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España logra una victoria agónica y jugará la final del Mundial 13 años después
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España logra una victoria agónica y jugará la final del Mundial 13 años después

España jugará la segunda final de un Mundial en su historia tras ganar a Australia en un partido que tuvo dos prórrogas y en la que dio una lección de competitividad

Foto: Marc Gasol y Ricky Rubio se abrazan tras la victoria de España ante Australia en la semifinal del Mundial. (Reuters)
Marc Gasol y Ricky Rubio se abrazan tras la victoria de España ante Australia en la semifinal del Mundial. (Reuters)

España jugará la final del Mundial 13 años después tras vencer a Australia por 95-88 en un partido agónico que tuvo dos prórrogas, en el que sufrió como pocas veces lo ha hecho en la última década, las más importante de su historia, pero en el que destacó su mejor característica, esa que le ha llevado a estar un paso del oro: la competitividad. España no es la selección más atlética, nunca lo ha sido. Y ahora tampoco cuenta con el talento ofensivo del que ha disfrutado durante muchos años. Es otra clase de equipo, uno menos brillante, pero igual de grande. El triunfo ante Australia le coloca a un partido de proclamarse campeona del mundo, una opción que parecía imposible hace un par de semanas.

En 2006, España irrumpió en la elite del baloncesto mundial de manera inesperada. Casi nadie al comienzo de aquel campeonato pensaba que pudiera conseguir lo que luego consiguió. Este año la situación era parecida, pero por motivos diferentes. La Selección llegó a China sin muchas de las piezas que le habían convertido en el segundo mejor equipo del mundo por detrás de Estados Unidos, pero ha sabido reinventarse para conseguir un éxito mayúsculo. Quizá el mayor que ha conseguido jamás si se piensa de dónde partía y hasta dónde ha llegado.

La victoria en semifinales aglutina todos los defectos y todas las virtudes de España, el mejor equipo en esconder los primeros y potenciar las segundas. Australia dominó el rebote (57-43) y mandó en el marcador durante todo el partido. Disfrutó de ventajas de diez puntos y, por momentos, llegó a maniatar a una España a la que costó muchísimo anotar. Pero nunca consiguió tumbar a España, como no ha hecho ningún rival en el torneo. La Selección se agarró al partido como quien lucha por su vida y al final le dio la vuelta al duelo y terminó mejor que su rival. Ricky, Gasol y Llull tiraron de España en ataque y Rudy, Ribas y Claver lo sujetaron en defensa.

No hay un equipo que se mueva mejor en el alambre que España, experta en mantener la calma cuando todos se ponen de los nervios. Tras ir todo el partido por detrás, incapaz de frenar a Patty Mills (34 puntos) y Nic Kay (16 puntos), los dos mejores australianos de la semifinal, en el último cuarto acortó las diferencias y se acercó. Lo que había sido un duelo desnivelado se convirtió entonces en un pelea igualadísima en la que cada punto valía oro. Y España fue mejor. Por poco, pero lo suficiente para llevarse la victoria.

A tres minutos del final, España perdía por cinco (65-70). A partir de ahí, Australia solo anotó un punto más: un tiro libre de Mills, que falló el segundo y le dio opción a Ricky Rubio de anotar un triple desde el medio del campo que se salió por poco. El base estuvo de nuevo sobresaliente, con 19 puntos, 12 asistencias y 7 rebotes.

placeholder Marc Gasol fue el máximo anotador de España ante Australia con 33 puntos. (Reuters)
Marc Gasol fue el máximo anotador de España ante Australia con 33 puntos. (Reuters)


El partido de Marc Gasol

En la prórroga, España logró cinco puntos de ventaja, pero la perdió y Mills puso a su equipos dos arriba con dos tiros libres a 14 segundos. El siguiente ataque español acabó en las manos de Marc Gasol, que sacó la falta y anotó sus dos lanzamientos desde la línea de personal para empatar (80-80). El último tiro de Matthew Dellavedova no entró y el encuentro se fue a la segunda prórroga.

Marc Gasol estuvo perfecto desde el tiro libre: 8/8. El pívot, que no había hecho un buen campeonato en ataque ni tampoco una buena primera parte contra Australia, salió transformado en el segundo tiempo. Terminó con 33 puntos, 6 rebotes y 4 asistencias y completó uno de sus mejores partidos con la Selección, si no el mejor. Cuando más lo necesitó España, más le dio Gasol: entre el último cuarto y las dos prórrogas anotó 22 puntos.

Australia se vino abajo en la segunda prórroga. Dos triples de Sergio Llull, que está completando su mejor torneo en su década con la Selección, derribaron a los oceánicos, que pierden de nuevo contra España en un partido decisivo. Ya lo hicieron en 2016 en los Juegos Olímpicos de Río de Janeiro, pero entonces fue en la lucha por el bronce. Aún pueden aspirar a esa medalla en China. España no, España intentará ganar el oro en el mismo pabellón donde en 2008 estuvo a punto de ganar a Estados Unidos en la final olímpica. Han pasado 11 años y solo aguantan tres jugadores, pero el espíritu de aquel equipo sigue intacto.

España jugará la final del Mundial 13 años después tras vencer a Australia por 95-88 en un partido agónico que tuvo dos prórrogas, en el que sufrió como pocas veces lo ha hecho en la última década, las más importante de su historia, pero en el que destacó su mejor característica, esa que le ha llevado a estar un paso del oro: la competitividad. España no es la selección más atlética, nunca lo ha sido. Y ahora tampoco cuenta con el talento ofensivo del que ha disfrutado durante muchos años. Es otra clase de equipo, uno menos brillante, pero igual de grande. El triunfo ante Australia le coloca a un partido de proclamarse campeona del mundo, una opción que parecía imposible hace un par de semanas.

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