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El bienio fantástico de Anna Cruz, la chica de oro del baloncesto español
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El bienio fantástico de Anna Cruz, la chica de oro del baloncesto español

La jugadora de Badalona, medallista de plata con la selección en los Juegos Olímpicos de Río, luchará a partir del domingo por ganar su segundo anillo de la WNBA

Foto: Cruz (2ª por la izquierda) jugará su segunda final de la WNBA (Foto: David Sherman/Getty/WNBA)
Cruz (2ª por la izquierda) jugará su segunda final de la WNBA (Foto: David Sherman/Getty/WNBA)

Hace poco más de dos años, Anna Cruz consiguió el que hasta entonces era su mayor éxito como deportista. Junto al resto de la selección española se proclamó subcampeona del mundo en el campeonato disputado en Turquía. Ni ella imaginaba entonces que lo mejor estaba por llegar, y además en muy poco tiempo. En dos años, los éxitos se han sucedido en la carrera de la badalonesa, que a partir del domingo, si se lo permiten las molestias físicas que sufre, disputará su segunda final consecutiva de la WNBA.

Para Cruz, los dos últimos años han sido un no parar de éxitos. Comenzó el 5 de octubre de 2014 con la plata mundialista, broche perfecto para un verano en el que había debutado en la WNBA con una gran temporada en New York Liberty. Siguió al año siguiente con su traspaso a Minnesota Lynx, el bronce en el EuroBasket y el anillo, el segundo de una jugadora española en la liga norteamericana. Y ha continuado este año, con el subcampeonato europeo con el Nadezhda Oremburgo, la plata olímpica en Río y su regreso a Minnesota, donde está cerca de ganar otra vez el título.

Pero no se trata solo de los títulos. En este tiempo, Cruz se ha ganado el reconocimiento de todos (compañeras, afición y medios) tanto en Europa como en Estados Unidos. Sus canastas sobre la bocina con la selección española, como la que anotó en los cuartos de final del torneo olímpico, le han dado una fama, justificada, de jugadora determinante en ataque. En la WNBA, en cambio, su papel es más defensivo, pero no menos apreciado. "Agradezco que la gente aquí valore los intangibles y el trabajo sucio, eso demuestra que entienden de baloncesto. Hay muchas cosas que no se reflejan en la estadística, pero son tan importantes como el meter puntos", explicó en declaraciones a la web de la ACB.

Antes de la final del año pasado, Cruz contó a este periódico que jugar en Minnesota Lynx era un tren que no podía dejar pasar. En principio su plan era no volver a la WNBA después del EuroBasket 2015, pero traspaso hizo que cambiara de idea, y en solo unos meses acabó ganando el título. "Para mí era irrechazable. Habría sido una estupidez desaprovechar la oportunidad de estar en uno de los mejores equipos de la WNBA", dijo.

Foto: Las jugadoras españolas celebran la victoria (Reuters)

El año pasado jugó más de la mitad de la temporada, pero este verano decidió centrarse en la selección (Preolímpico y Juegos Olímpicos). Su fichaje se anunció el 25 de agosto, 5 días después de la final olímpica, y su debut fue el 4 de septiembre, dos semanas antes del final de la temporada regular. Para entonces, las Lynx luchaban con Los Angeles Sparks, que será su rival en la final que empieza el domingo, por conseguir la mejor marca y asegurarse así la ventaja de campo en todos los 'playoffs', incluida la final.

Minnesota Lynx ha dominado la WNBA en los últimos años. De las últimas seis finales, contando la de este año, ha jugado cinco y ha ganado tres (2011, 2013 y 2015). Tiene una de las plantillas más completas de la liga, con jugadoras como Maya Moore, Seimone Augustus, Lindsey Whalen y Sylvia Fowles, todas medallistas de oro con Estados Unidos en Río. Ese enorme portencial salió a relucir en semifinales con una clara victoria por 3-0 ante Phoenix Mercury, equipo de otras dos campeonas olímpicas, Diana Taurasi y Brittney Griner, y de la española Marta Xargay. Minnesota pasó por encima de su rival y se clasificó para la final, que se jugará al mejor de 5 partidos, los dos primeros en Mineápolis, los dos siguientes en Los Ángeles y el quinto otra vez Mineápolis.

Hace poco más de dos años, Anna Cruz consiguió el que hasta entonces era su mayor éxito como deportista. Junto al resto de la selección española se proclamó subcampeona del mundo en el campeonato disputado en Turquía. Ni ella imaginaba entonces que lo mejor estaba por llegar, y además en muy poco tiempo. En dos años, los éxitos se han sucedido en la carrera de la badalonesa, que a partir del domingo, si se lo permiten las molestias físicas que sufre, disputará su segunda final consecutiva de la WNBA.

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