El Real Madrid de baloncesto vislumbra un camino y el Barcelona se salta su salida
La hoja de ruta se va cumpliendo para los blancos y el panorama azulgrana se torna sombrío. La lesión de Deck, la peor noticia para los dirigidos por Chus Mateo
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F8a1%2F919%2F8cf%2F8a19198cf7dedfca28b7548ba3d6183e.jpg)
Y el “Clásico” del domingo volvió a ser merengue por tercera vez en la temporada, tras la semi de la Supercopa que abría el curso y el partido de Euroliga liquidado en el Palau tras dos prórrogas. Es fina la línea que separa el éxito del fracaso. Un éxito del Real Madrid de baloncesto para despedir el 2024. Los intangibles se tornan gigantes invisibles y transforman después las opiniones y las decisiones. Así que la crisis toma el puente aéreo y es ahora en Barcelona donde caminan con el ceño fruncido y una mueca de disgusto.
Al asunto doméstico se suma la competición europea, mucho más valorada en ambos clubes. Contando su enfrentamiento directo a finales de noviembre, el Barça muestra una tarjeta de 2-5 y el Madrid de 4-3, que ha permitido darle la vuelta a una clasificación muy ajustada, donde cada partido cuenta y muestra un 9-9 para los dos grandes rivales, alejados, pero no tanto, de la cabeza y las fases clasificatorias finales.
Este duelo del domingo era el colofón a una semana festiva con partido europeo y previsibles victorias de los equipos españoles. La visita del Madrid a Berlín se saldó con un triunfo más sufrido de lo esperable ante un equipo claramente inferior y con bajas. Sin embargo, el Barça sucumbió sorprendentemente ante el notable Estrella Roja del buen coach Sfairopoulos. Al final, no hay enemigo pequeño (en baloncesto no hay nada escrito, etc.)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F7e6%2Ffde%2F2f6%2F7e6fde2f60d795de3aa34a9571150808.jpg)
Decía San Ignacio que “en tiempos de desolación, nunca hacer mudanza”. Trasladar este pensamiento al baloncesto consiste en evitar experimentos, cerrar filas con los mejores y dejar para otro momento ese concepto “extraño” que es el trabajo en equipo. Hace unas décadas jugaban cinco, apenas seis y solamente entraban los secundarios cuando alguno de los titulares terminaba eliminado por faltas. Así que en muchos partidos importantes eran aquellos los que, sin haber pisado apenas la pista en todo el año, escribían la Historia.
Hoy día Mateo y Peñarroya se han aplicado el cuento de diferente manera. En la Euroliga, el equipo azulgrana pasea once jugadores por encima de los 13 minutos por partido, seis de ellos superan los 20. En el Madrid son diez y cinco, respectivamente. Este dato sugiere que la rotación es más amplia en el Barcelona y más timorata en el Madrid, que fía su rendimiento a la aportación de sus principales figuras: Campazzo, Tavares y Hezonja. Habrá que ver cómo llegan a la primavera tras la sobrecarga de minutos que están soportando los tres.
Se dio la vuelta la tendencia de hace un par de meses y ahora, igualados en Euroliga, el Madrid se maneja en la ACB en el grupo de los cabezas de serie de cara a la Copa, pero el Barça (8º) empieza a ver en su rebufo la amenaza de los aspirantes a entrar, que no son de despreciar: Manresa, Murcia y atención, Baskonia.
Montaña rusa en Berlín
No fue brillante el partido de los madridistas en Alemania. Ante un equipo claramente inferior y que sufría la pérdida de uno de sus baluartes, Trevion Williams, fichado por Maccabi, no pudo dilucidarse el resultado hasta los últimos minutos. Y eso que en el partido en que Sergio Llull batía otro récord, con 425 apariciones en Euroliga, “Red Llull” nos regaló una suerte de epifanía, una visión celestial de su indiscutible combinación de carácter y talento. No puede uno confiar en que esto suceda cada vez, porque de hecho es excepcional. Entró en la pista a 2:41 antes de finalizar el primer cuarto, regaló dos triples en dos minutos; y otro par en los dos minutos iniciales del segundo. Fue pura poesía: en el último de ellos se giró hacia su banquillo para anunciarlo mientras el balón volaba, para después sonreír como solamente él puede hacerlo: esa mezcla de timidez, furia y osadía.
LULL hits a LOOK AWAY THREE! 🤯🤯🤯@23Llull is feeling himself tonight with FOUR made threes so far! 🎯#EveryGameMatters pic.twitter.com/9qii4j4RVQ
— Turkish Airlines EuroLeague (@EuroLeague) December 26, 2024
En ese momento el marcador mostraba +16 para los blancos = partido liquidado. Pues no. Incluso un triple de Hugo González proporcionaba el +17, antes que el apagón posterior dejase el envite en +11 al descanso, merodeando los +10 durante todo el tercero y bajando a +6 en el minuto 32. Cascó entonces su quinto triple el “Aeroplano de Mahón” y con más puntos suyos y de Hezonja terminó por romperse un partido en el que hubo que remar más de la cuenta. A efectos prácticos, el Madrid jugó con siete piezas ante el colista de la competición, incluyendo los grises aportes de Abalde y Musa. Garuba debió salir tras un mamporro que le abrió la ceja, pero Ibaka no llegó a pisar la pista, con Eli Ndiaye observando desde la grada.
Decepción en el Palau
Recibía el Barcelona a un Estrella Roja igualado en la clasificación, aunque no en el presupuesto. Es el serbio un equipo… serbio. Competitivo, con talento. Ya no es como antes, cada equipo con numerosos nacionales. Ahora la globalización es una alianza de civilizaciones, esta de verdad, también en el baloncesto. Dispone de una plantilla amplia, de hasta diecisiete piezas. En el país del baloncesto por excelencia, Serbia, entre los doce de Barcelona formaban apenas cinco “nativos”. Y un estupendo entrenador griego.
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F116%2F9e5%2F402%2F1169e540283696df15d52311b08b749b.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2F116%2F9e5%2F402%2F1169e540283696df15d52311b08b749b.jpg)
La igualdad durante el partido se mantuvo hasta los instantes finales. La tuvo el Barça y bien pudo vencer si no hubiese embocado Davidovac un gran triple lateral a falta de 20 segundos, aliñado el asunto con una pérdida posterior de Punter, de estas que no se explican bien. Habrá que hablar del Barça un día. Hasta hoy, su registro de 16 victorias y 16 derrotas en la temporada es tal vez un récord histórico.
Emoción en el “Clásico”
Así que dos equipos discutidos se enfrentaban en uno más de los múltiples duelos anuales. El Palacio casi lleno, un encuentro en absoluto decisivo, pero cuya importancia radica en el rival y en las emociones. Celebraba Sergio Llull un récord más, 620 partidos con el Real Madrid en ACB.
En fin, afrontaban la cita dos equipos en dificultades, más que nada por sus respectivos y exigentes entornos. No muy lejos de las primeras posiciones, pero superados por escuadras que, quién lo diría, muestran una solidez inesperada.
BOOOM 🚀🚀🚀
— Basket en Movistar Plus+ (@MovistarBasket) December 29, 2024
Facu asiste para que Deck destroce el aro.#LigaEndesa #LasRedesDeSiempre pic.twitter.com/5vcw0w4ZPT
El partido respondió a las expectativas. La verdad es que se zurraron de lo lindo, en un partido limpio, con defensas intensísimas. Rara vez los tiros fueron abiertos, cómodos, de manual. A la mínima, había que intentarlo: errores continuos en los lanzamientos, más de noventa rebotes en total, algo raro de ver. Reduciendo las rotaciones en ambas escuadras, de reojo siempre presente la gestión del marcador. Con Llull alejado de su espectacular performance berlinesa y la tremenda lesión de Deck, tras un mate portentoso en transición con asistencia entre las piernas de su compatriota Campazzo. Encontró una vez más el Madrid a su big three: Tavares, Facu, Mario. Su “brate” Musa apareció esta vez con su esperada intensidad atacante (solamente le falta mostrar el mismo carácter bajo el aro propio).
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fe5f%2F239%2Fe39%2Fe5f239e393ab5a12674d0c70eae9c867.jpg)
:format(jpg)/f.elconfidencial.com%2Foriginal%2Fe5f%2F239%2Fe39%2Fe5f239e393ab5a12674d0c70eae9c867.jpg)
Con buen criterio, tuvo claro el coach Mateo que una de las claves sería la defensa a Punter. El canadiense Rathan-Mayes cumplió sobradamente y después tomó su relevo Abalde. Punter terminó con 12 puntos en 28 minutos, pero con la sensación de participar poco. Así que los buenos porcentajes exteriores (y no tan buenos interiores) de Parker o la aportación de Satoransky no fueron suficientes, por poco. El Barcelona transitó casi siempre por debajo y bien pudo llevarse el partido, que lo tuvo incluso en el último intento de un buen tirador, Chimezie Metu.
Expectativas
A partir de ahora el escenario que se plantea para ambos equipos señalará el destino del resto de la temporada europea. No hay urgencias en este momento, el play-off se ubica a apenas una victoria de distancia cuando apenas se ha cubierto la mitad de la fase regular. Pero hay que vencer partidos para perseverar en la batalla.
Son cinco citas durante el mes de enero. Se podría pronosticar un buen retorno de aquí a treinta días. Un tercio de lo que queda. Los dos equipos estarán compitiendo por los play-offs allá por abril, casi seguro, pero de momento están sufriendo más de lo esperado.
No se cansa uno de decirlo. Lo escuché una vez de un superior mío que manifestaba “hay que darle vuelo a cada uno, que pueda desarrollarse y aportar”. No es que él lo aplicase mucho (“haz lo que digo, no lo que hago”, declaraba Séneca). Se necesita ofrecer más valentía. En una fase regular, especialmente. Es necesario desarrollar la potencia emocional de los jugadores, del equipo, consolidar su confianza. Se supone que forman parte de la plantilla porque han demostrado su capacidad. Quien lea esto, puede tal vez aplicarlo a su propio ecosistema laboral, porque todo el mundo conoce lo que sucede en las empresas de puertas para adentro.
Es fácil sucumbir, bajo la presión competitiva, a la tentación de poner siempre a las estrellas. Los que más ganan, de los que más se espera. Sin embargo, llega un día en que alguien pone a jugar a un mozalbete que mostraba calidad y mete el primer triple que tira y se llama Luka Doncic. Aunque esto es como jugar a la mismísima lotería, porque Luka es uno en una vida.
Y el “Clásico” del domingo volvió a ser merengue por tercera vez en la temporada, tras la semi de la Supercopa que abría el curso y el partido de Euroliga liquidado en el Palau tras dos prórrogas. Es fina la línea que separa el éxito del fracaso. Un éxito del Real Madrid de baloncesto para despedir el 2024. Los intangibles se tornan gigantes invisibles y transforman después las opiniones y las decisiones. Así que la crisis toma el puente aéreo y es ahora en Barcelona donde caminan con el ceño fruncido y una mueca de disgusto.