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España se crece ante EEUU y demuestra que es la mejor selección del mundo FIBA
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digna derrota en la final del mundial (64-77)

España se crece ante EEUU y demuestra que es la mejor selección del mundo FIBA

Ya habían hecho historia. Había que divertirse y perder con dignidad. Y así fue. Una plata para la historia de un grupo que se ha reservado un hueco en la eternidad 

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Sólo habían perdido un partido en 20 añosy era muy difícil que la omnipotente Estados Unidos volviera a repetir el desliz de las semifinales del Mundial de 2006. El elenco de estrellas de la WNBA no dio opción a España y se colgó su novena medalla de oro en unos Mundiales. El 'Star Spangled Banner' retumbó en el Fenerbahçe Arena como estaba previsto para rendir homenaje a un equipo supremo.Pese a la derrota, la estética se cuidó (64-77) y las artífices de la gesta acabaron reunidas en el centro de la pista gritando con rabia: “ES-PA-ÑA”. No era para menos. El objetivo estaba cumplido antes del salto inicial y España salióal parqué dispuesta a disfrutar de un partido de leyenda. Eran las campeonas del baloncesto FIBA y estar el 5 de octubre en la final del Mundial era una experiencia con la que cubrir horas de vejez. Un recuerdo indeleble en la memoria de todos. Son inmensas y, sobre todo, son Historia.

“Si quieren el oro que se lo ganen”, repetía con la vehemencia que le caracteriza el seleccionador español Lucas Mondelo en la sesión de tiro matutina previa a la final. Y lo ganaron porque están a otro nivel. Desde que el italiano Roberto Chiari lanzó el balón al aire, la intensidad de las emociones vividas en las últimas 24 horas dejó en un segundo plano a la competición, el duelo ante el mejor equipo de chicas que hoy por hoy puede verse sobre una cancha de balonesto. Mientras las caras de la españolas lucían con el brillo que inunda el rostro de un niño en el día de Reyes, las yanquis salieron en tromba y no se dejaron intimidar por un escenario familiar para ellas. Un vendaval inabordable que pronto puso tierra de por medio entre los dos equipos. A la asfixiante defensa sobre balón se unió la espectacular inspiración de cara al aro.

Con Maya Moore como brazo ejecutor (18 puntos, 11 en el primer cuarto), el combinado dirigido por el italo-americano Geno Auriemma, técnico de la Universidad de Connecticut con quien ha conseguido nueve títulos de la NCAA, no dejó rincón desde el que perforar la red rival. A sus 25 años, la ex del desaparecido Ros Casares ostenta la distinción de mejor jugadora del planeta. Con dos títulos de la WNBA a sus espaldas (2011 y 2013), la alero de las Minnesota Lynx se convirtió este mes de agosto en la tercera jugadora en la historia de la WNBA en ser nombrada MVP (23,9 puntos, 8,1 rebotes y 3,4 asistencias), MVP de las Finales (2013) y Novata del año (2011), sólo por detrás de su compañera de selección Diana Taurasi y Tamika Catchings, otro mito viviente del baloncesto norteamericano.

28 puntos (12/17 en tiros de campo) en el primer cuarto supusieron una carta de presentación de lo más pomposo. Suficiente para comer la moral a cualquiera. El extraordinario control de la situación chocaba con las imprecisiones de las españolas, aturdidas ante semejante hostigamiento. Gobernadas por la anarquía y con la pizarra guardada en la taquilla, se trataba de divertirse al tiempo que se vigilaba el orgullo y el coraje que siempre ha definido a un grupo que tiene en el compromiso y la solidaridad sus señas de identidad (17-28, minuto 10).

El ciclón americano no daba un respiro y seguía azotando Estambul con una virulencia descomunal. Desde el muro interior que forman Tina Charles y Brittney Griner al interminable repertorio de fundamentos que atesoran las exteriores, posiciones donde se aglutinan los mayores talentos puros del baloncesto femenino mundial. Al margen de Moore y Taurasi, las Bird, Augustus, Whalen y humanizan gestos, maniobras y tiros inalcanzables para el común de los mortales. Pese al abuso, no levantan el pie del acelerador. Arrollar y aplastar al adversario es la mejor forma que tienen de rendirle sus debidos respetos. No es el rebote (faceta que correspondió a las españolas 42-40), es un cúmulo de factores que las hacen inaccesibles.

España anotaba con más inercia que orden. Porque, aunque suene extraño, en el frenesí estadounidense también hay lugar para pequeñas concesiones (29-48, minuto 20). Un tapón de Sancho Lyttle (16 puntos y 11 rebotes), una defensa llena de descaro de Torrens a Taurasi, el gesto de rabia de Laura Nicholls (11 rebotes)… Con la victoria en una jaula rodeada de leones hambrientos, la actitud de las españolas cambió al regreso de vestuarios. Lo peor había pasado. Las constantes estaban estabilizadas. Sólo había que creer para tratar de recortar las distancias y recoger la primera plata mundialista de la historia con la mejor cara posible. Porque si algo tiene este equipo es orgullo y carácter. El mismo que demostró una pretoriana como Laura Nicholls cuando no se amilanó ante Griner, la mujer de los mates en partidos oficiales, tratando de decirle que al otro lado del charco también la saben meter.

De alguna manera, España debía justificar la admiración generada después de solventar sus compromisos ante Japón,campeón deAsia, Brasil, República Checa (subcampeona mundial en 2010) y Chinacon contundencia (72,2 puntos a favor y 52 en contra). Y ese momento llegó. Las risas en el banquillo coincidieron con el despertar de una Alba Torrens, segunda máxima anotadora del campeonato, que se había quedado muda. 10 puntos (los únicos que consiguió en el choque)casi consecutivos de la alero del Galatasaray salpimentaron unos compases de un cuerpo a cuerpo donde la insolencia y el descaro de apoderaron del ambiente (48-67, minuto 30). España empataba el parcial (19-19) y dejaba claro que no iba dejar de pelear hasta el final.

El último acto supuso una lucha contra uno mismo. España había tocado techo y trataba de no desmoronarse y mantener el tipo con la mayor dignidad posible. En un campeonato comprimido, que les ha llevado a jugar seis partidos en nueve días y una rotación estrecha, excesivamente dependiente de la aportación en la pintura de Sancho Lyttle y Alba Torrens, el físico apuraba sus últimos cartuchos. Pero quedaba la garra,el coraje y una fe inquebrantable en sus posibilidades. En un encomiable arreón final, el grupo de amigas que se conjuró certificar su viaje a la eternidad ganó el último parcial (16-10), redujo distancias e hizo partícipe a todas sus integrantes de la proeza. Estados Unidos registraba su peor anotación del campeonato (82 ante Australia en semifinales) en un intento por reconocer el valorde lamejor generación que ha parido nuestro baloncesto.Además de la plata con un delicioso sabor de oro asegurada, fue un dulce colofóncon el que cerrar nueve días históricos.

Ficha técnica

64 - España (17+12+19+16): Nicholls (10), Torrens (10), Palau (6), Xargay (2) y Lyttle (16) -cinco inicial-, Domínguez (6), Martínez, Gil, Romero, Rodríguez (3), Pascua y Cruz (11).

77 - Estados Unidos (28+20+19+10): Bird, Moore (18), Taurasi (6), Charles (10) y Griner (11) -cinco inicial-, Whalen (12), Augustus (10), McCoughtry (2), Sims, Stewart, Dupree (6) y Ogwumike (2).

Árbitros: Roberto Chiari (ITA), Jasmina Juras (SRB) y Karen Lasuik (CAN). Sin eliminadas.

Incidencias: Partido correspondiente a la final del campeonato del Mundo Turquía 2014 disputado en el Fenerbahçe Arena de Estambul ante unos 5.600 espectadores.

Sólo habían perdido un partido en 20 añosy era muy difícil que la omnipotente Estados Unidos volviera a repetir el desliz de las semifinales del Mundial de 2006. El elenco de estrellas de la WNBA no dio opción a España y se colgó su novena medalla de oro en unos Mundiales. El 'Star Spangled Banner' retumbó en el Fenerbahçe Arena como estaba previsto para rendir homenaje a un equipo supremo.Pese a la derrota, la estética se cuidó (64-77) y las artífices de la gesta acabaron reunidas en el centro de la pista gritando con rabia: “ES-PA-ÑA”. No era para menos. El objetivo estaba cumplido antes del salto inicial y España salióal parqué dispuesta a disfrutar de un partido de leyenda. Eran las campeonas del baloncesto FIBA y estar el 5 de octubre en la final del Mundial era una experiencia con la que cubrir horas de vejez. Un recuerdo indeleble en la memoria de todos. Son inmensas y, sobre todo, son Historia.

Alba Torrens Sancho Lyttle
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