Es noticia
Todos tenemos un pasado o cuando Pau Gasol jugó pachangas en Torrelavega
  1. Deportes
  2. Baloncesto
Historia del deporte español

Todos tenemos un pasado o cuando Pau Gasol jugó pachangas en Torrelavega

Sobre cómo un larguirucho Pau Gasol apareció junto a Juan Carlos Navarro y Felipe Reyes en Cantabria antes de protagonizar una carrera plagada de éxitos, títulos y gloria

Foto: El español ya es uno de los grandes nombres propios de la NBA. (EFE/Phillip Kim)
El español ya es uno de los grandes nombres propios de la NBA. (EFE/Phillip Kim)

Yo a Pau Gasol lo conocí antes que ustedes. A ver, igual algo de trampas hago. Y mi memoria... Pero dejen que me explique. Son varias historias en una, advierto. Leo que Pau Gasol anotó sus primeros puntos en la ACB por mi ciudad. Sí, sí, en esos años locos, Torrelavega tenía equipo de baloncesto allí arriba, y molaba mogollón, y luego se lo llevaron a Santander, y dejo de molar. En fin, que Pau debuta con los grandes en Cáceres, un 17 de enero de 1999, recién cumplida mayoría en DNI. Pero nada, segundines de basura. Donde mete las canastas iniciales (y esto va de meter canastas) fue en el Vicente Trueba, que tiene nombre de Pulga, está por El Zapatón y gastaba hechuras de cancha siempre llena pero con temperaturas algo bajas, porque aquí hay mucha humedad.

Fue en marzo, diez minutos, seis puntos, un triple. El resultado me lo ahorro, porque tampoco somos de poner muchos resultados, y además se perdió... Yo no recuerdo si estaba aquella tarde (o aquel mediodía, la ACB tiene sus horarios) en la grada. Supongo que no, porque tampoco fui a ver tantos partidos, andaba la cosa como para andar ahorrando duros, pero vaya usted a saber. Igual fui testigo, sí. Igual fui testigo. Pero no venía yo a contarles esto, que esto se lo puede contar cualquier tarado de esos que maneja estadísticas en Excel, pensando que son relatos dignos de escribir. No. Lo mío es distinto. Porque yo jugué con Pau Gasol.

placeholder Pau Gasol, historia del deporte mundial. (EFE/Etienne Laurent)
Pau Gasol, historia del deporte mundial. (EFE/Etienne Laurent)

Bueno, tampoco exactamente. Yo jugué después que Pau Gasol. Eso sí es verdad. Y no vean qué bochorno. Fue por 2002. Fue por 2002 porque acabo de buscarlo, ojito, que a mí lo de concretar... Fue por 2002, y la selección española estaba preparándose para el Mundial de Indianápolis. Entrenada por Javier Imbroda, quintos finalmente, superando en el último partido a los anfitriones, que menudo bochorno de verano, tú, el de los anfitriones. En fin. Ah, ganó Yugoslavia. Bodiroga, Stojaković, Divac. Pero sobre todo Bodiroga, porque siempre fui un romántico. Ay, Bodiroga.

El caso es que para preparar todo aquel asunto se celebró el Segundo Memorial Díaz Miguel. Croacia, Lituania, Australia y España (buen cartel, oiga). Y fue en Torrelavega, oh, sí, en Torrelavega, allí, a cinco minutos de Las Torres, donde viví toda la vida, el Vicente Trueba, cien metros en línea recta hasta la Zona de Vinos, que es lo que su propio nombre indica. Me pierdo. El caso es que una marca de refrescos decidió hacer de aquello festividad grande, y organizó un torneo de básquet callejero. Un torneo de básquet callejero, colega, como en las pelis de Spike Lee, como en la intro del Príncipe de Bel-Air. Entre que la inscripción era gratuita, y que te regalaban un balón (un balón, tío), y una botella de litro y medio del refresco patrocinador (cuyo nombre omitiré, por motivos que se verán más adelante) pues... Vamos, que para allá con otros dos colegas, porque calzaba veintiún añitos y menos luces que la Santa María.

El desembarco de las estrellas del futuro

Se lo resumo rápidamente, que todavía no ha salido Gasol. Eran grupos con cuatro equipos, y pasaban los dos primeros a semis, o a cuartos, o vete a saber. Y había pasta allí, en las finales, oh, sí. Nosotros debutamos y la cosa anduvo competida (ejem) pero nos pudo la presión finalmente (ejem) y palmatoria. Mal augurio. Sucede que el segundo partido lo conquistamos por incomparecencia (los otros tres chavales andaban con resaca y no llegaron hasta las pistas) y teníamos opciones, escucha, teníamos opciones para pasar de ronda. Solo había que ganar el último partido.

Y entonces conocí a Pau Gasol. Supongo que fuera por algún acto publicitario, o rollo similar. El caso es que allí aparecieron Pau Gasol, Juan Carlos Navarro y Felipe Reyes. Ojo al asunto... Pau Gasol, Juan Carlos Navarro y Felipe Reyes. En fin. Pau era larguirucho como un domingo sin bicis, y aún no se había puesto tocho en la NBA, así que daba sensaciones raritas. Pero, oye, que hablamos de todo un rookie of the year, así que... Los tíos estaban por allí, los entrevistaron, se pusieron a echar une media pachanga entre ellos (igual había alguien más, no recuerdo), hicieron las clásicas cosas que son fáciles para tipos como ellos (mates, triples) e imposibles para todo el mundo. Ah, Navarro no metió ninguna bomba, porque como jugábamos en una avenida con árboles, pues el balón hubiese tocado ramitas con hojas verdes. Ese tono.

El caso es que allí se montó una locura curiosa, con miles y miles de personas aplaudiendo cual fans de Mötley Crüe (bueno, igual exagero en un par de puntos) durante los diez o quince minutos que duró el asunto. Y luego se piraron otra vez, a hacer sus cosas de estrellas, y toda aquella gente se quedó, por si sucedía algo potente, porque es la hora del vermú, porque tampoco hay nada mejor que hacer. Así que el siguiente tres por tres tuvo más asistencia que muchos partidos del Getafe (que muchas temporadas completas del Getafe).

Y, seguro, ya van viendo por dónde tira el asunto... Lo hicimos fatal. Pero fatal, fatal. Yo casi ni toqué el balón, pese a mis sólidos fundamentos y mi ágil movilidad cerca del aro. Yo casi ni toqué el balón, y mira que me alegro, porque yo con el balón soy como Julio Salinas en un Torneo de Freestyle. Derrota contundente (aunque los árbitros nos robaron, y un par de decisiones técnicas no fueron del todo acertadas) y para casita, que se hace tarde. No pillamos pasta, ningún ojeador pasará informes favorables al cazatalentos de turno. Y todo entre jijís y jajás, porque aquello estaba petao de gente, y porque la exhibición debió ser realmente grotesca. Qué bochorno.

placeholder Gasol se emocionó en la retirada de su dorsal. (EFE/Phillip Kim)
Gasol se emocionó en la retirada de su dorsal. (EFE/Phillip Kim)

Puto Pau Gasol. (Luego cogimos un carrito del Simago y nos llevamos como cincuenta litros de aquel refresco que hacía el patrocinio del torneo, porque conocíamos al pavo que estaba cuidando las cajas y nunca debes desaprovechar oportunidades. Pau saltó a Memphis, nosotros hicimos la fiesta del sunny con naranja aquel sábado. Todos contentos, él con sus premios y yo con más destornilladores que un video de Bricomanía).

Ahora reflexiono y me doy cuenta de la magnitud del tío. De Pau Gasol aclaro, nosotros estamos para el arrastre. Porque le han retirado camiseta en el Staples. Cosa para no creer. Y porque, recuerdo, ha estado ahí más años que Aíto García Reneses (grosso modo), y siempre haciendo cosas de interés. ¿Primer año de universidad? Debuta Pau Gasol. ¿Cuarto año de universidad? Pau Gasol va a la NBA. ¿Otra vez cuarto año de universidad? Pau Gasol es una estrella en Estados Unidos. ¿Aquella mozuca? Medalla de plata en Pekín. ¿Primer libro? Lo de Francia.

La carrera de Gasol ha sido larga, y fructífera. Con latigazos sorprendentes. Cuando parecía muerto y enterrado e hizo la temporada aquella de Chicago. O cuando pasó de Memphis a Los Ángeles, como si Elvis hubiese fundado Guns N' Roses. Por el Misisipi parecía palidecer, estancarse, un pelín aburrido de palmar siempre en primera ronda, lo mismo da que juegues contra San Antonio, contra Phoenix o contra el TDK Manresa. Y entonces se produjo aquello, que es un robo sideral a años vista, y que cambió para siempre la imagen del tipo, y empezó a construirle un legado (lo del Torneo en Torrelavega no fue suficiente). Si hasta tenía barba y se había puesto bien tocho, que yo lo conocí con pelusilla vergonzante sobre el labio superior, marcas de acné y pintas de pegarse golpes con mesas y columnas, todo codos y rodillas.

Y bueno, que ahí lo ves. Rodeado de nombres que dan miedo solo al leerlos (otros, como Shaq, darían miedo también si los tuvieras delante). Puede que sea el asunto más cosa ceremonial que puramente deportiva, y puede que a nosotros nos caiga algo lejos, porque los yanquis manejan estos rollos a la perfección, pero el Viejo Continente tiene ritmos y aires diferenciados. Puede que, pensemos, es solo una teatralización, un festejo, una reunión de viejos alumnos. Solo que no, hombre, que qué narices. Importa, importa muchísimo.

Ahora Pau Gasol es (aún más) una leyenda. Y yo me tomé un montón de destornilladores.

Yo a Pau Gasol lo conocí antes que ustedes. A ver, igual algo de trampas hago. Y mi memoria... Pero dejen que me explique. Son varias historias en una, advierto. Leo que Pau Gasol anotó sus primeros puntos en la ACB por mi ciudad. Sí, sí, en esos años locos, Torrelavega tenía equipo de baloncesto allí arriba, y molaba mogollón, y luego se lo llevaron a Santander, y dejo de molar. En fin, que Pau debuta con los grandes en Cáceres, un 17 de enero de 1999, recién cumplida mayoría en DNI. Pero nada, segundines de basura. Donde mete las canastas iniciales (y esto va de meter canastas) fue en el Vicente Trueba, que tiene nombre de Pulga, está por El Zapatón y gastaba hechuras de cancha siempre llena pero con temperaturas algo bajas, porque aquí hay mucha humedad.

Selección Española de Baloncesto Pau Gasol
El redactor recomienda