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La última canasta de Drazen Petrovic: veinticinco años sin el genio de Sibenik
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UN JUGADOR ADELANTADO A SU TIEMPO

La última canasta de Drazen Petrovic: veinticinco años sin el genio de Sibenik

Drazen Petrovic es un mito del baloncesto mundial que pudo haber llegado aún más alto, pero un trágico accidente de tráfico a los 28 años acabó con su vida

Foto: Drazen Petrovic, en un partido con el Real Madrid.
Drazen Petrovic, en un partido con el Real Madrid.

Drazen Petrovic mira al aro, bota el balón, apunta a canasta y entra limpia. Era un 6 de junio de 1993 y la cara del genio de Sibenik lo decía todo: pese a los 30 puntos conseguidos, no había podido ayudar a Croacia a ganar el pre-europeo de Polonia, perdiendo la final por 90 a 94 ante Eslovenia. Su gesto contrariado, pese a clasificar a su selección al Eurobasket, quedaría para el recuerdo: lo que nadie sabía es que aquel tiro libre sería la última canasta de su carrera deportiva.

La selección croata decidió volar en avión a su país, para prepara el próximo torneo que disputarían en unos días en Múnich, pero Petrovic no quiso viajar con ellos: el escolta decidió hacerlo por coche al día siguiente, viajando junto a su novia y a otra amiga. Esa decisión sería fatal: a la altura de Dankendorf, entre Núremberg y Múnich, un camión iba a perder el control por culpa de la lluvia, invadiendo el sentido contrario y estrellándose contra su coche. Hoy, se cumplen 25 años de su muerte.

Adelantado a su tiempo, Petrovic pronto se convirtió en un mito del baloncesto mundial. Y no solo por ser un jugador con una clase excelsa, una determinación envidiable y una lectura de juego al alcance de muy pocos: si por algo destacaba era por su método de trabajo: todos los días, antes del entrenamiento con los compañeros, realizaba hora y media de trabajo individual; después de la sesión, utilizaba una hora en lanzar 500 tiros a canasta. Su magia era innata; su puntería, puro trabajo.

Sus condiciones de base eran magníficas para ser un brillante jugador, pero su continuo trabajo para seguir mejorando le hicieron ser superlativo, sin duda uno de los mejores de la historia del baloncesto. Con solo 19 años, debutaba en la Cibona de Zagreb y, en su primer año, comandó al equipo a un éxito histórico, ganando Liga, Copa y la primera Copa de Europa de la historia del club. Necesitó menos de una temporada para convertirse en la gran joya del baloncesto europeo.

Tras cuatro años en la Cibona, el conjunto croata levantó ocho títulos y todo el país se había enamorado de un jugador brillante. Fue entonces cuando el Real Madrid, en el verano de 1988, decidió tirar la casa por la ventana para conseguir su fichaje: como le ocurriera en la Cibona, solo necesitó una temporada para confirmar que era un jugador de otro nivel. Llevó al Madrid a ganar la Copa del Rey y la Recopa, en una final histórica en la que anotaría 62 puntos ante el Snadeiro Caserta. Casi nada.

La NBA le abría las puertas

Solo estuvo un año en la casa blanca, pero le sirvió para convertirse en todo un ídolo de la afición. De hecho, ese mismo año daría el salto a la NBA, fichando por los Portland Trail Blazers. Sería uno de los primeros europeos en jugar en Estados Unidos y, sin duda, el primero en convertirse en un mito: su primera temporada fue de adaptación y, a mitad de su segundo año, ficharía por New Jersey Nets: acababa de nacer un nuevo ídolo para la afición norteamericana.

El genio de Sibenik ya brillaba en la NBA, mientras que son su selección también había sido capaz de ganar un Eurobasket (1989), un Mundial (1990) -ambos con Yugoslavia- y una plata olímpica en Barcelona (1992) -ya con Croacia-. Convertido en toda una estrella, sus dos objetivos eran claros: ganar un 'Anillo' de la NBA y conseguir un oro con su nuevo país. Pero la tragedia iba a impedir que Petrovic pudiera cumplir dos de sus deseos más anhelados.

Petrovic había llevado a Croacia al Eurobásket de Múnich, pero su carácter competitivo le impedía estar feliz tras perder la final del pre-europeo. Aquel partido seguía dando vueltas en su cabeza cuando, en lugar de viajar con sus compañeros de equipo en avión a Zagreb, decidió emprender le viaje de vuelta en coche junto a su novia y a una amiga. Un día después de aquel encuentro, la fatalidad iba a cruzarse en su vida de manera mortal.

El 7 de junio de 1993, el coche de Petrovic -que conducía su novia- se encontraba en Dankendorf. La lluvia mojaba el asfalto cuando, de manera inexplicable, un camión perdió el control y chocó frontalmente contra su vehículo, en un brutal golpe en el que el mito croata perdía la vida en el instante. Hoy, se cumplen 25 años de aquel trágico accidente que cortó la carrera de uno de los mejores jugadores de todos los tiempos, de un deportista obsesionado con ser mejor cada día. Un mito inolvidable.

Drazen Petrovic mira al aro, bota el balón, apunta a canasta y entra limpia. Era un 6 de junio de 1993 y la cara del genio de Sibenik lo decía todo: pese a los 30 puntos conseguidos, no había podido ayudar a Croacia a ganar el pre-europeo de Polonia, perdiendo la final por 90 a 94 ante Eslovenia. Su gesto contrariado, pese a clasificar a su selección al Eurobasket, quedaría para el recuerdo: lo que nadie sabía es que aquel tiro libre sería la última canasta de su carrera deportiva.

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