defensivo después, atravesar la pista como un bisonte y lanzarse contra Fall para provocar la falta del gigante: ocho puntos de Mario en el cuarto, 45-52 blanco, el honor reconquistado para el que se supone líder del equipo en la actualidad.

Y llegó la tragedia griega

Dos faltas seguidas sobre triples de Fournier colocaban un 50-52, pasos posteriores de Hezonja y sendas faltas señaladas a Facu y Feliz devolvían la cosa de las personales a su lugar habitual, los únicos guarismos en los que iba a vencer el Madrid. Y se señalaba una zona a Tavares en jugada ventajosa sobre Walkup, que desataba la risa de Chus Mateo. Y otra falta a Feliz sobre el bloqueo de Vezenkov, que le daba la risa tamién al que esto escribe: iguala a 54 Olympiacos en un contexto en el Coliseo de la Paz, la Amistad pero no es el de la Ecuanimidad. Un triple lateral de Vildoza devolvía la ventaja (57-54, parcial 12-2) a los griegos con un Madrid que desperdiciaba el ataque final del cuarto, de mala manera, uno más. En fin, Olympiacos acumulaba 20 tiros libres, 11 tiros de dos y 5 triples, las cifras lo decían todo. Y por parte del Madrid, 13 y 16 puntos en los dos cuartos centrales, también describían la historia del partido: vivía aún de la renta del primero, cosa que le sonará a más de uno, porque se ha repetido unas cuantas veces este año.

placeholder Sergio Llull, capitán del equipo madridista. (EFE/EPA/Pete Andreou)
Sergio Llull, capitán del equipo madridista. (EFE/EPA/Pete Andreou)

El cuarto final comenzaba con el Real Madrid sonado como un boxeador al que le han dado fuerte y flojo: deambulaba, no veía aro, elegía mal los pases, los jugadores no se entendían entre ellos, la grada rugía ante el masivo dominio rojo. Un Olympiacos sólido ponía tierra de por medio, 61-54 y eso que, en fin, fallaban tiros también. No iban a errar todos, claro: Vezenkov colocaba 64-54, Mateo paraba el juego, tiempo muerto y en este momento, nada hacía presagiar que el asunto terminaría bien.

Lo apuesta todo el coach al Tigre de Guachupita, el dominicano Andrés Feliz, de lo mejor del equipo este viernes, que entraba a pista con un buen movimiento ofensivo y dos fallos desde la línea de personal. Pero un par de buenas acciones de Mario en ataque, y dos robos en defensa, colocaban 67-62 y es Bartzokas el que decidía llamar a su quinteto al banco.

Intentaba el Madrid mantener la presión defensiva, ahora la indulgencia arbitral era manifiestamente mayor, qué cosas, y Hezonja desatado subrayaba una reacción masiva que culminaba Facu (67-64) para obligar al entrenador griego a solicitar otro tiempo muerto, porque el Madrid había vuelto en tromba al partido. La combinación de Facu y Feliz es la que mejor funciona, con Mario y Tavares arriba, completando con Deck, con Abalde, con Garuba.

Epílogo poco sorprendente

Un triple en modo extenuación de Peters y unos pasos señalados a Facu, es decir la vigésima pérdida de balón madridista, y otro triple diagonal de Goss dejaban la cosa casi vista para sentencia (73-64). Mateo pedía el tiempo muerto correspondiente y seguramente solicitó mente fría, pero puede que se necesitara abrir más la caliente. Y todo esto, con dos faltas para el Madrid en nueve minutos, a ver quién se queja ahora de arbitraje tendencioso. Así que acto seguido mandaron a descansar al Tigre con la quinta y el partido murió mansamente, 77-71, como mandaba el procedimiento desde el principio. Vencer en El Pireo, en play-offs, es una misión casi imposible. Pero se puede perder con honor, que es lo que se vio este viernes.

Perspectivas para la eliminatoria en Madrid

Esperan dos encuentros, con suerte, en el coliseo de Goya. Serán el martes y el jueves de la próxima semana. A ver, la situación dista de ser favorable, ya lo de vencer tres partidos seguidos a Olympiacos entra en la parte marginal de la estadística. Y que uno de ellos tenga lugar en El Pireo, no digamos. Pero bueno, habrá que ir poco a poco. Vencer el martes, vencer el jueves, volver a Grecia, competir. Las señales positivas percibidas deben tenerse en consideración. Que el equipo ha competido es evidente, la calidad y el talento no se pone en cuestión. Que Olympiacos es el equipo más duro del ecosistema Europa tampoco da lugar a la duda.

Jugar duro en defensa, como se reclamaba hace un par de días, ha demostrado ser una terapia positiva. Correr rápido, este viernes se hizo, también da lugar a la esperanza. Aunque se cometieron un buen manojo de errores por precipitación en las jugadas de ataque que invitaban más a frenar y jugar estático, que a lanzamientos demasiado precipitados. Minimizar la pérdida de balones en ataque debe ser también una prioridad para el Real Madrid, como para todos, claro que sí. Olympiacos defiende fuerte también, pero el número de pérdidas en pases extraños ha sido una losa para el equipo: imprescindible evitarlas.

placeholder Chus Mateo, entrenador del Real Madrid. (AFP7)
Chus Mateo, entrenador del Real Madrid. (AFP7)

Y sobre todo ello, que el escudo pesa, el escudo se mostró bien sobre la pista de El Pireo, por más que en realidad, tres cuartos del partido se sucumbiera ante la presión de los elementos externos. Al menos se podrá trabajar sobre los elementos internos que, como se ha dicho, ya se ha producido una mejora importante en relación a lo vivido el miércoles.

Postdata | Tendrá el Real Madrid que dar una vuelta a su relación con la Euroliga, si este es el nivel de arbitraje que tiene que soportar en los momentos culminantes de la competición. Parece ser que el presidente de Panathinaikos está en las mismas, tras el estrepitoso final de su partido, este jueves, ante Anadolu Efes.

Postdata 2 | Estas son algunas de las estadísticas: tiros de campo, 22/62 OLY y 27/57 RMB. Tiros libres: 24/33 OLY, 10/17 RMB. Rebotes 41 a 36 para el Madrid. Faltas 19 OLY, 29 RMB, casi todas en los cuartos en los que el Madrid iba arriba.

Los precedentes eran claros. Jugando como el miércoles, derrota segura. Jugando mucho mejor, derrota probable. El ambiente, ya se sabe. El arbitraje, también se sabe. Si algo se puede hacer, tendrá que salir del talento del equipo y de su intensidad defensiva… después, contar con la suerte.

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