Sergio Olmos, el pívot matemático del Granada que enseña estadística avanzada

"Me gusta bastante programar con R, me parece muy divertido", dice Sergio Olmos (Elda, 1986), jugador de baloncesto y 'data scientist', como se define en su perfil de Linkedin, algo muy poco común en un deportista profesional. El suyo es, quizá, un caso único: ha estudiado matemáticas, economía y estadística y lleva más de una década ganándose la vida en las canchas. En su tiempo libre une lo primero con lo segundo y realiza análisis de estadística avanzada, que desde hace años gana influencia en el estilo de juego en detrimento de la estadística tradicional (puntos, rebotes, asistencias, etc.).

"No conozco a nadie que haya estudiado matemáticas y esté jugando", dice el pívot en una entrevista telefónica con El Confidencial. Olmos juega en el Coviran Granada de la LEB Oro, la segunda categoría del baloncesto masculino español. "Soy profesional del baloncesto, me gano la vida con eso, pero de lo que estoy ganando ahora no voy a poder vivir toda mi vida. Soy consciente de eso y tengo muchas curiosidades. Ya voy hacia el final de mi etapa como jugador y quiero empezar a meter la cabeza en otras cosas que me gustaría explorar. Mientras estoy jugando, esto es lo que me permite el mundo de baloncesto", explica.

Olmos forma parte de la generación que se proclamó campeona de Europa júnior en 2004. Él se quedó fuera de aquel torneo, pero jugó otros junto a Sergio Rodríguez, Carlos Suárez, Xavi Rey o Sergio Llull. Tras pasar por la cantera del Valencia Basket se fue a la Universidad de Temple, donde jugó cuatro años. A su vuelta debutó como profesional en el UB La Palma de LEB Oro. Salvo un breve paso por el Valencia en la ACB, toda su carrera se ha desarrollado en la segunda división del baloncesto español.

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Ahora es más habitual, pero cuando Olmos se fue a estudiar y jugar a Estados Unidos había muy pocos españoles en la NCAA. Su idea era estudiar arquitectura, pero la dificultad para compaginar la carrera con el calendario de competición le llevó a elegir matemáticas. "Cuando comencé estaba convencido de que me iba a dedicar a jugar al baloncesto, no pensé demasiado en la salida laboral. Incluso cuando salí tampoco conocía muy bien todas las opciones que tenía un matemático, pero ha llegado del análisis de datos, el 'big data', y se ha puesto muy de moda. Ahora la carrera tiene una de las notas de corte más altas. Está en auge y las empresas buscan bastante gente con ese perfil. Parece que elegí bien", dice.

Durante los dos últimos años, Olmos ha compaginado su actividad deportiva con su labor como consultor estadístico de una empresa gallega donde realizó las prácticas de un máster en bioestadística y bioinformática. Allí se familiarizó con R, el lenguaje de programación con el que realiza sus análisis. "Originalmente se diseñó solo para estadística y el análisis de datos. Ahora cada vez se usa más. Empezó en el ámbito académico y ahora se usa también cada vez más en las empresas. Es un lenguaje de programación con muchas posibilidades", explica.

En su web no solo comparte sus resultados, también el código. "Me interesa mucho. Y es algo que no se hace. Va saliendo gente que hace sus análisis, pero no suministra ni el código ni cómo lo han calculado. Es un poco secreto. Y a mí me parece algo bueno que se sepa, suministrar herramientas para que todo el mundo pueda hacerlo", dice. Sus dos últimos proyectos son dos paquetes para descargar datos de las web de la Federación Española de Baloncesto y la Euroliga. "Su API es bastante intuitiva. Lo intenté para la ACB y es más difícil. Parece como que no quieren que accedas a los datos. Eso tiene que cambiar. La NBA también tiene muchos datos que no publica, pero hay que mirarla para saber hacia dónde ir".

El uso de la estadística avanzada ha revolucionado el juego en la NBA, donde los especialistas dedicados al análisis de esos datos están muy solicitados. "Ahora todos los equipos de la NBA tienen departamentos estadísticos", señala Olmos, que no descarta explorar esa vía en el futuro. Poco a poco se está generalizando también en el baloncesto europeo, más en la elite que en divisiones inferiores, pero aún lejos de lo que sucede en Estados Unidos. "Aún hay bastante que avanzar", dice Olmos.