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José Luis Sáez: "La Euroliga ha fracasado en su gestión, no crece"
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José Luis Sáez: "La Euroliga ha fracasado en su gestión, no crece"

El presidente de la FEB habla en su condición de miembro del Central Board de la FIBA sobre el conflicto de la federación internacional con la Euroliga por el control de las competiciones de clubes

Foto: "Euroliga ha fracasado en su concepto de gestión", afirma Sáez (Efe)
"Euroliga ha fracasado en su concepto de gestión", afirma Sáez (Efe)

Aunque el verano la haya atemperado, la lucha entre la Euroliga y la FIBA por el control de las competiciones de clubes sigue en marcha. En otoño tendrá que haber una solución al conflicto que amenaza con romper otra vez el baloncesto europeo de clubes. FIBA anunció la creación de una competición de segundo nivel y trabaja para poner en marcha otra al máximo en 2016. De fondo, el nuevo calendario que entrará en vigor en 2017 y que es el origen de todo el problema.

José Luis Sáez no descarta que los clubes sigan siendo los propietarios mayoritarios de la nueva competición, condición que Jordi Bertomeu, consejero delegado de la Euroliga calificó de "línea roja" en una entrevista en El Confidencial. El presidente de la Federación Española de Baloncesto habla en su condición de miembro del Central Board y del Comité Ejecutivo de la FIBA y es muy crítico con la gestión de la máxima competición de clubes durante los últimos 15 años. Aunque la Euroliga emplazó a la FIBA a hablar en noviembre, Sáez pone el mes de octubre como límite. "Y si no hemos llegado a un acuerdo, cada uno tirará por donde tenga que tirar".

Pregunta: ¿Va a ver una competición en Europa al máximo nivel organizada por FIBA a partir de 2016?

Respuesta: Ese es el objetivo absoluto de FIBA. Lo tiene claro. Y nos gustaría que más que dos competiciones hubiera una que englobara todos los conceptos, desde los actuales a otros más amplios, que es de donde viene esta inquietud que tiene FIBA, que no tiene una obsesión por coger una parcela, sino que quiere hacer un desarrollo global de un sector que en este momento no crece. Es preocupante ese no desarrollo.

P.: ¿Pero no crece ahora o desde hace unos años? ¿Por qué ha intensificado FIBA sus movimientos en los últimos meses?

R.: FIBA empieza un proceso de transformación hace cinco años, con una nueva generación de dirigentes y proyectos. Ahora se trata de cómo podemos desarrollar un producto que sea potente. La situación actual es preocupante. En los últimos 15 años, que son los que ha gestionado la Euroliga, todo aquello en los que se basaban –que iba a ser una revolución, un nuevo sistema de competición, tema económico...– no sólo no ha crecido, sino que ha decrecido, algo incomprensible cuando tienes las mejores marcas del mundo.

Este es un proyecto en el que se ha hablado con todos los agentes que intervienen. No se quiere romper con la participación de los clubes, no solamente como propietarios, sino también en la toma de decisiones. Se quiere fomentar un paraguas más extenso en el que puedan estar dentro los que están fuera. ¿Podría en un momento dado introducirse la Euroliga y ser un apoyo para el desarrollo en Europa? En eso estamos. Se ha conseguido que NBA participe en los órganos de dirección de FIBA. Ese nivel de convivencia es necesario.

P.: Jordi Bertomeu afirmó que la propiedad de la competición por parte de los clubes es una línea roja. Usted dice que FIBA no descarta que los clubes mantengan esa propiedad. ¿Qué formula manejan?

R.: No se ha descartado nunca. Hay varias fórmulas. La línea roja que tiene ahora la competición europea es la que ha puesto el señor Bertomeu, que es que esta Euroliga no crece, sino decrece. Y eso, con las mejores marcas mundiales, significa un fracaso en su concepto de gestión. Esa es la línea roja. No se puede hablar de modernidad y macrocifras cuando están hipotecados, porque los contratos que tienen con esponsors son algunos de hasta 10 años. Su presupuesto es de 27 millones. Eso son hechos. Al señor Bertomeu nunca le ha preocupado el sector, y a las pruebas me remito. En todos los conflictos que ha habido últimamente en el baloncesto, europeo y español, la única persona que ha estado en todos ha sido Jordi Bertomeu. El método de la Euroliga ha dañado a las ligas nacionales. El señor Bertomeu, en 15 años de gestión, lo que puede poner sobre la mesa son nueve sistemas diferentes de competición.

¿Qué le está pasando a los clubes? Ese ha sido el gran error de FIBA en los últimos años. Ha tenido olvidado ese sector. ¿Pero en qué se basan los grandes clubes de los que habla Bertomeu? ¿En el negocio? ¿En un nicho económico potente? ¿O seguimos en el paraguas de un mecenazgo por parte de los clubes (de fútbol), de instituciones y mecenas indivduales? ¿De qué modelo de negocio profesional se puede hacer balance en estos 15 años? No lo hay.

P.: Ha dado un rodeo. La pregunta era concreta.

R.: No, te la he contestado. La propiedad es un tema en el que la FIBA siempre ha estado dispuesta a hablar.

P.: Pero estar dispuesta a hablar es diferente de hacer una propuesta concreta.

R.: No, se ha hecho una propuesta concreta de participación.

P.: ¿Cuál? ¿Seguirían siendo los dueños mayoritarios de la competición?

R.: Sí, pueden ser dueños mayoritarios. Hay un tema clave: que aquí pueden llegar también otros agentes que a los clubes les pueden resultar muy importantes y muy interesantes, que son los que pueden hacer una inversión para un crecimiento exponencial del tema económico. Estamos haciendo planteamientos en los que la propiedad de la competición y la autonomía en determinada gestión están salvaguardadas.

Los clubes pueden seguir siendo dueños mayoritarios

P.: Desde FIBA se ha criticado el formato de la Euroliga, que es una competición semicerrada, pero el formato propuesto por FIBA contempla ocho equipos fijos. ¿No es contradictorio?

R.: Estamos buscando conjugar la situación actual con otra de futuro. Para ponerla en desarrollo nos basamos en aquellos clubes que por su proyección pueden estar en la competición. No existe contradicción en que todo el sistema que se pueda estar creando alrededor sea un sistema que permita la aparición de nuevos clubes y que tangamos la garantía que los que ya son una potencia puedan seguir estando y se sientan cómodos. Necesitamos puntos de referencia para los que quieran hacer una inversión. Estoy hablando de un crecimiento exponencial en ocho o diez años que multiplicaría los ingresos, mínimo, por cinco. Por eso se pretende tener un núcleo fijo de equipos.

P.: Habla de referentes, equipos, fijos. Como las licencias en la Euroliga.

R.: Yo de licencias no he hablado.

P.: Pero el concepto es similar. Le pregunto lo mismo que a Bertomeu: ¿una competición al máximo nivel es inviable sin esos ocho o diez equipos?

R.: Hay dos partes: el presente y el futuro. En el futuro lo que queremos es tener a estos ocho y a muchas más estructuras potentes. Estos estaban hace 25 años y siguen liderando. Con ellos se puede andar para construir un proyecto muchísimo más grande. Necesitamos la unión de marcas. Con lo que se está trabajando ahora, los clubes están viendo que su beneficio no sale perjudicado, que puede ser mayor en el futuro y que el sector puede crecer. Intentamos aunar en un paraguas a todos los agentes. Lo hemos conseguido con alguien tan potente como la NBA, ya ha habido un acuerdo con la ULEB. Y queremos que estén los clubes. Ojalá que sea de la mano de un acuerdo con Euroliga, que tendría que ser en octubre, porque no vamos a estar con mecanismos dilatorios. Si nos sale bien, estaremos muy contentos. Si nos sale mal, me da la sensación de que será muy negativo para el futuro del baloncesto. Están entrando todos en el concepto global de convivencia excepto una asociación que me da que va más por circunstancias personales que de gestión empresarial.

P.: ¿A qué se refiere con cuestiones personales?

R.: Que es más de personas que de instituciones. En este momento estamos obligados en la FIBA a no hablar como Patrick Baumann o José Luis Sáez, sino como FIBA. La Euroliga no puede hablar como Jordi Bertomeu, sino como competición para el desarrollo máximo de los clubes de élite.

P.: Hablaba del mes de octubre. Euroliga emplazó a FIBA a hablar a partir de noviembre. Las dos partes coinciden en que hay que llegar a un acuerdo porque el nuevo calendario está cerca. ¿La única opción de acuerdo es que Euroliga acepte ese calendario? Utilizando sus palabras: ¿sólo vale que Euroliga entre bajo ese paraguas?

R.: Vamos a luchar porque así sea. Ya nos conocemos, no será la primera vez que nos sentemos en una mesa con Jordi Bertomeu. ¿Noviembre? ¿Por qué noviembre? No, vamos a hacerlo en octubre. Y si no hemos llegado a un acuerdo, cada uno tirará por donde tenga que tirar. La diferencia entre Euroliga y nosotros es que nosotros vemos todo lo que ocurre en el mundo y Euroliga normalmente lo que hace es tomar decisiones y después que los demás arreglen sus problemas.

No tengo nada contra el señor Bertomeu, pero tenemos nuestras diferencias. Si me dice que en 15 años han crecido, yo le digo a usted que han decrecido. Si me dicen que han mejorado la audiencia, yo le digo que desconozco ese dato y no le doy credibilidad en tanto en cuanto no sé de qué audiencia estamos hablando.

P.: La NBA apoya el proyecto de FIBA y Euroliga se queja de que el trato que recibe NBA es muy diferente al que recibe ella.

R.: La NBA no tiene nada que ver con ninguna liga; un contrato de un jugador es el presupuesto de la Euroliga. No nos metamos en análisis comparativos. El proyecto afecta a las federaciones, a las ligas nacionales, a la Euroliga y se desarrolla por parte de FIBA. Ahora mismo, los lazos con NBA son muy estrechos, pero no va a entrar en ninguna pelea ni conflicto institucional. No se va a poner de parte de nadie. Le gustaría que cuando no haya conflicto trabajáramos todos juntos. Y por ahora veo que los únicos que no están en esa disposición es la Euroliga.

P.: ¿Sigue pensando FIBA que el sistema de ventanas va a ser beneficioso?

R.: El señor Parker (Tony Parker, jugador francés de los San Antonio Spurs) va a jugar este año su primer partido oficial en casa. Me dirán siempre lo mismo: los NBA no van a jugar. Pero la sensación que se tiene en muchos países es la de no haber visto a sus jugadores, excepto en aquellos, como nosotros, que hemos tenido la suerte de organizar eventos internacionales.

P.: Un ejemplo: 2017, España juega en la ventana de marzo contra un rival seguramente bastante inferior y sin los hermanos Gasol, Ricky Rubio, Calderón y alguno más que pueda estar en la NBA. Las selecciones volverían a jugar en casa, pero ¿valdría la pena?

R.: Sí. Y vale la pena también porque creo que van a surgir nuevos talentos. Tenemos muchos jugadores ocultos y muchos jugadores que terminan de formarse tarde. En las selecciones de formación veo jugadores que me causa extrañeza que no jueguen en ACB. Esa es mi opinión: jugadores de la sub-20 tienen la calidad suficiente para jugar en la ACB. Hay jugadores que pueden ser una referencia y estar jugando al máximo nivel competitivo en esas ventanas.

Aunque el verano la haya atemperado, la lucha entre la Euroliga y la FIBA por el control de las competiciones de clubes sigue en marcha. En otoño tendrá que haber una solución al conflicto que amenaza con romper otra vez el baloncesto europeo de clubes. FIBA anunció la creación de una competición de segundo nivel y trabaja para poner en marcha otra al máximo en 2016. De fondo, el nuevo calendario que entrará en vigor en 2017 y que es el origen de todo el problema.

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