¿Cuántas vidas tiene Estudiantes? La decisión de la ACB que lo vuelve a salvar

Siete vidas tiene un gato y tres, mínimo, tiene Estudiantes. La ACB decretó este pasado lunes, tras una Asamblea Extraordinaria con sus 18 equipos presentes, dar por finalizada la temporada regular. Sí habrá lucha por el título entre las 12 primeras formaciones si la competición puede volver a reanudarse en tiempo y forma, pero no descensos a la Leb Oro, segunda categoría. Por lo tanto, el histórico club madrileño, anclado en la última posición de la tabla desde, prácticamente, el inicio de la liga vuelve a salvarse de la quema.

Con esta, son ya tres las veces que la fortuna de los despachos le es favorable en ocho años. Porque la primera vez que el 'Estu' bajó fue en la temporada 2011/2012. De hecho, el equipo estuvo cerca de 40 días descendido, pero luego recuperó su sitio entre los más grandes del baloncesto español al no poder ejecutar Iberostar Canarias el canon obligatorio para jugar en la ACB. Fue el primer milagro. El segundo, en la 2015/2016, cuando perdió el último partido por la salvación frente al Retabec GBC. De nuevo, el dichoso canon -de 3,7 millones de euros por aquel entonces- apareció para destensar la cuerda que le apretaba. Ni Palencia ni Mellia puedieron pagarlo y el conjunto azulón, ya patrocinado por Movistar, mantuvo su plaza.

Esta vez, la tercera, no ha sido debido a circunstancias económicas, sino por una inesperada pandemia. Es cierto que, en condiciones normales, restaban aún 11 jornadas por disputarse, pero el coronavirus le ha evitado el sufrimiento asegurado a una afición que no deja de pasar angustias. La situación es complicada desde hace tiempo y cada año la sombra de la desaparición se cierne sobre el club. Estudiantes pasó por un concurso de acreedores a principios de la década pasada y aún mantiene una deuda elevada de siete millones de euros con Hacienda que le lastra en el plano deportivo.

Durante los últimos veranos incluso se han ido sucediendo varias denuncias por impagos de sus jugadores. Hace unos meses Darío Brizuela, quien era su mejor baloncestista y emblema de la cantera, fue traspadado a Unicaja con la intención de hacer caja, pero su marcha no ha hecho más que agigantar la crisis porque desde entones el club tan solo ha podido sumar dos victorias y se ha desecho de su antiguo entrenador, Aleksandar Dzikiz, en favor de Javier Zamorano, que aunque ha lavado algo la imagen en pista, apenas ha rascado.

Actualmente, Estudiantes, envuelto en un ERTE, está en plena búsqueda de inversores para una ampliación de capital (la tercera también en esta década) que le asegure la continuidad a medio-largo plazo. El club necesita dinero, pero también mantenerse, por eso numerosos fondos desestimaron entrar a formar parte de la entidad cuando vieron su situación en la cancha. Sin embargo, la decisión adoptada este lunes en asamblea le permite respirar y ganar tiempo.

Si bien es cierto que la coyuntura económica actual no es buena debido al desastre sanitario, que el equipo permanezca una temporada más en ACB es el primer paso para ahuyentar fantasmas y encontrar la tan necesitada liquidez. En Leb Oro apenas existen ingresos, por lo que los azulones lo hubieran tenido difícil para seguir resistiendo. Estudiantes no vive, sobrevive... y lo hace una y otra vez, cuando el tiempo apremia y sobre la bocina.