Nocioni se luce en Kaunas para ponerle al Madrid la Euroliga más sencilla

El camino del Real Madrid en la Euroliga no está siendo un parque recreativo sino el túnel del terror. Acumula sustos, sueños y problemas, aunque a duras penas va a sacando la labor adelante. El campeón de Europa no quiere descolgarse, y por eso llegó a Kaunas con el peso de la responsabilidad de quien tiene mucho que perder. Porque las cuentas blancas solo salían si se ganaba en Lituania, el más sencillo de las cuatro visitas que les quedaban en este top-16.

Lo consiguieron, sí, trabajando como chinos y ajustando en el descanso el equipo, reconociendo que por la línea de la primera parte solo les esperaba el fracaso. Es cierto que los de Laso juegan este tipo de partidos con una ventaja, saben que el banquillo funciona y que en las segundas partes esa variedad significa más energía. El quintento del Zalgiris puede hacerle partido al Madrid, los suplentes lo tienen casi imposible.

El Madrid se encontró con sus nervios en los primeros compases del partido. La demostración más clara fue Ayón, que comenzó fallando seis de sus ocho primeros tiros desde la pintura. Los bases le buscaban, proque su poderío físico, sobre el papel, era demasiado para los pívots lituanos, pero esa fórmula no funcionaba bien, porque el mexicano no concretaba como suele hacerlo habitualmente. En todo el partido peleó, reboteó y defendió, pero fue un día de niebla ante el aro visitante.

La ventaja para los blancos es que con tanto equipo es difícil que no haya algún soldado que acuda al rescate de la torpeza de sus compañeros. El ejemplo ayer fue KC Rivers, que llegó del Bayern a mitad de temporada como reconocimiento del error de haberle dejado ir en verano. El americano es un zurdo elegante, con gran dominio del balóny un tiro preciso. Se disparó pronto a los 14 puntos y mantuvo a su equipo en juego siempre, pues el mayor peligro era que los lituanos se lo creyesen.

En la segunda parte, cuando el Madrid asestó su golpe definitivo, fue Andrés Nocioni el que apareció como protagonista. No es titular pero en los momentos calientes suele estar sobre el parquet. El argentino, que estaba mal en el tiro de dos, encontró desde la línea de tres el recurso perfecto para alejar a los rivales. Los cuatro primeros que intentó fueron dentro, y cuando había algún balón suelto, y como es costumbre en él, luchaba como un gladiador por cogerlo. Hacer de la voluntad una rutina es una de las bases del baloncesto del argentino.

No son las estrellas más brillantes del plantel, pero son jugadores que tendrían sitio en cualquier equipo de Europa. La base del éxito del Madrid está, sí, en los Llull, Sergio o Felipe, pero sin los especialistas secundarios nada sería posible.

La sexta victoria blanca es un muy buen síntoma en el camino para la Euroliga. Después de una primera fase de infarto en esta segunda parecen estar haciendo las cosas mejor, pero aún quedan tres puertos de montaña por delante: las visitas a Barcelona, Vitoria y Atenias.