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La lección de vida de Ricky Rubio y la promesa cumplida a su madre fallecida
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inaugura una sala para pacientes oncológicos

La lección de vida de Ricky Rubio y la promesa cumplida a su madre fallecida

Ricky Rubio es un paradigma de vitalidad. Un prototipo de cómo hay que reponerse de los golpes que te da la vida, por muy duros que sean, y cómo hay que seguir adelante

Foto: Ricky Rubio apuntando al cielo antes de un partido.
Ricky Rubio apuntando al cielo antes de un partido.

Si no le hubieran elegido como el mejor jugador del Mundial de China de baloncesto seguiría siendo la persona más feliz del mundo. A Ricky Rubio no le cambia un título. Ni un premio como el MVP que llevaba medio escondido en un bolsillo lateral de la mochila cuando bajó del avión en el aeropuerto de Madrid. Otro habría presumido de la heroicidad. Ricky eligió estar en un segundo plano, con otra imagen que también llamó la atención: verle en la pista de aterrizaje con zuecos de andar por casa. Esa personalidad sencilla, serena y con un perfil bajo le hace todavía ser más un ejemplo de cómo debe comportarse una estrella del deporte cuando alcanza la cima. Ricky Rubio cumplió con la promesa que le hizo a su madre (Toma) hace tres años. Después del protocolo de los festejos con las instituciones en Madrid llegó su gran día: la inauguración de una sala de descanso para familiares y pacientes oncológicos en el Hospital Universitario Dexeus de Barcelona.

Ricardo Rubio Vives se siente el hombre más feliz del mundo en las canchas y también fuera de ellas, y más desde este miércoles. Un paradigma de vitalidad. Era el día señalado para que su Fundación, con el objetivo de ayudar a enfermos de cáncer. 'Ricky Rubio Foundation' inagura un espacio para pacientes y sus familiares que lleva el nombre del padre de Víctor Claver. A los dos les une la pérdida de un familiar por esta enfermedad: la madre de Ricky falleció hace tres años por un cáncer de pulmón y el padre de Víctor (Francisco, que fue jugador y entrenador de balonmano) hace ocho años víctima de otro cáncer. "Este sueño es más grande que ganar la Copa del Mundo", dice con una sonrisa Ricky en presencia del doctor Santiago Viteri, oncólogo que trató a su madre.

placeholder Ricky Rubio junto a Víctor Claver en el Hospital Universitario Dexeus de Barcelona (Efe).
Ricky Rubio junto a Víctor Claver en el Hospital Universitario Dexeus de Barcelona (Efe).

Ricky tiene grabado en su memoria cómo su madre un día rompió una campana, en la sala de radioterapia, cuando la estaban tratando en el hospital de Estados Unidos. El espacio abierto en el Hospital Dexeus de Barcelona tiene otro concepto: una sala más agradable y en la que sea posible evadirse o desconectar a través de la lectura, los juegos de mesa, la televisión... Esta es la promesa que le hizo a su madre y que hoy le reconforta. "Eres un hermano", es la frase con la que se dirige Víctor Claver, su compañero en la Selección española. "Somos una familia", es la respuesta de Ricky.

Los valores de un luchador

Su personalidad está marcada por la precocidad con la que debutó en el baloncesto profesional (con apenas 15 años) y el mazazo del fallecimiento de su madre hace tres (con 25). Desde niño ya apuntaba un talento especial y una madurez insultante. Era el chico prodigio del baloncesto, capaz de ganar todos los títulos en Europa y dar el salto a la NBA y la fama. Ricky Rubio nunca se ha salido de un guión modélico. Se le conoce como una persona disciplinada, modesta y apasionada. Un profesional que tiene algo especial, pero que tiene claro cuál es su secreto. "El trabajo gana al talento, si el talento no trabaja lo suficiente", es una de las recomendaciones que da cuando ha tenido que dirigirse a un público de todas las edades en una charla.

Los valores de Ricky Rubio y sus principios son tan fuertes como una personalidad que se define como optimista y vital. El mensaje que reciben los que se sientan a hablar con él y los que han podido asistir a uno de sus coloquios es que el fracaso no existe si lo das todo y te esfuerzas. En cualquier orden de la vida. "Si quieres que algo te salga bien, trabaja y trabaja. Repítelo", dice una persona que transmite calma y con la que es fácil empatizar por su ilusión y ganas de vivir. Un tipo modesto que fuera de las canchas mantiene su privacidad con su novia de Badalona. Se les captó una fotografía de un beso en la celebración del Mundial en La Plaza de Colón y la prensa del corazón ya está buscando la identidad de la mujer. El MVP del Mundial de baloncesto sigue su camino y no para de repetir, para los que le preguntan lo que significa ser el mejor, que el éxito conseguido en China no es solo una lección deportiva sino para la vida en general: "Espero que sirva a mucha gente para superar los baches que hay en la vida".

Si no le hubieran elegido como el mejor jugador del Mundial de China de baloncesto seguiría siendo la persona más feliz del mundo. A Ricky Rubio no le cambia un título. Ni un premio como el MVP que llevaba medio escondido en un bolsillo lateral de la mochila cuando bajó del avión en el aeropuerto de Madrid. Otro habría presumido de la heroicidad. Ricky eligió estar en un segundo plano, con otra imagen que también llamó la atención: verle en la pista de aterrizaje con zuecos de andar por casa. Esa personalidad sencilla, serena y con un perfil bajo le hace todavía ser más un ejemplo de cómo debe comportarse una estrella del deporte cuando alcanza la cima. Ricky Rubio cumplió con la promesa que le hizo a su madre (Toma) hace tres años. Después del protocolo de los festejos con las instituciones en Madrid llegó su gran día: la inauguración de una sala de descanso para familiares y pacientes oncológicos en el Hospital Universitario Dexeus de Barcelona.

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